sábado, 27 de diciembre de 2008

Cansado...

Cansado de la desintoxicación involuntaria que acarrea el no encontrarte, del torcer el cuello de las hojas entre mis manos desesperadas, del intentar beberte en cada trago de agua y no saciar mi sed.

Te escribo con la más plena intención de hacer señales de humo, de llamar tu atención. Describo cada letra como la última y la primera, sigo encantado soñando con el primer beso, con el primer chispazo que no puede negarse sin dudarse.

Quiero que prestes memoria, a la atención adecuada, a verte sonreír, a dormir desvelada; a las caricias, a las mordidas, a la vida misma comiendo de nuestras palmas. A cerrar el mundo en un cuarto, donde nada existe más allá de tus brazos, de tu boca, y de los buenos momentos sin hablarnos.

Cansado de la desintoxicación no deseada por tus distancias mentales, que perturban mis noches, que alimentan mis plumas y sus sueños fugaces. Quiero recuerdes lo bueno, hagámoslo eterno y aprendamos de los males; robemos al tiempo segundos, a tu sonrisa momentos, a mi alma intentos y al cariño que te tengo... paciencia, como la del que vacía en gotero los mares.

sábado, 20 de diciembre de 2008

En la playa...

Con las manos alargadas en tus playas finas, y tus caricias costeñas, aletargo la piel medio dormida que recarga su desidia en mi pecho, y espero que el tiempo funda tu arena con mi piel.

Ahora que sé que las olas reclaman tu destino, y el precio costará el sueño de lo divino, me arriesgo a traspasar terrenos perdidos, peleados por las corrientes que no saben cuando detenerse. Peleo con la única intención de que todo no se acabe, todo no muera y se entregue lo vivido.

Cada segundo una lucha, cada pelea una vida, y cada batalla una lección. El vino, la música de tu voz en mis oídos. Busco incesante la lección de tus labios y la muerte que me asecha si continuo siguiendo tus pasos.

Fantaseando...

En el pecho la alarma repiqueteante del buscarte. Agitada la ansia del lograrlo, del besarte. Hace tiempo que el tiempo no se detiene, y dentro del mismo cuarto se escribe el recuerdo que me resguarda tu mirada a media luz.

Pero encuentro peligrosa la sentencia del seguir. Rozando la perdida de la cordura por el miedo, tu ropa se destiñe por deseos, y mis manos alimentan, urgidas, la sincera urgencia de tus besos.

Fluye la marea de aromas insasiables, del mundo detenido unos segundos en espectativa del chispazo que nace de tu boca y la mía.

Así nacen las galaxias, así se crean los universos. Con una sola fuerza colapsando en el espacio entre dos alientos separados, que pensaban ser individuos lejanos, reencontrandose en el segundo exacto que se crea la vida. Así nacen las fantasías y comienzan a morirse en mi pecho las ganas de sentirme divino cuando me acerco a tu cuerpo y me detengo.

Así creo que se siente atraverse a olvidarse de los límites, así imagino que es tenerte sin resguardos.

Transparente...

Soy transparente de manos y pies, los actos puros parecen ser los designios de los malo que pasa a traves del tiempo, del deseo o de mi entender.Soy turbio en el resto de pensamientos y ventanas de mi ser. El orgullo que me arrulla cuando pienso, atravesando tu sol interno, entre mis almohadas que saben la verdad. Tengo el calor para seguir con el motor del sueño encendido, tengo las ganas de soñar el tiempo perdido del saber hacer, del morir por ver, y de extrañarte sin decir por qué.

Te tengo en la piel, entre los poros y el vino en mis venas escurrido. Nunca he tenido el vació que alguien llena, soy la nada abierta, en busca de principios y final.

Soy el vicio y la virtud hecha carne, teniendo a excusa de materia mi cuerpo sin entender; que no planea, que no entiende, que dice aprende, que dice miente, que te extraña sin recordarte.

Soy cacofonia de lo vivido, del error pasado matando el presente afable. Quiero romper el habito de la disculpa, del corregir, quiero avanzar, quiero morir entre tus brazos, quiero romper con el día y tener el alba en tu piel a medio día... Quiero atardecer y lograrlo donde comienza tu barbilla.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Dormitando a media sala...

Partiendo la vida en dos, desde el antes y desde hoy. Sacando las estrellas a pasear en firmamentos que no caben en la sala, que se pierden de esperas y se clavan en los techos. Con la mirada en la nada atorada y la memoria siempre en ti, siempre con la cabeza agachada.

Y te veo de reojo, distante y altiva, lamentando que no se lamenta lo que se quiere entre las tardes y los sueños. Distante mi cabeza vaga, entre recuerdos y calles añejas, que tienden a confundir al más ubicado. El mapa mental queda confundido por las ganas de continuar.

Y continuar en qué; un qué, que no entiende de razones o fines, que te quiere entre pasiones y la suma de tu manos y sus ruidos... Ya no tengo voz para decir, por eso vengo y te lo describo.

Por eso tengo el corazón reactivo, no tengo el tiempo para decir que me sobra lo vivido, así que corro y lo intensifico. Quiero poder medir, lo que se lamenta entre el beso y el precipicio. Viendo el techo y la nada, se apaga la luz de tu mirada entre el recuerdo y la Luna llena plasmada en el foco de media sala.

Así que lo confundo, todo lo mezclo y lo sumo. El firmamento, la sala, tu cuerpo, la memoria, tu aroma y algo de vino. Quisiera poder decir que no quiero quererte como te necesito, quisiera supieras eres una luz en mi camino... o alguien encendió la luz en el pasillo.

domingo, 23 de noviembre de 2008

De orgullo y de miedo... (parafrasis)

Que mezcla de orgullo y de miedo, sentirte cerca a mi boca, sentirte vivir en mi cabeza loca, verte en cualquier silencio, sorprenderme del parecido de cualquier desconocida ambulante.

Y que escuché tu voz en el teléfono que no suena, que busqué la comunicación que a veces toca, otras veces equivoca. Es mi mezcla de ansias y respiros. Eres la mezcla de mi ron con sonrisas, de mi calma y nervios escondidos, y en miradas y roces coincidimos.

Quiero desarmarme en tu piel, naufragar en el desgaste de cadera en su vaivén, quiero recorrerte en un baile interminable de mi mirada y todo tu ser.

Que mezcla de timidez y deseo, el soñar con mi beso en tu boca, con el sabor de tu espalda, el nervio en cada guiño. Quiero conocer tu ser relajado, boca abajo tendido, con esa mezcla en el tacto, de orgullo y de miedo, de silencios y ruidos, con esa mezcla de soñarte e imaginarme dormido.

sábado, 22 de noviembre de 2008

He venido...

He venido a callarme en esta charla sin palabras. He venido a callarte, y en miradas encontrar las razones de tu piel. Quiero concretar el tacto, que demos el paso, que comuniquemos en abrazo y al calor de un sí, encontremos el mapa de los labios ajenos, y ahora tan nuestros.

Creo en el sincero andar que dispara la distancia, y en la caricia que causa la espera, siento la memoria llena de ideas vagas de esperanza, percibo mis manos aferradas a la nada.

He venido a cerrar con mis propias manos las dudas, a robarte un poco de ansias y angustias, estoy aquí para aclarar que no me muevo, no tengo intenciones de dejar de hacerlo.

He venido a hablarte sin remordimientos, a mordidas y a palabras dichas en suspiros sin aliento, he venido a dejar claro que te quiero.

martes, 18 de noviembre de 2008

... Sin quitar el frío de mis manos.

Entre las luces paseantes de la nada que alumbra por las ventanas, quedamos tú y yo bajo las palabras desafiladas, evitando cualquier capa traspasar. Nos movemos con tacto en el enfrentamiento cara a cara y a corta distancia, nos movemos con cautela ante el gusto y tu sonrisa queda grabada en el momento de hacernos hablar.

Ante la charla que evita vernos a los ojos, y los destinos cada vez más cercanos. El ansia carcome mis manos, mi piel y mis besos, alejándome de todos los buenos pensamientos y poniéndome cada vez más cerca de tu cuello.

Mi destino alerta nuestros últimos momentos. Odio detenerme, odio no perseguirte, odio no atreverme. Y entre los pensamientos que fallan de destino, no alargo mis dedos a tu cabello fino, no detengo mis labios en tus hombros, no encamino mi voz a tus oídos... me voy saboreando la esencia que debió estar en mi boca y no alejándose sin quitar el frío de mis manos.

lunes, 17 de noviembre de 2008

El mareo...

Con la sincera sensación del aire que congela las miradas, resistiendo los roces de tu piel y la mía, te abrazo en busca de calor y calmar las ansias, pero rehuyo de dar un paso en falso y que mi intención sea rechazada.

Fundidos en el frío pasan los segundos que quisiera, eternos, retener. Entrando en terrenos prohibidos, jugueteo con la idea de que quisiera terminar la sentencia en tu boca y balbucear entre tus labios: es por el frío, el aire... las copas y el mareo... los que me provocan, los que me buscan enloquecer.

A sabiendas de que la excusa falsa, reagrupo mi cabeza. Todo tiende a dar vueltas bajo la influencia de tu esencia; que deja pasar la fuerza del habla a la punta de las yemas. Y tu suavidad conversando, furtiva y tartamudeante por los nervios, me recuerda las ganas que yo tenía de esta charla sin palabras entre bocas y sus besos, entre caricias y tus gestos.

Con la congelada espera terminada, respiro profundo y regreso a realidad. Soy justificado por los tiempos, por las horas, por los restos y cero testigos; intercambiamos miradas que planean no pronto terminar. Intoxicado por la noche, desciendo de la nube y me dedico a recordar, a escribirlo, a inmortalizarlo tanto como pueda. Uno nunca sabe cuando un sueño se le pueda a uno escapar.

miércoles, 29 de octubre de 2008

De esas mañanas...

De mañanas frías, de esas que duelen en el huesito de la mano, de esas que provocan abrazos y repegarse. De echar humito, aliento tibio que deja detrás de si el suspiro. De esas mañanas donde la carne se pone cruda y descubierta a pesar de las capas, bufandas o abrigos.

En una de esas mañanas me reencontre con tus meses cumplidos y volví a verificar que sigues sin fecha de caducidad. Sigues siendo inoxidable, inolvidable, y la perfecta aliada de una vida de felicidad.

De esas mañanas donde me frotan tus manos, eres el mejor manto y lo que hace bello el estar a tan pocos grados. Quiero más de esas mañanas donde despierto a tu lado.

lunes, 27 de octubre de 2008

A media luz...

A media luz, a media noche escribo. A oscuras para hacerlo a tientas, confundir miradas con tu boca, las palabras fundir en el beso y matar el silencio entre las sábanas y el fuego.

Querer acariciar el cielo en tu piel y saborear de tu miel, terrones en roca.

Te escribo entre sueños, acariciando tu recuerdo, el tatuaje en mi alma de tu rostro, la belleza desnuda de la nada recargada, boca abajo contra la almohada.

A media luz en busca de tu cuerpo, a media noche te abrazo en el mundo vacío y sugiero tu espacio entre mis besos.

jueves, 23 de octubre de 2008

Quedaté...

No te pierdas en la noche. No te alejes de la vida en busca de un quiensabe.Quieta en la cabeza, enterrada en cada escondite de la aldea de mi conciencia. Deja que la noche pase, que el viento mezcle los olores y disfrace tu rastro.

No te vayas con los pies llenos de lodo; disfraza tu presencia entre cabellos y recuerdos cortos. Hagamos de tu presencia la necesidad del aire y el vino, quedaté en el camino de mi memoria, y sé parte de mi, aunque parte de ti ya no lo quiera.

Quédate, no olvides que fuimos, que somos, que seremos, siempre uno parte del otro.

miércoles, 15 de octubre de 2008

...en la barra iluminada

En la barra iluminada, por las sombras de la duda, por la carencia de esperanza, se atraviesa mi mirada con un vodka, o alguna otra bebida larga. Es de esperarse que ya no espere tu llegada, que me olvide de las notas, los acordes. Es de esperarse que el pecho triste, en cada trago, se ahogue y se ahogue.

Y cada vez más se acerca más la extraña, la mano sudorosa de otro beso que la mirada empaña. De etílico amor se conserva la noche, que al calor de un bar dormita la razón.

De memorias y penumbras quedan los hielos y el vaso. De sabor a whiskey y a un puñado de licor. Todo bien seria llanto, de no ser por el destino que me pone a disposición de tanto alcohol.

domingo, 5 de octubre de 2008

la excepción del karma...

La excepción del karma.

Cada caricia, roce, toque, susurro, o simple besó. Cada segundo que pasé por ello. Toda obra que tiene por templo, el silencio enmarcado por el calor de tu cuerpo. Repasando las sábanas desacostumbradas a tu aroma. Memorizando las sombras de tus curvas bajo la luz de tu alma encobijada.

Cada centímetro de piel, rastro de saliva, y aroma a inmortalidad. Cada sensación, cada segundo inmortal, obtenido de tu cuello. Susurrando entre sueños el sentimiento del que aún hablan nuestros dedos.

Y entre las nubes y los sueños, entre los cielos e infiernos; tu cuerpo es acto puro, más allá de lo malo o lo bueno. Ahora eres el destino hecho deseo. Eres la excepción del karma, y actúo bajo los más simples y complejos sentimientos. Déjame abrazarte y acurrucarme en lo eterno.

lunes, 29 de septiembre de 2008

...recuerdo

Recuerdo suave la mirada triste de los ojos que pedían mi cariño; que esperan imposibles, que no entendían mi español. Esa piel suave como piedra de río, que dedicaba sus aguas a mi calor, a mi alma sedienta pero incapaz de llenar la coraza muerta, de mi máscara de placer poder evitar.

Recuerdo con detalle cada roce, cada rezo, cada oración, cada plegaria de tu cuerpo y el mío a algún dios dedicado a sanar. Cuerpos dolidos y lastimados de cansancio de entrega, de búsqueda de la saciedad alcanzar. Recuerdo cada embate, cada vez volver a fallar.

Y es novedad cada noticia perdida en periódicos de la piel publicados, cada cicatriz invisible al ojo. Es novedad que a tanto tiempo aún tu imagen estigmas cause.

Mi memoria antes tan útil, hoy gesto del desperdicio de la sangre al cada herida su flujo restaurar.

Recuerdo bien tu entrega, tu amor sin restricciones, recuerdo mis errores y cada vez vuelve a lastimar.

lunes, 21 de julio de 2008

soy...

Tengo mis dudas, tengo recovecos de ansias, de calmas. Soy grouyere del cerebro cansado de olvidar, y aferrarse a la memoria equivocada.

Hoy disfruto dormir, sin almohada, sin sabanas o piel. soy la inteligencia de la muerte en cada cabello, y la conciencia de tu vida en cada sien. Soy la nada, que se estanca en cada segundo de duda, y el silencio que se forma entre la calle y la ruta.

Estoy en cada gota de sudor frío de culpas y en cada sabor amargo que se atora en la garganta del cobarde a punto de hablar. Tengo la fuente de lo eterno, entre vena y corazón. Soy egoista de mi alma, que quemo en pedazos para calor poder guardar.

Soy carcelero de todo sentimiento que no expresen mis dedos, que no pueda escribirse sin tintero

lunes, 7 de julio de 2008

Amanecer...

En busca de la más mínima entrada, del punto de quiebre, de una fisura mi mano buscaba en la espalda aún cubierta y protegida por ropas y la oscuridad del abrazo a media sala. Cercana al sofá, la sombra entrelazada tirada al suelo. Frente a la ventana, tu cuerpo siendo memorizado por la punta de mis dedos, y por el roce egoísta de mis labios.

A placer del tiempo contado entre gotas de sudor y la menguada luz de Luna. Se desteje la blusa, el pantalón y la desnudez irradiante de tu vientre deja escapar sus narcóticos vapores. Enajenando la destreza de la lengua recorriendo tu barbilla y tu silueta. Buscando confort en los cojines, ahora gigantes, te reclinas invocando a que mi aliento suba la escalera de tus piernas.

Tus manos afilan las uñas contra la tela, y las contorsiones se vuelven espasmos de sonrisas, de muecas felices. Somos tú y yo bajo el manto de la noche, y el frío de las pieles incendiarias justo antes de hacer fricción.

Despacio pero sin dudas, te levantas decidida; ensordecen los sonidos, y dejan en eco la respiración agitada. Procuras sonrisa, pero los ojos dicen: Caza. La sombra ahora presa, de la espera larga, del sabor perfecto, de la nada que no pasa.

El aire se torna espeso, el aliento fuego y tu cuerpo templo. Los susurros voces, y las voces gritos. La fuerza de entre las sombras destella chispas y llamaradas. La batalla de las luces se vuelve más clara. La noche día, y el Sol... y el Sol sale a media sala.

lunes, 30 de junio de 2008

lluvia de estrellas...

Viendo la noche fecundando estrellas, entre destellos y memorias al fuego y esperanzas recostadas en la palma de la nada; así nacen y perecen los sueños. Arrimados a cualquier fogata, bajo cualquier techo invisible, y bañados de polvo de estrellas los días.

Fugaces las vidas, los días, los años, y eres tú la que acompaña la paz de la nada. Soy prisionero de las ideas que entre nubes y sombras, se retuercen en sonrisas desconocidas y en placeres de la honda noche. Somos testigos de los mismos días en distintas noches.

Somos otro pequeño punto brillante en la mirada de algún otro, somos luz, y distancia, somos distancia y esperanza, somos la efímera felicidad de una luz rasgando el cielo, trazando una sonrisa en firmamento.

sábado, 21 de junio de 2008

Por la noche...

Por la noche las sábanas se tornan voraces; hambrientas cual serpientes que tragan elefantes y suaves como labios de amante. Las penumbras aletargan cualquier pensamiento, mientras se enfundan y hacen de las cortinas trajes. La madera cruje al estirar los músculos del rostro del closet.

De noche todo el cuarto cambia: el techo se hace cambiante, las lámparas cobardes, el silencio abatible, las almohadas estorbos, los burós trincheras infranqueables.

Por la noche regresas, nunca faltaste. De noche perdonas, acompañas, y entiendes. Y en las madrugadas aún siento tu abrazo, me siento reconfortado, el mundo ya no es tan malo. Por las noches todo mejora, y descanso.

martes, 27 de mayo de 2008

Desayuno...

De la manga recogida me veo buscando ases, de entre las manos lentas y furtivas te alcanza mi tacto donde comienza a llamarse espalda. Recorre la mirada lo que queda de luz sobre tu piel, buscando siempre la hoguera de almas en tu ser.

Clarea el día y la idea, la paz de la mañana invade la tundra de tu cama. Tu abrazo es lo único que el hambre mata, y lo mata en asfixia de calor y sofoca de aromas tentadores. Es sin más un festín que no es comida, y un desayuno quema calorías.

... Borracho

Últimamente he perdido mi capacidad de sorpresa, la perdí en el último vaso de cerveza, me dí cuenta al ver que llegabas a la mesa, llegabas solita rogando después de haberme pedido nunca llamar.

Yo bebía observándote al fondo del tarro, jugando a ningún hueso de limón pasar; jugando a verte llorar o confundirme con las gotas que escurren en el vidrio del vaso con la sal.

Perdí mi capacidad de sonrisa, se me fué con la sorpresa de saber, que otra vez estaba confundido por beber; la mesera no rogaba ni lloraba, sólo trae la cuenta en espera del pago poder realizar.

lunes, 26 de mayo de 2008

...comprando tiempo

Con las manos contando centavos, recorro las bolsas del pantalón viejo, encargado de no fallarme a la hora de echar a volar. Entretenido entre pelusa y papelitos, separando cuidadoso la moneda del dulce y la tela. Quiero seguir pensando, quiero seguir comprando tiempo, tiempo para pensar; pagándole a la otra mano para volver a empezar.

miércoles, 21 de mayo de 2008

"cuidado con lo que deseas..."

Deseo el arte del recuerdo pulido en mi intento del asesinato de la rutina; y las heridas supurantes que ayudan a levantar el ánimo de rascar la costra.

Deseo un disparo callado en la sien, que susurre y lengüete las memorias que recuenten lo vivido al volver a encontrarme. Así quiero mis últimas penas, dolores, tragedias; que vengan de las que no sorprenden las arterias. Quiero el reto de olvido perder, perderlo todo frente al tiempo tibio, limpiador y sanador.

Todo lo que queda del sudor, la adrenalina que viene del pasado, TODO, quiero limpiarlo: de la sala, cocina, techo, y paredes, con sosa quiero amagar las manchas y el olor que marea a cualquiera no acostumbrado al metro y sus suicidios. Quiero limpiar la sangre de las baldozas y alfombras con agua tibia y soda.

lunes, 12 de mayo de 2008

La dureza del saber

Mi mundo en inanición, la carne cada vez más seca, más curtida por el sol y el tiempo de historias viejas y cuentos de sombras bajo el rayo de tu voz a medio dormir. Poniendo duro el abdomen, ya medio cansado y flacido, de espera sentada, de caminata vaga con los hombros al suelo y la mirada empañada.

Las manos dolorosas de recuerdos que se escapan por falta de fuerza en el agarre, de entre los dedos los días y los viajes. Respirando con dificultad la espesa nata de quimicos que aún contiene aire y un poco de ti.

Recordando vago y sin querer alguno que otro momento, alguna que otra frase, que con eco sollozan en algun rincón oscuro de la casa que no fue hogar. Así se seca poco a poco la vida atravesada de un cable a medio día, con la intención de renovar la prenda, retomar las rienda, y un poco a poco cambiar.

La dureza del saber que el sol sólo quema, la memoria sólo se borra, y las fuerzas no vuelven sin razón. La dureza del saber que no hay cambios, sólo muertes. La dureza del adiós, y saber que no vuelves.

miércoles, 23 de abril de 2008

Seco...

Las rocas eran azotadas por las necias olas, una tras otra, distinta fuerza, altura y suerte. Todas estampaban su rostro en contra de la áspera superficie que dejaba segundos de brillos húmedos en el aire, pero algunas lograban salpicar tus pies, para secarse rápidamente contra el cruel rayo de luz.

Luz del Sol, luz de medio día, de inapelable y brutal medio día. Sin una sola nube que proteja un poco. Sin una sola idea que aleje un poco la idea de seguir en silencio cociendo la piel. No era paz. Era más el acto reflejo de abandonarte, de lograr olvidar,perdonar, rezar, reír, sonreír, broncear, quemar, estar.

Te levantaste aún muda. Bajaste de tu pedestal rocoso, para comenzar a sumergir el cuerpo. Curtiendo un poco el nuevo tono de tu superficie, la sal y el agua te acosaba los poros, y enfriaba con natural desdén las ganas de continuar el embate contra el mar.

Tu cabello fue el último en sentir la calma. El respiro del alma salada exhalando contra tu piel, la seducción del momento inmortal.

Fui a tu encuentro bajo las olas, bajo el sol, bajo la sal, bajo el mundo y sus presiones. Te encontré abajo, resguardada en la calma de la transparencia, coqueteando con la nada y el 70% del mundo, alargando con pereza la comisura de tus labios.

Sentí abandonar el mundo, unirme al tuyo. Ser uno en las olas, ser uno en la sal, ser el que se arroja contra las rocas, no por necedad sino para derrocar al mundo seco, al mundo hostil, e invitarlo al mar.

domingo, 6 de abril de 2008

Conversación incómoda...

¿Quién te dijo que me soltaras?

El tiempo.

¿Y desde cuando traes reloj?

El biológico.

No cuenta, y creo que no lo sabes leer.

Entonces mi mano hormigueante me pidió soltarte. Me duele.

Y cuando quererme no te ha lastimado?

Tal vez me estoy cansando de quererte a ese costo.

Pero tú no te cansas y yo no soy mortal. ¿Y aún así me sueltas?

Tal vez sea mi miedo jalando mis manos.

El miedo siempre te ha obligado a abrazarme.

Tal vez sea que no te callas.

¿Qué tiene que ver el audio con el acto? En ese caso mejor cúbrete los oídos.

¿Por qué tanto miedo a que te suelte?

Por que te darás cuenta.

¿De qué?

De que soy yo la que necesito de tu abrazo...





Bueno. La verdad es que quiero cambiar el brazo.

Y la verdad es que no quiero por que yo estoy cómoda así.






Y la verdad es que no te iba a soltar.


Y de verdad yo no te iba a dejar hacerlo.

lunes, 17 de marzo de 2008

Me pregunto....

Me pregunto dónde estaras, porqué no podras perdonar.
Me pregunto, joder, dónde acabara el día, el mes de completo.

Y comienzo a coqueter la idea de fumar,
no por ninguna moda, es para la voz quemar.
Para en la palabra un poco de calor encontrar.

Que vuelen las horas en la penumbra,
que rezando se acabe el espasmo y acabe en una cruz,
que se dejen confirmados mis temores,
que súbitamente caiga un rayo y se haga la luz.

Me pregunto por que no pasas por aquí.
Sugiriendo la verdad, por que aún carecen de sol
las tardes de esta ciudad.
Me pregunto por que no pasas por aquí
Llevandote el mundo a cuestas, con mi fé de fuerza.

Sé que las noches sin tí son un infierno,
Que me queman los segundos en las venas,
que huelen a quemado las penas
sé que las noches sin tí son reloj sin tiempo.

Que vuelen las horas en la oscuridad,
que mueran las noches de insomnio,
que se funda el día con el aguamiel.
que cada día se olvide el ayer.

miércoles, 5 de marzo de 2008

La última vez...

Llevábamos meses de no vernos.

Las circunstancias y los miedos nos habían alejado un poco… no lo suficiente.

La recogí en su trabajo. Un beso en la mejilla, me indicó el rumbo de la cena. Charla de actualización muy precaria nos acompañó dos semáforos. Antes del tercero, alargó sus finos dedos a mi cabello. Electrizante sensación de lo conocido.

Cerré los ojos, y me recargué en contra de su piel. Ella segura de una decisión interna, se acercó a mí y me beso con turbias intenciones. La boca, el cuello, la oreja, fueron sus objetivos.

El claxon del auto detrás, nos advirtió del cambió de color del semáforo. Ella no cedió territorio, continuo tocándome, besándome, acariciándome, destapando esas intenciones reprimidas, esos besos añejos por no haberlos dado, esos roces que me pedían participar a toda costa.

Sin preguntas, sin palabras dejamos que el cuerpo hablara. Los nuestros decidieron buscar un lugar privado. Entramos a este lugar sin palabra cruzada, nuestras pieles no permitían descanso.

Tan pronto el auto fue lugar privado, la poca ropa que restaba fue arrebatada de ambos cuerpos. Botones rotos, cierres apresurados, pieles urgentes. El calor aumentaba, y su piel aún tenía ese sabor a gloria. Sus hombros perfectos no hacían otra cosa que invitar a devorar. Ella tenía esa mirada, de animal atacando, y al mismo tiempo de presa resignada. Besarle el pecho y bajar al abdomen, sin dejar de verla a los ojos grandes, era tener un ciervo en la quijada, decidido a alimentarte, y no con dolor sino con gusto de hacerlo.

El auto sólo fue capaz de dejarnos semidesnudos y con el sabor mutuo en los labios. Necesitábamos más espacio, la energía se desbordaba por los asientos, por los tapetes, por los asientos y ventanas, por cualquier rincón que el cuerpo permitiera contorsión para el acto más carnal y espiritual que jamás se haya ejecutado.

Abrí la puerta y la cargué sin dejar de morder, besar, rasguñar… comer.

Minutos después logramos llegar a la habitación. No había más ropas, limitaciones de espacio, ni otra idea que entregarnos. Sobre las sábanas bebí su alma en gotero, mientras ella sostenía mi cabello. Rocé el cielo, y lo mordí en sus labios, cada gota de sudor era motivación de otra nube, otro tacto sobrenatural, otra posición que nos recordara cada momento vivido.

Hicimos de todas las noches una, de todas las vivencias ese momento, de cada beso que se dio antes un intercambió de parpadeos. Un te quiero en cada sonrisa, un te extrañaba en cada mueca placentera, un por favor continua en cada tacto. Nos conocíamos bien, y nos concentrábamos en experimentar con lo conocido, saber que lo de antes funcionaba mejor por haberlo deseado tanto tiempo.

Asemejábamos una lucha sin tregua, sin descanso, sin inclinar la balanza de un lado o del otro. Lucha sin vencedores claros. Cualquiera que lo llegase a lograr, no podría sobrevivir por tantas heridas. Esta noche dejaría huella mortal en ambos.

También dejaría huella de las mordidas en tus hombros, rasguños en mi espalda, piel enrojecida, raspaduras en las rodillas, labios inflamados, almas al descubierto.

No había marcha atrás, no había más recuerdos, no había más culpas, no había más presiones, más palabras ocultas. Éramos puros y completos. Era la comunión del alma en el sexo. Era hacer el amor… en la cama, en la sala, en el sillón, en el lavabo, en el baño, era poseer una fuerza inexplicable. Era tatuarse en el pecho: “he estado enamorado”.

Capítulo 2: El espejo

Los días siguieron pasando. Perdí la cuenta de las horas pero comencé con la de los minutos; la niña en la carreta ya no era suficiente. Para resolverlo decidí reintentar lo del trabajo:

Asistí a un par de entrevistas; sin éxito aparente.

Tal vez no cubría perfil... o tal vez mi nivel de acicalamiento no era tan perfecto como la norma lo marca.

En una de ellas, recibí un comentario, que a memoria de buen cubero: Me gusta tu historial, saliste alto en los exámenes... pero... como te lo pongo, creo que unos cuantos cambios en tu apariencia, y atención a ti mismo, harían que la decisión fuera fácil.

Según yo, el traje formal, camisa, blanca, corbata de rayas azules, zapato boleado, cabello relamido, eran más que suficientes.

Pero la verdad últimamente había estado preparándome para la entrevista a tientas. Evitaba a toda costa acercarme al espejo.

Hace 4 meses que no me cortaba el cabello, la rasurada era por instrumentos, por no decir a ciegas.

Yo suponía si bien no era un perfecto candidato, uno muy sobre la media.

Ya entrado en confesiones, el espejo era la causa de esto. Me había acostumbrado a evadirlo.

En mi casa había varios, que decidí quitar por diversas razones. Pero uno se resistió. El espejo del centro de la sala, aquél que ocultaba el destino de la pequeña y los caballos. Ese espejo que tomaba mi mente y la colocaba una vez más en su lugar.

Su resistencia sobrehumana (o en su defecto sobreespeja) comenzó con dejar de reflejar. Negar su propia existencia al acercarme.

Negó por primera vez su existencia, aquella madrugada de los reflejos extraños.

La niña de la carreta llevaba dos días sin aparecer, pero en cambió habían aparecido lentos y toscos caminantes, que a decir verdad no eran tan divertidos.

Me levanté por un vaso con leche, que en realidad se transformó en un largo trago de cualquier cosa cuyo envase no distinguí, pero su sabor a putrefacto me advirtió detenerme. No me despabile, pues estaba seguro que tenía cerca el sueño, no debía espantarlo.

Al salir de la cocina me dirigí al baño. Allí todo transcurrió sin sobresaltos, hasta que al salir del mismo escuché un crujir. Regrese la mirada, nada vi. Sin pensar más en ello continué mi camino a mi cama. En las escaleras otro crujir al subir, justo donde una espejo estaba. Me asomé con cierta curiosidad está vez.

Con sólo un ojo a medio abrir, busqué en el espejo mi reflejo. Nada, adjudiqué el fenómeno a la falta de luz, así que apreté el interruptor y una luz blanca y ahorrativa se hizo presente.

Después de enfocar pobremente con el ojo abierto, mientras tallaba el otro con la mano. Vi una ausencia de mi imagen. No era invisible, pero simplemente yo no aparecía entre las maderillas talladas que hacían de marco. Por otro lado al acercarme podía distinguir sombras, y ojillos en las esquinas detrás de donde debería estar mi reflejo.

De inmediato gire el cuerpo en busca de aquellos causantes de esta broma. Nadie. Vislumbrar los medicamentos de nuevo era tenebrosa opción. Decidí evitar mis miedos, sin espejo no hay carencia de imagen, por tanto si los quitaba todos, no tendría que temer.

Así lo hice antes de que saliera el Sol, sólo faltaba uno. Al acercarme al igual que los otros no reflejó mi imagen. Pero este agregó una segunda súplica, dejó de reflejar todo. Dejó de ser espejo por mí. Se negó a ser su destino.

Se me hizo honorable, tenebroso sí, pero honorable al fin. Al final del día ese espejo había sido testigo de mis insomnios, y sabía que disfrutaba de la historia que él permitía fuera de final abierto. Era admirable que no por necedad de permanecer en la pared se negaba a sí mismo, lo hacía por mí, por que él estaba seguro de que él me permitía dormir y soñar un poco.

Así fue como el espejo se ganó mi respeto: Era lo que se esperaba de un amigo, sobrepasar los límites propios por metas ajenas. El espejo me ocultaba mi imagen y la de mis miedos por ser un buen amigo. Al menos yo pienso que es mi amigo.

martes, 4 de marzo de 2008

Salud...

No quiero que suene forzado,
o justificar lo injustificable.
Quiero que todo vuelva,
que el hoy sea como antes.

Quiero hablar, reir, burlar;
tengo antojo de memorias,
De una cuba, de una sonrisa sin razón.
Me molesta fallar,
pensar en lo inútil de la frase,
me molesta la mala memoria,
mis distracciones, y hacerte pensar mal al no marcarte.

Quiero que me leas, que sonrias,
que tengas en mente un par de recuerdos,
que me busques en alguna cantina,
o en la memoria de otro ron.

Recuerdo borroso y poco sobrio;
felicidad cruzada con mariachis;
fotos sin sentido, canciones al oído;
copas extra y viajes de memoria.

Sonríe es mi regalo,
Perdona pues he fallado,
Recuerda y no olvides al amigo,
que aunque retrasado,
siempre sonrío al brindar en mal estado.

Te extraño y pido perdón
por que hoy así lo decido.
Brindemos por lo que ha pasado
y por lo que pasara.
No importa si caes por ebria o por fallo
sigo siendo tu amigo,
por que está en el destino,
está escrito en nuestras manos.

Salud Carajo

viernes, 15 de febrero de 2008

...Piel

De cada gota de lo que no fue,
Se hizo la botella del deseo.
Cada que la abrimos,
Sólo pensamos en beberlo.

Tu sabor divino, de piel y destino,
Tu toque de llamas y fuego eterno
Contradicen lo que dices,
Disfruto lo que haces.

Hagamos de nuestras mentes trajes
De nuestros ojos espías.
Desnúdate y observa el paisaje,

Calla y actúa, conserva y aprende,
Observa y enseña, entrega y pierde.

Hagamos de tu piel nuestro arte,
Del momento, algo inolvidable.
Quiero que tu olor embriagante
Percuda mis sentidos, me haga mejor amante.

Enciende la luz, olvida la vida,
Siento tus manos, disfrutas las mías.

Grita y censura, visualiza y apresura,
Sincroniza y advierte, suéltate y crece.

Respira y renace, siente y memoriza,
Rasguña y muerde, ataca y acalambra,
Respira y muere, respira y descansa.

miércoles, 30 de enero de 2008

Inicio de año...

Enero pasó rápido.

Sé que aún no acaba, pero es de esperarse que me urja que se finiquite la espera.

¿Y qué espero?

Qué enero se haga febrero, para huir un poco del pasado, para purgar más rápido las penas. Para haber estado sólo más rato.

Entre visitas al hospital, terapias, recuperación, médicamentos, soledad he iniciado el año.

Y no es queja. Pero cómo lo platicaba hace unas noches con mi hermano:

Jamás había empezado un año mejor...

Sí, estoy en la quiebra... el año pasado tenía números rojos, deudas y un trabajo donde mi felicidad se iba al demonio. Hoy tengo la oportunidad de esperar y ayudar con esa espera a la llegada de algo mejor.

Sí, mi familia pasa por manos médicas como si fuera algo divertido... Pero jamás habíamos tenido la oportunidad de realmente apoyarnos y ser responsable con la "cosca nostra". Y al final del día estamos más sanos que el año pasado, por que está vez tomamos cartas en el asunto.

Sí, se quemó mi x box... jamás había leído tanto y tan rápido. Aparte ya está de vuelta.

Sí, el año pasado empezó rodeado de gente y de diversión... este año comencé sólo y sin fiestas. Me siento liberado de presiones que solito me creaba. Hoy estoy dejando de mentir, de aparentar, de pretender y sólo soy yo... y es bastante reconfortante.

El año no pinta tan mal, si tomamos en cuenta que tengo un momntón de oportunidades de mejorar.

No, No es un mensaje de los optimistas colado entre mi blog. Es por que la lástima no me va, y este año... este año me verán cambiar.

domingo, 13 de enero de 2008

Sala de urgencias...

Un hospital citadino, tercermundista.

Una hora poco común para escribir, y no se diga del momento para hacerlo.

Siempre he sido inoportuno,; siempre antes o después. Hoy es otro ejemplo de ello.

Mientras yo soy inoportuno para escribir, algunas personas duermen cual bultos:Unos sobre otros apliados, arrumbándose a las sillas plásticas donde las esperan sofocan al más paciente al alargarse interminables.

Otros se agitan, se mantienen despiertos, como yo, buscan sin descanso razón de calma; de confort consigo mismo. Llevo horas aquí y sigo sin ver a alguien que lo logre.

La voz, que corre fatigada en la vocina, arrulla las conciencias o despierta inquietud, levanta cada foliculo capilar del cuello a la espalda baja o simplemente acompaña en su ejercicio a Mofeo. La voz es, ante los novatos, dictadora, y ante los experimentados cotidianeidad.

Los mensajes prolíferos de la responsable sujetan verdades entredichas.

A ciertas horas la voz es profeta de bienestar, compañia, de paz y hasta de amor. En otros momentos el mismo timbre agudo es señal de alarma, miedo, dolor, tinieblas y olvido.

Lo único que separa el resultado es que el horario de buenas nuevas coincide con el de las visitas. El resto del tiempo cualquier llamado doblega rodillas y sacude parpados.


Inoportuno. Tal vez sea que no es momento de pelear con la rodilla que inquieta golpea mi respaldo o tal vez sea justo el lugar para hacerlo.

La gente crea zanjas mentales que recorre en circuitos de pasos, tal vez cansando el alma, o huyendo de preguntas...o alcanzando el segundero que no duda en hacerse lento y doler por terco. Aún así la gente sigue caminando y dando vueltas sin sentido ante la mirada ajena a su realidad.

El café droga y recluta nuevos subditos, no distingue entre edades ni razas o sexo. Si el café fuera dictador sería el más ecuanime pero más egolatra. Mi imperio por otra taza.

Mi nueva droga busca presas somnolientas, el largas misiones de paciencia, o a impacientes con hambre. Busca a todo aquel con una moneda de cinco pesos.. y es egoista... no da cambio.

Pero no es lo único egoísta en del lugar; también están los letreros con letras pequeñas, casi insignificantes, que envidiosas evitan compartir su significado que anuncia horarios, reglas, misiones, instrucciones y hasta consejos: "se recomienda no traer menores de edad a la sala de espera".

Egoistas las miradas y el tacto pues a todos faltaban letras y signos, o simplemente un tamaño responsable.

O por que no mencionar a la señora que se acuesta en cuatro butacas de espera de urgencias, mientras hay más de 15 personas de pie.

O yo que inoportuno evito pensar en el porqué, y dedico mi respuesta al circusntancial del sitio.

No quiero pensar en la razón, o la evito lo más posible.


NUNCA es agradable esperar malas noticias.

En el cine se llama suspenso o tensión. En la vida real son patadas al hígado, a los nervios y a toda el alma.

y.. ¿Qué espero?


Espero que no pase nada, que la noche pase. Que el clima siga frío y leve, que la temperatura siga siendo la peor noticia para mi cuerpo desabrigado.

Espero que el ingrato pie que brinca se vata, que mi silla se vuelva cama, que mi oído se agudice, que la gent sane, la vida siga, el dolor calme, que no hable la voz macabra diciendo el nombre de mi padre.

Eso espero, un poco de silencio, un poco de horas con café.

Medio día es tanto y el pecho tan pequeño para solo guardarlo.

¿Por qué estoy aquí?¿Por qué espero?

Por que no debería.

En serio, no debería. Conozco familias que no sufren de esto. ¿por qué no puedo ser así?

Por que en vez de hospital habría SPA, en vez de encefalograma y tomografía, cama de bronceado; temazcal por camilla y papá en vez de adicto.

Por eso estoy aquí.

Por eso soy inoportuno. Hago tarde las confesiones; que lamento y mucho, pero sabemos que nada cambian.

No cambia que mi familia sea muy lejana al promedio, o que yo espere a un costado del acostado bulto que pateo impertinente mi conversación conmigomismo y el papel.

No cambia que no sea el único con emergencias. No cambia que yo muera por el asiento y todo mi lugar ceder. Que quiera que la paz dure, el corazón aguante, la inflamación baje y también que la salud de mi padre mejore.

Pero hoy algo sí cambia.

Ya no podemos ser indiferentes, ya no podemos ignorarlo, evitarlo.

Ya no se ira cerrando los ojos, buscando bajo las cobijas otra verdad; tras otros brazos de amnesia o con otra copa... más.

No se va. No se ira.

Lo promete el diagnóstico, la espera y la efermera.

La tatuan en el asiento, en la base de la conciencia, en la pluma fina, en la letra corriente. Promete volverse sombra, no perderse.

Pase lo que pase, hoy se nos muere la inocencia, el mito de la felicidad, cualquier máscara social... se nos muere el mito de la virginidad nasal.

Se nos murió de respiros y aspiraciones, de exhalaciones y de sueños. De alergías y maldiciones en "aves verdeparlantes".

Se nos murió de un toque.

Pase lo que pase aquí espero.

Espero que la espera del resto acabe.

Que las noches no acaben, que las horas pasen sin noticias o males.

Que pasen las miradas de mis vecinos encobijados, ensombrerados y los calzados de botas vaqueras.

Quisiera fuera otro día, sin esperas, sin olor a medicina, sin malditas culpas, sin insultos de soledad ajena.

Ojalá una buena noticia, un milagro piadoso, una sonrisa tiernaa, una locura tiesa o una adicción seca.

También pedí un tren eléctrico y la paz mundial e mi cumpleaños pasado.

Envidio la calma de los desamparados, saben su único destino es la espera.

Yo no me entrego a la calma, y lacero mis experiencias y expectativas con el teléfono.

Nadie atiende. Inoportunas llamadas de madrugada.

Mal momento para estar solo. ¿Cuándo ha sido buen momento para pedir ayuda y estar solo?



¿Qué sentirá? si es que siente.


Ya no habla su lengua antes incallable; ya no tiene reflejos antes letales.

¿Qué se siente perder la inmortalidad?

Quién se cree ahora el ego antes tan grande. Qué siente mi padre después de una embolia, y de no poder ser más consigomismo igualable.

¿Qué siento yo? Un pie dormido por la silla, un asco por el olor a medicamentos, un oído tarareante con la música elegida para no dormir. Tristeza por que no hay vuelta atrás... y no hay vuelta atrás hace años y hoy toca intentar regresar a pie descalzo el camino andado.

Tristeza de noser la familia del SPA, o al menos de la alberca en Cuernavaca.

Hoy espero noticia alguna. Buena o mala pero espero cambios. Fue mi orden. "ESPERA".

Espero que en mi turno de espera nada vaya a pasar.





Unas horas después, partiendo el silencio eléctrico: Una llamada que no es para mi.

La enfermera luce distinta. Una mujer asiste al nombramiento de su pariente, corriendo entre desesperación y duda. No tarda en salir. Una punzada se lanza a todos sus acompañantes ahora audiencia. Alunísono doblegan el abdomen. Agua ahoa sus ojos.

Dentro de las tenebrosas puertas azules, que pálidas e inmutables intentan retener las maldiciones de un anciano. Llanto y blasfemias son entendidas através de la sala. Todo el silencio acaba en murmullo. Morfeo se retira asustado por el sollozo el lamento y el dolor ajeno. Así muere la primera noche de espera y la hija,nieta,prima, amiga, que un hueso decidió asfixiar.


Y lo sé por que escucho las platicas de los moribundos (al final del día todos estamos muriendo).




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Al segundo día de espera, cuando la cuenta llega a cero y el martés se convuerte en miércoles, vi a mi padre.

El llanto estuvo retrasado por treinta minutos.

Mi mente se protegía con ganas de amarrar la lágrima y hacer frígida la sonrisa.

Entré y me perdí, pues nadie tenía la mínima atención orientadora. Simplemente creían que uno podía distinguir el olor de su familiar por encima de la peste de la orina, medicamentos, vómito y algo de sangre seca.

Después de urgar por algunos cuartos, encontré la cama.

Respiré fuerte y profundo. "showtime".

Me acerqué a despertarlo, acariciando su cabello. Su cabellera un tanto grasoza, y su olor a saliva seca eran mis primeras impresiones.

Su rostro no lucía calavérico, no aparentaba su final. Hinchado sí, pero no fatal.

Su mirada triste también se veía preparada. Era hora de actuar, al menos con la mitad que podía controlar.

Sus ojos reventados amarillentos, con una nube que aparentaba una borrachera.

Comencé platicando mis buenas noticias fingidas, con mis matices optimistas y todo el cariño que de su familia emanaba. El amor estaba afuera de la sala de cuidados intensivos y le tocaba salir y reclamar su puesto, jamás ocupado por otro como patriarca adorado.

Era momento de su replica y su llanto sostenido dentro a mera fuerza de voluntad lo incapaciataron para hacer su parte.

Le expliqué que necesitabamos de él e intenté comentar cuanto sentiamos por él; que para él nada de esto era obstáculo insuperable, que era solo pasajero.

Enfatizaba el llamado, porque más que una charla con mi padre y sus oídos, era para el ser divino a manera de ruego. Mis momentos cobardes se acercaban.

Cite una ocasión el la que me corto MAL por error el cabello, dejando una evidente falta de cabello en la nuca. Esa vez me verme llorar lo hizó derramar lágrimas. Ambos recordabamos la escena como dura. Al menos es la única vez que recuerdo a mi padre llorar.

Esta vez era lo mismo; mi cabello creció y se resolvió con el tiempo, sus movimientos volverían a ser los mismos.

Pensé seriamente en cerrar allí mi actuación y retirarme.

No lo hice y vi como todo lo que dije eran palabras. Sus esfuerzos por moverse eran mal ejecutrados, sus intentos de contestar lo hicieron enfadar.

Él no cambiaba. Otra vez me haría llorar sin saberlo. Otra vez me sentirñía mal por no poderlo ayudar.