domingo, 23 de noviembre de 2008

De orgullo y de miedo... (parafrasis)

Que mezcla de orgullo y de miedo, sentirte cerca a mi boca, sentirte vivir en mi cabeza loca, verte en cualquier silencio, sorprenderme del parecido de cualquier desconocida ambulante.

Y que escuché tu voz en el teléfono que no suena, que busqué la comunicación que a veces toca, otras veces equivoca. Es mi mezcla de ansias y respiros. Eres la mezcla de mi ron con sonrisas, de mi calma y nervios escondidos, y en miradas y roces coincidimos.

Quiero desarmarme en tu piel, naufragar en el desgaste de cadera en su vaivén, quiero recorrerte en un baile interminable de mi mirada y todo tu ser.

Que mezcla de timidez y deseo, el soñar con mi beso en tu boca, con el sabor de tu espalda, el nervio en cada guiño. Quiero conocer tu ser relajado, boca abajo tendido, con esa mezcla en el tacto, de orgullo y de miedo, de silencios y ruidos, con esa mezcla de soñarte e imaginarme dormido.

sábado, 22 de noviembre de 2008

He venido...

He venido a callarme en esta charla sin palabras. He venido a callarte, y en miradas encontrar las razones de tu piel. Quiero concretar el tacto, que demos el paso, que comuniquemos en abrazo y al calor de un sí, encontremos el mapa de los labios ajenos, y ahora tan nuestros.

Creo en el sincero andar que dispara la distancia, y en la caricia que causa la espera, siento la memoria llena de ideas vagas de esperanza, percibo mis manos aferradas a la nada.

He venido a cerrar con mis propias manos las dudas, a robarte un poco de ansias y angustias, estoy aquí para aclarar que no me muevo, no tengo intenciones de dejar de hacerlo.

He venido a hablarte sin remordimientos, a mordidas y a palabras dichas en suspiros sin aliento, he venido a dejar claro que te quiero.

martes, 18 de noviembre de 2008

... Sin quitar el frío de mis manos.

Entre las luces paseantes de la nada que alumbra por las ventanas, quedamos tú y yo bajo las palabras desafiladas, evitando cualquier capa traspasar. Nos movemos con tacto en el enfrentamiento cara a cara y a corta distancia, nos movemos con cautela ante el gusto y tu sonrisa queda grabada en el momento de hacernos hablar.

Ante la charla que evita vernos a los ojos, y los destinos cada vez más cercanos. El ansia carcome mis manos, mi piel y mis besos, alejándome de todos los buenos pensamientos y poniéndome cada vez más cerca de tu cuello.

Mi destino alerta nuestros últimos momentos. Odio detenerme, odio no perseguirte, odio no atreverme. Y entre los pensamientos que fallan de destino, no alargo mis dedos a tu cabello fino, no detengo mis labios en tus hombros, no encamino mi voz a tus oídos... me voy saboreando la esencia que debió estar en mi boca y no alejándose sin quitar el frío de mis manos.

lunes, 17 de noviembre de 2008

El mareo...

Con la sincera sensación del aire que congela las miradas, resistiendo los roces de tu piel y la mía, te abrazo en busca de calor y calmar las ansias, pero rehuyo de dar un paso en falso y que mi intención sea rechazada.

Fundidos en el frío pasan los segundos que quisiera, eternos, retener. Entrando en terrenos prohibidos, jugueteo con la idea de que quisiera terminar la sentencia en tu boca y balbucear entre tus labios: es por el frío, el aire... las copas y el mareo... los que me provocan, los que me buscan enloquecer.

A sabiendas de que la excusa falsa, reagrupo mi cabeza. Todo tiende a dar vueltas bajo la influencia de tu esencia; que deja pasar la fuerza del habla a la punta de las yemas. Y tu suavidad conversando, furtiva y tartamudeante por los nervios, me recuerda las ganas que yo tenía de esta charla sin palabras entre bocas y sus besos, entre caricias y tus gestos.

Con la congelada espera terminada, respiro profundo y regreso a realidad. Soy justificado por los tiempos, por las horas, por los restos y cero testigos; intercambiamos miradas que planean no pronto terminar. Intoxicado por la noche, desciendo de la nube y me dedico a recordar, a escribirlo, a inmortalizarlo tanto como pueda. Uno nunca sabe cuando un sueño se le pueda a uno escapar.