miércoles, 18 de febrero de 2009

Perturbado...

Perturbado por el roce del aire en un beso soplado, de tu mano desprendido en eternas despedidas que corroen las distancias y acercan nuestros cuerpos y destinos. De esos que nacen de la mano del cariño y crecen buscando que el aire se caliente y llegue tibio a mis manos.

Perturbado por la noche, por tu esencia, por lo delicioso de tu sabor, tu roce y tu textura. Con la cabeza clavada en la noche tibia y mis manos recién sensibilizadas a tu piel. Justo en el canal exacto donde tus labios sintonizan mis caricias y ejecutamos sincronizados un te quiero sin palabras.

Perturbado por la escacez de palabras para aclarar la mente, la garganta y el pecho. Perturbado por que hoy sólo puedo decirte, te quiero.

lunes, 16 de febrero de 2009

Déjame llevar el control...

Déjame llevar el control, relaja la espalda, el hombro y la mirada. Déjate guiar con esta canción, con la mano en la piel que te pide y en el abrazo que presientes. Baila al compás de mi mirada, de tus sombras y pensamientos turbios.

Desnuda las ideas y las tensiones, déjame tararear el ritmo de un te quiero cercano al oído y aún así pegado al corazón. Déjame reencontrate en tu pequeño rincón, quiero dejarte olvidando el mundo, al resto y memorizando el olor, las ideas y mi tacto.

Aliviando el peso de tus ropas, haciendo que la gravedad logre mi sonrisa, dejaré caer lo que estorba, lo que me separa de la música de tu pulso acelerado. Al ritmo de esa canción cantada a tu piel, voy a dejarte ver lo que siento, sentir lo que quiero y querer lo que deseo.

Déjame llevar el ritmo, y escuchar en tu pecho esa canción, que repiquetea y replico cercana mi boca a tu boca. Déjame bailar a tu lado esta pieza, que no acaba hasta que mi pecho se seca; que no acaba hasta que tu cuerpo exhausto y mi piel desvanezcan, que no acaba en mi cabeza y continuo tarareando un te quiero cercano a mi interior.

sábado, 14 de febrero de 2009

Sobre las nubes...

Con el cansancio al tope de las ideas, al filo del asiento antes del despegue, entre el silencio y el zumbar de las turbinas que no para de recordarte lejana. Pasa inadvertida la noche y el recuerdo invasor de mi calma; pasan las horas y de mi mente no escapas.

Dispersa mi mirada observa, como cambia la luz del día, de combustible, de pasajeros y tú continúas tranquila. Inmóvil... ganas de cerrar los ojos y no verte en las sombras de mi cabeza loca y tus ojos grandes a la espera.

Bonita, cómo la noche mientras se navega sobre nubes oscuras dispuestas a cobijar al mundo, mis recuerdos, tus disgustos... bonita, te recuerdo entre el fío y las distancias de una noche larga y el retorno presagiado por el firmamento que por la ventana veo, de lado a lado de horizonte al viento.

lunes, 2 de febrero de 2009

Con la cara empapada...

Con la cara empapada en sudor, despertando a media noche, o media vida. Donde se encuentran los miedos y las miradas rebuscando la salvedad del cuarto oscuro, entre las sábanas tibias y la hora fría. Nada. Nada fuera de lugar, todo en el mismo caos aleatorio que da seguridad.

Con el pulso descarriado y el recuerdo del pánico vivido, de lo que se despide y regresa. De esos miedos que se sienten delgados y filosos, que se alejan únicamente para volver, de esos miedos que nos dejan buscando un poco de luz del otro lado.

Soñaba con tu cara, la mirada, tu olor, siempre ese olor hipnótico que se preocupa por llegar a mi cuando menos me lo espero. Soñaba con un discurso sin palabras, con el cielo gris y la tormenta ahogando cualquier aire de oportunidad, quería llevarte conmigo, pero no iba a ninguna parte.

No te preocupes por mi, te decía, las ilusiones se van pero siempre estoy esperando, que algo siga cambiando, que algo en mi siga soñando. No te preocupes por mi, me decías, quiero dejarte bien claro que nada cambia, por que nunca nada hubo, por que nada nunca soñaste, sigues despierto y yo sigo en la realidad muy distante.

Te quiero, decía mientras permanecía perturbado y desteñido. La lluvia me deslavaba la silueta, la sonrisa y me ahogaba con la sensación de no poder hablar, o de haberlo dicho en tonos mudos. Te quiero me dijiste, mientras tu mano tocaba mi mejilla, cómo antes, y cómo antes mi cara contra ella retorcía.

La lluvia se llevaba las sombras, las tintas, las palabras... quedaban los pasados incorrectos, mis errores más constantes, mis fallas, nuestros males. Éramos manchas en charcos de mis carencias.

De nuevo en el cuarto, de nuevo en las sombras, recobraba el aliento, deteniéndome el pecho esperando no se hiciera agua, resguardando el aliento, limitando el suspiro, aliviado de que fuese un sueño, pero realmente triste de leer entrelíneas... hasta mi inconsciente te sabe herida.

domingo, 1 de febrero de 2009

...conviendría quedar callado.

Por que te puedo agradecer cada segundo antes vivido, cada trago, cada vez de haberte encontrado entre mi piel y mi pluma por destino. Por que lo que siento me sostiene, me aleja, me limita y me permite quererte hasta que se vuelve prohibido.

Estas son mis credenciales: complejo, barado, fugaz y pasajero, con ganas de cambiarte un poco, con ganas de que me cambies la vida, con ganas de quedarme pero prefiero encontrarte adelante, cuando puedas, cuando nada nos detenga de lo eterno.

Me gustaría perder, borrarme en un santiamén, dejar de querer y no poder. Pero las palabras sirven para muy poco, cuando se trata del ayer, de las pocas cosas por hacer.

Pero te sigo agradeciendo, el haberme dejado sentir, desear y soñar. Estas son mis credenciales, mis palabras finales o iniciales, sigo sin conocer males que duren más que yo... Y prefiero escribir cuando convendría quedar callado.