miércoles, 30 de enero de 2008

Inicio de año...

Enero pasó rápido.

Sé que aún no acaba, pero es de esperarse que me urja que se finiquite la espera.

¿Y qué espero?

Qué enero se haga febrero, para huir un poco del pasado, para purgar más rápido las penas. Para haber estado sólo más rato.

Entre visitas al hospital, terapias, recuperación, médicamentos, soledad he iniciado el año.

Y no es queja. Pero cómo lo platicaba hace unas noches con mi hermano:

Jamás había empezado un año mejor...

Sí, estoy en la quiebra... el año pasado tenía números rojos, deudas y un trabajo donde mi felicidad se iba al demonio. Hoy tengo la oportunidad de esperar y ayudar con esa espera a la llegada de algo mejor.

Sí, mi familia pasa por manos médicas como si fuera algo divertido... Pero jamás habíamos tenido la oportunidad de realmente apoyarnos y ser responsable con la "cosca nostra". Y al final del día estamos más sanos que el año pasado, por que está vez tomamos cartas en el asunto.

Sí, se quemó mi x box... jamás había leído tanto y tan rápido. Aparte ya está de vuelta.

Sí, el año pasado empezó rodeado de gente y de diversión... este año comencé sólo y sin fiestas. Me siento liberado de presiones que solito me creaba. Hoy estoy dejando de mentir, de aparentar, de pretender y sólo soy yo... y es bastante reconfortante.

El año no pinta tan mal, si tomamos en cuenta que tengo un momntón de oportunidades de mejorar.

No, No es un mensaje de los optimistas colado entre mi blog. Es por que la lástima no me va, y este año... este año me verán cambiar.

domingo, 13 de enero de 2008

Sala de urgencias...

Un hospital citadino, tercermundista.

Una hora poco común para escribir, y no se diga del momento para hacerlo.

Siempre he sido inoportuno,; siempre antes o después. Hoy es otro ejemplo de ello.

Mientras yo soy inoportuno para escribir, algunas personas duermen cual bultos:Unos sobre otros apliados, arrumbándose a las sillas plásticas donde las esperan sofocan al más paciente al alargarse interminables.

Otros se agitan, se mantienen despiertos, como yo, buscan sin descanso razón de calma; de confort consigo mismo. Llevo horas aquí y sigo sin ver a alguien que lo logre.

La voz, que corre fatigada en la vocina, arrulla las conciencias o despierta inquietud, levanta cada foliculo capilar del cuello a la espalda baja o simplemente acompaña en su ejercicio a Mofeo. La voz es, ante los novatos, dictadora, y ante los experimentados cotidianeidad.

Los mensajes prolíferos de la responsable sujetan verdades entredichas.

A ciertas horas la voz es profeta de bienestar, compañia, de paz y hasta de amor. En otros momentos el mismo timbre agudo es señal de alarma, miedo, dolor, tinieblas y olvido.

Lo único que separa el resultado es que el horario de buenas nuevas coincide con el de las visitas. El resto del tiempo cualquier llamado doblega rodillas y sacude parpados.


Inoportuno. Tal vez sea que no es momento de pelear con la rodilla que inquieta golpea mi respaldo o tal vez sea justo el lugar para hacerlo.

La gente crea zanjas mentales que recorre en circuitos de pasos, tal vez cansando el alma, o huyendo de preguntas...o alcanzando el segundero que no duda en hacerse lento y doler por terco. Aún así la gente sigue caminando y dando vueltas sin sentido ante la mirada ajena a su realidad.

El café droga y recluta nuevos subditos, no distingue entre edades ni razas o sexo. Si el café fuera dictador sería el más ecuanime pero más egolatra. Mi imperio por otra taza.

Mi nueva droga busca presas somnolientas, el largas misiones de paciencia, o a impacientes con hambre. Busca a todo aquel con una moneda de cinco pesos.. y es egoista... no da cambio.

Pero no es lo único egoísta en del lugar; también están los letreros con letras pequeñas, casi insignificantes, que envidiosas evitan compartir su significado que anuncia horarios, reglas, misiones, instrucciones y hasta consejos: "se recomienda no traer menores de edad a la sala de espera".

Egoistas las miradas y el tacto pues a todos faltaban letras y signos, o simplemente un tamaño responsable.

O por que no mencionar a la señora que se acuesta en cuatro butacas de espera de urgencias, mientras hay más de 15 personas de pie.

O yo que inoportuno evito pensar en el porqué, y dedico mi respuesta al circusntancial del sitio.

No quiero pensar en la razón, o la evito lo más posible.


NUNCA es agradable esperar malas noticias.

En el cine se llama suspenso o tensión. En la vida real son patadas al hígado, a los nervios y a toda el alma.

y.. ¿Qué espero?


Espero que no pase nada, que la noche pase. Que el clima siga frío y leve, que la temperatura siga siendo la peor noticia para mi cuerpo desabrigado.

Espero que el ingrato pie que brinca se vata, que mi silla se vuelva cama, que mi oído se agudice, que la gent sane, la vida siga, el dolor calme, que no hable la voz macabra diciendo el nombre de mi padre.

Eso espero, un poco de silencio, un poco de horas con café.

Medio día es tanto y el pecho tan pequeño para solo guardarlo.

¿Por qué estoy aquí?¿Por qué espero?

Por que no debería.

En serio, no debería. Conozco familias que no sufren de esto. ¿por qué no puedo ser así?

Por que en vez de hospital habría SPA, en vez de encefalograma y tomografía, cama de bronceado; temazcal por camilla y papá en vez de adicto.

Por eso estoy aquí.

Por eso soy inoportuno. Hago tarde las confesiones; que lamento y mucho, pero sabemos que nada cambian.

No cambia que mi familia sea muy lejana al promedio, o que yo espere a un costado del acostado bulto que pateo impertinente mi conversación conmigomismo y el papel.

No cambia que no sea el único con emergencias. No cambia que yo muera por el asiento y todo mi lugar ceder. Que quiera que la paz dure, el corazón aguante, la inflamación baje y también que la salud de mi padre mejore.

Pero hoy algo sí cambia.

Ya no podemos ser indiferentes, ya no podemos ignorarlo, evitarlo.

Ya no se ira cerrando los ojos, buscando bajo las cobijas otra verdad; tras otros brazos de amnesia o con otra copa... más.

No se va. No se ira.

Lo promete el diagnóstico, la espera y la efermera.

La tatuan en el asiento, en la base de la conciencia, en la pluma fina, en la letra corriente. Promete volverse sombra, no perderse.

Pase lo que pase, hoy se nos muere la inocencia, el mito de la felicidad, cualquier máscara social... se nos muere el mito de la virginidad nasal.

Se nos murió de respiros y aspiraciones, de exhalaciones y de sueños. De alergías y maldiciones en "aves verdeparlantes".

Se nos murió de un toque.

Pase lo que pase aquí espero.

Espero que la espera del resto acabe.

Que las noches no acaben, que las horas pasen sin noticias o males.

Que pasen las miradas de mis vecinos encobijados, ensombrerados y los calzados de botas vaqueras.

Quisiera fuera otro día, sin esperas, sin olor a medicina, sin malditas culpas, sin insultos de soledad ajena.

Ojalá una buena noticia, un milagro piadoso, una sonrisa tiernaa, una locura tiesa o una adicción seca.

También pedí un tren eléctrico y la paz mundial e mi cumpleaños pasado.

Envidio la calma de los desamparados, saben su único destino es la espera.

Yo no me entrego a la calma, y lacero mis experiencias y expectativas con el teléfono.

Nadie atiende. Inoportunas llamadas de madrugada.

Mal momento para estar solo. ¿Cuándo ha sido buen momento para pedir ayuda y estar solo?



¿Qué sentirá? si es que siente.


Ya no habla su lengua antes incallable; ya no tiene reflejos antes letales.

¿Qué se siente perder la inmortalidad?

Quién se cree ahora el ego antes tan grande. Qué siente mi padre después de una embolia, y de no poder ser más consigomismo igualable.

¿Qué siento yo? Un pie dormido por la silla, un asco por el olor a medicamentos, un oído tarareante con la música elegida para no dormir. Tristeza por que no hay vuelta atrás... y no hay vuelta atrás hace años y hoy toca intentar regresar a pie descalzo el camino andado.

Tristeza de noser la familia del SPA, o al menos de la alberca en Cuernavaca.

Hoy espero noticia alguna. Buena o mala pero espero cambios. Fue mi orden. "ESPERA".

Espero que en mi turno de espera nada vaya a pasar.





Unas horas después, partiendo el silencio eléctrico: Una llamada que no es para mi.

La enfermera luce distinta. Una mujer asiste al nombramiento de su pariente, corriendo entre desesperación y duda. No tarda en salir. Una punzada se lanza a todos sus acompañantes ahora audiencia. Alunísono doblegan el abdomen. Agua ahoa sus ojos.

Dentro de las tenebrosas puertas azules, que pálidas e inmutables intentan retener las maldiciones de un anciano. Llanto y blasfemias son entendidas através de la sala. Todo el silencio acaba en murmullo. Morfeo se retira asustado por el sollozo el lamento y el dolor ajeno. Así muere la primera noche de espera y la hija,nieta,prima, amiga, que un hueso decidió asfixiar.


Y lo sé por que escucho las platicas de los moribundos (al final del día todos estamos muriendo).




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Al segundo día de espera, cuando la cuenta llega a cero y el martés se convuerte en miércoles, vi a mi padre.

El llanto estuvo retrasado por treinta minutos.

Mi mente se protegía con ganas de amarrar la lágrima y hacer frígida la sonrisa.

Entré y me perdí, pues nadie tenía la mínima atención orientadora. Simplemente creían que uno podía distinguir el olor de su familiar por encima de la peste de la orina, medicamentos, vómito y algo de sangre seca.

Después de urgar por algunos cuartos, encontré la cama.

Respiré fuerte y profundo. "showtime".

Me acerqué a despertarlo, acariciando su cabello. Su cabellera un tanto grasoza, y su olor a saliva seca eran mis primeras impresiones.

Su rostro no lucía calavérico, no aparentaba su final. Hinchado sí, pero no fatal.

Su mirada triste también se veía preparada. Era hora de actuar, al menos con la mitad que podía controlar.

Sus ojos reventados amarillentos, con una nube que aparentaba una borrachera.

Comencé platicando mis buenas noticias fingidas, con mis matices optimistas y todo el cariño que de su familia emanaba. El amor estaba afuera de la sala de cuidados intensivos y le tocaba salir y reclamar su puesto, jamás ocupado por otro como patriarca adorado.

Era momento de su replica y su llanto sostenido dentro a mera fuerza de voluntad lo incapaciataron para hacer su parte.

Le expliqué que necesitabamos de él e intenté comentar cuanto sentiamos por él; que para él nada de esto era obstáculo insuperable, que era solo pasajero.

Enfatizaba el llamado, porque más que una charla con mi padre y sus oídos, era para el ser divino a manera de ruego. Mis momentos cobardes se acercaban.

Cite una ocasión el la que me corto MAL por error el cabello, dejando una evidente falta de cabello en la nuca. Esa vez me verme llorar lo hizó derramar lágrimas. Ambos recordabamos la escena como dura. Al menos es la única vez que recuerdo a mi padre llorar.

Esta vez era lo mismo; mi cabello creció y se resolvió con el tiempo, sus movimientos volverían a ser los mismos.

Pensé seriamente en cerrar allí mi actuación y retirarme.

No lo hice y vi como todo lo que dije eran palabras. Sus esfuerzos por moverse eran mal ejecutrados, sus intentos de contestar lo hicieron enfadar.

Él no cambiaba. Otra vez me haría llorar sin saberlo. Otra vez me sentirñía mal por no poderlo ayudar.