miércoles, 19 de diciembre de 2007

Breve...

Mira el suelo, otra vez lo he vuelto a manchar.
Me hacen pensar, unas veces en tinto, otras veces en ti.

Lo que en realidad viene a ser lo mismo,
lo que por crueldad hoy viena dar igual,
yo acabando en el bar o en casa sin aguantarme a mi mismo.

Puede ser que sea hora de entrar en razón;
y tú lo sabes bien, a fuerza de caer.
Llegar a comprender que dentro de este horror
no hay perdón, ya no hay fe para conseguirlo.

Es darse cuenta de caer en una trampa
que en los años llevan ya cinco años y medio.

Seré muy breve: ... te quiero y esto duele.


Y la sangre que goteaba,
presagiaba mi suerte.

Como un tiempo que paso,
como la vida que corrío, herida de muerte.
Reescrita la espiral, de prometer hacerlo bien,
de cometer el mismo error,
de no saber pedir perdón
o de pedirlo demasiadas veces.

Y hoy me hinco con terror,
ningún Dios responde aún,
la oración de corazón
Soy yo el que no entiende
o nadie quiere responderme.

Seré breve: ... te extraño y esto duele.

Contemplo junto a mi,
el cadaver del que fuí.
Es la mancha de herida mortal,
que percude con su olor,
que no se quita del corazón.

Y no escucho a nadie llorar,
me limito a sangrar,
me concentro en no llamar,
en no solicitar ayuda,
en al suelo divisar, en busca de señal,
de perdón divino que no parece llegar,
en la sangre que seca en el suelo al las venas cortar.

Seré muy breve: ... Te he perdido y esto duele.

Lo intente por segunda vez...

Lo intenté por segunda vez.
Colocaré en mis palmas la fe.
Miré hacia el cielo, y me advertí;
recogí la casa de los hombros rotos
aún quedaba un muro en pie,
era lo poco donde no mentí.

Y tú con tu ausencia,
con tu vida lejana en brillo,
con el olvido en cada ladrillo.

Pasaste este último invierno,
al calor de un infierno de memoria.
Yo lo pasé con frío.
Me la viví rescatando el castillo,
o al menos la pared, tiñéndola con vino.

Quizas pensabas, será esto lo correcto o no.
Pero lo sé, estaba advertido.
Jamás te fíes de un animal herido.
Quizas pienso en buscar perdón.

Leí entre líneas, en mi mundo lo que hoy es puro
mañana está podrido.

Mátame si no soy de utilidad
Mátame por venganza, haz valer mi viaje.

Me desnudaré sin quitarme el traje,
es mi mundo al derrumbarse,
es natural odiarme.
Hazme leer el mensaje.

Me lo tengo prohibido,
tengo el corazón ahogado,
la memoria atascada de olvido,
me he perdido.

Necesité brújula desde antes,
pero pensar en ti, dejarme llevar
es acabar acosado por el vino,
entregarme una vez más:
me he perdido.

viernes, 14 de diciembre de 2007

Creo que voy en el 6....

6----------------------

Espere, la reacción lenta como la razón.
Todo lo vendí, todo lo vi ir, deje la vida salir.

Si aprendo esta vez, tú me conoces, todo acabara contrario a lo que planee.
Viendo a mi vida retornar, viendo como todo acaba mal.

Me dejaré llevar, es mejor ya no planear,
Algo deberá ir mejor, pero como soy, nada cambiaremos.

La vida concreto, las palabras se perdieron vagas,
los actos se robaron rosas, la vida me planto, hizó necio al tonto.

Todo se perdió; aún guardo esperanzas.

No aprendí la lección, no sé cual fue.
A veces hago todo por amor, pero tú me conoces,
acabé haciendolo todo mal, pero necio no quiero olvidar.


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Las manos tiesas otra vez,
El frío en la barbilla,
la costumbre de la cara en pavimento,
Hoy renueva su tortura.

La luz derramada,
la tarde poco a poco pasa.
La primavera no calienta tu mirada.

El sol cruel dejo pasar,
La nube no quedo a observar.
Me viste derrotado otra vez.
Bebamos, comamos, platiquemos una vez más.

Desvitiendo el alma,
tu mirada en la acera contraria,
la cuota de la venganza ya no sabe amarga.
El trámite me cambia las palabras por dagas.

Sueño del regreso,
Olvido de la opción.
Perdonemos, olvidemos el alma.
Terminemos esta tarde,
Como el día en alba.


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Noche plata, de regreso al bar.
Otra más, ron en rocas.
Nunca fuí un santo,
Ahoguemos cualquier duda.
Dejemos la memoria borrar.

Escondido del mundo,
escondido de mi sombra.
Cantando al cantinero
en voz baja sin aliento.
Perdí las apuestas,
sigo siendo el último en dejar,
el último en dos pies estar.

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Todo se desarmó,
la vida quedó regada.
Sigo sin querer recolectar mi parte,
o lo roto o la nada.

Me queda la vida,
que si regresa la estrella,
quiza pueda levantar.

Me queda el vacío,
la soledad y el destino.
Letras que escribir
y leer al verdadero talento,
ajeno claro.

Extrañaré la sabiduría,
pero aún tengo la inteligencia.
Hay que comenzar a usarla.

Quiza algún día me quede,
y use en tiempo.
Dejemos que el resto muera,
muera despacio.

Ese día, será si coincidimos
si me me permites
o perdonas, no importa que tan caro.



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Un par de años, días o vidas,
Todo volverá a ser igual.
La Luna, el agua, y el ojo en plata.

La vida que se pone tensa,
la risa triste sin tu presencia.

El frío de las manos,
extrañando las tuyas mojadas.

Yo sé, que la historia esta contada,
yo sé que la vida no esta clara.
Y este dolor, que se asienta en la mirada.
La vida misma que se estanca en la ventana.

Ya no vuela la hoja, ni el pajaro al viento.
Todo pesa en el recuerdo.
Todo igual, todo igual,
el dolor de pecho,
lagrima negra derramada,
sudor de amor en la espalda.

Tu mano, la mía, la sonrisa no fingida.


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Recordemos el alcohol,
el perfume y las hormonas.
Tego piedad de la vieja memoria,
que no conoce mi historia,
la borro a selección de dolor.

Un trago por la infancia doblada,
la pubertad solitaria,
tu mano soltando la mía.
"que buena paloma"
he olvidado el dolor,
Me he bebido anestecia del alma.

Recordemos tu piel suave
tu cabello, y tu imposibilidad de peinarlo.

Un trago por las golpizas,
los asaltos, las muelas dolorosas.
Tu último insulto, mi teléfono colgando.
Dos tragos de vodka, tal vez agregar un poco de prozac.
Tu imagen no se borra,
La noche me agota, alguien acabe esta copla,
alguien genere amnesia de amor...

Tengan piedad de la vieja memoria,
tengan piedad de la última copa,
la que sigue esperando el adiós.

Quiero olvidar que nos dejamos,
quiero regresar al momento antes de separarnos,
y así bebamos, olvidemos lo que nos hizo este mal.

EL tiempo nos dejará enmendar,
ojala que bebas para el tiempo pasar.

martes, 11 de diciembre de 2007

12 pasos...

Saludos...

Es complicado comenzar este post, por el sencillo hecho de que las palabras no fluyen.

Las últimas cosas que había publicado, si bien personales, y tristes intentos de liberación mental, tienen esa falta de alma, de ganas de contar.

O tal vez les sobran intenciones de ser leidos entre líneas, olvidando por supuesto, que raramente este blog es leido, y rematando con la supocisión de que alguien busca más alla de las oraciones sencillas.

El punto es el mismo, no he platicado con ustedes. Le ha faltado alma al blog, a mis escritos, y a mi propia manera de vivir.

Si bien Diciembre es un mes depresivo por su naturaleza de poca luz, es bien cierto que como ayuda extrañar algo.

Yo he entrado en una etapa de añoranza. Busqué en mi correo viejos mails, encontré sorpresa: correos de fiestas, de cariño, fotos felices...

Extraño todo aquello que era la vida.

Extraño a mis amigos, sus invitaciones, sus charlas. Extraño tener amig@s incondicionales.

Mis errores me alejaron. Mi incapacidad de pedir perdón, o el hecho de pedirlo demasiadas veces remato el acto.

Así que ya no esta entrelíneas.

Supongo que estas son mis patadas de ahogado en busca de redimirme.

En los 12 pasos para liberarte de las adicciones, los primeros tres son sobre la aceptación, el respeto y el perdón.

El problema es que a nadie importa ya mi avance, pero aquí va:

Acepto ser culpable de alejar aquellos a los que quiero.
Acepto ser un mal amigo.
Acepto ser un cobarde incapaz de pedir perdón a tiempo.
Acepto haber lastimado con mentiras a quien más me quiso.

Pido perdón, sincero y arrepentido, por lastimar, mentir, alejar, fallar, no ser quien necesitaba, por no estar a tiempo, por no tener las pelotas para enfrentar mis errores. Pido perdón, por que me arrepiento y hoy soy responsable de mis actos, por tanto acepto lo que ha pasado he intento corregirlo.

Respeto a aquellos que no quieran aceptar mis disculpas, las decisiones que tomen al respecto, y únicamente mis acciones marcaran pautas para la corrección de mi camino.

Respeto a los lectores que no quieran leer lloriqueos en el blog.

El eje del mal

No va a volver a pasarte esto,
aunque quieras más de lo mismo,
soy más de lo que puedes aguantar.

No vas a ser única, busca a alguien que quiera fallar.

Esto es lo mejor, que podía pasarnos, sigamos pasos separados.

Tal vez con el tiempo, yo valore lo que juntos pasamos.
Tal vez con el tiempo, yo caiga en cuenta , tu eras importante.

No hay quien te aguante, quien aguante la guerra de palabras,
la batalla de mi mundo, tu y mi pasado, maldito eje del mal.

Es cuestión de tiempo, esto esta más que muerto.
Mi juego ya no es respeto, es cuestión de olvidar.

domingo, 2 de diciembre de 2007

4 y 5

Calor nocturno, noche en vela.
Hagámos del cuerpo combustible, del alma tela.
Tu cuello nervioso, tu sonrisa perversa.
Erez brasa: nombra el juego, nombra el altar.
Soy tu fiel o tu credo, lo que sea para el calor calmar.

Siente el aire espeso, tu cabello al aliento
tu temperatura subiendo.

No hay retornos en el camino correcto,
tu piel esta hablando, tu sudor proponiendo.
Esquiva de dagas y besos, lamentos falsos:
Verdaderos deseos en confusos pensamientos.

Calor nocturno, noches enteras;
Hagámos del cuerpo combustible,
Hagámos de la sangre llamas espesas.



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Hace días que el cielo observo; No hay estrellas, no hay nubes o viento. El Sol te tiene miedo, la Luna perdió tamaño. Yo sigo aquí esperando, esperando que del cielo caigan respuestas, que alguien me ayude a levantar del suelo la vida; que así las cosas mejoren, el tiempo pase y llegué el invierno.

Quiza el frío perdone a las ideas y las deje volver a ser estrellas.

Quiza la temporada genere cariño que en nubes se convierta.

Quiero levantarme solo, y quizas buscarte, pedir perdón y marcharme.

Así seguro los días volveran a su cause, los días a la luz, las tardes al azul; hasta entonces el cielo obscuro observo, no hay estrellas, no hay nubes... hay poco sentimiento, hay pasividad de corazón, hay mentiras, hay memorias desordenadas... esperemos el frío entre en temporada y así salga del pecho, de la razón.

jueves, 22 de noviembre de 2007

A media luz, a media conciencia escribo...

1

Tengo la sangre en llamas, los ojos rojos,
la pluma escribana; filosa daga de corazón roto,
dama oscura; la hoja pista de baile,
tinta en cada paso, sangre en cada trazo.

Hagamos de esta pieza el arma,
Deja que te lea la carta del amante distante,
de nuestros últimos momentos, de la historia del final errante.

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2

Soy el único culpable, de la muerte sin razón,
de la trizteza interminable, de mi único dolor.
Culpable, soy el único culpable, de la perdida de mi alma,
de la caida de la vista, de los puñales en la espalda.

Ya son noches de desvelo, de culpas y batallas,
de evitar cargar el arma y preparar la daga brava.

Vendras a rendir cuentas, deudas trsites y falacias.
Culpable, de inmediato aceptado mi delito,
juzgado con la gente, con el hambre y el vacío del alma y corazón.

Hoy me quitan tu cariño a cambio de un dolor, venganza bien ganada,
La sangre tan deseada con ese único color.

Culpable al lastimarte, al perderte y no buscarte,
de morir sin corazón, de llorar en ojos secos,
de no olvidarte ni en mis sueños; tu imagen grillete de mi amor.

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3

Yo lluevo de olvido,
Remojo el pensamiento.
Me hago pan y vino,
me doy a los amigos que no entiendo.
Crezco verde entre la hierba,
alimento a los gusanos, por fin sirvo entre la tierra.

Cigarrillo de humo turbio,
colores agresivos y pensamientos tristes.

Tus ojos rojos de llanto, los míos dormidos.
Descansen incomodos por suerte,
por decisión propia de la muerte.
Acaricio tu cabello y tristeo con mi culpa

Sigo sin aceptar que no hay duelo,
que no es cabello, es viento vacío,
no siente, no es ella, es nadie,
nadie que viene a verte entre tus penas.

Pues la muerte es paranoia de la conciencia ausente.

domingo, 18 de noviembre de 2007

LXVI... (Pablo Neruda)

LXVI

NO TE QUIERO sino porque te quiero
y de quererte a no quererte llego
y de esperarte cuando no te espero
pasa mi corazón del frío al fuego.
Te quiero sólo porque a ti te quiero,
te odio sin fin, y odiándote te ruego,
y la medida de mi amor viajero
es no verte y amarte como un ciego.

Tal vez consumirá la luz de enero,
su rayo cruel, mi corazón entero,
robándome la llave del sosiego.

En esta historia sólo yo me muero
y moriré de amor porque te quiero,
porque te quiero, amor, a sangre y fuego.


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Sé que ya no me lees, pero aún me escuchas,
sé que ya no estoy y por eso aún luchas.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Antes

Hacer lo incorrecto, quitar la oferta del camino debido. Presionar en los puntos adecuados al cuerpo ajeno. Convencer cada poro, a sudor y a piel. Besar la frente, la mejilla, y recorrer tu mandibula hasta escuchar mis chasquidos de corazón zapateando contra el pecho de metal, tan cerca del tuyo que agitado suspira por un poco más.

Morder el cuello agresivo, que suave en piel, pero firme en corte taladra con electricidad tu espalda, y crespa los ligamentos, apretando tu mano, contra propia voluntad, pero a favor de tu libertad carnal. Tu calor y tu aroma lo reconocen; el terreno ha sido perdido y la llama puesto fuera de control.

Las miradas evasivas ahora filosas, desgarran lo poco que queda de ropa. Y a medida de evitar cualquier atadura sentimental, nos libermos de toda culpa, se apagan las luces, y nuestras miradas penetran sin duda alguna entre la sombra y lo prohibido.

De entre la sabanas se respira el oxido del pecho ajeno.

Recuerdo...

Hace un par de días, después de por fin lograr dormir, tuve un sueño... más bien un recuerdo.

Era una mañana muy esperada, con injustificada razón. El puerto de Veracruz era el destino de un montón de promesas a la comunicación. Tiempo después sabríamos que las promesas son palabras, y la gente se rinde fácil cuando de su carrera se habla. Pero no hay que adelantar otro relato que en esta ocasión no atañe.

Cómo buen ganado porcino nos arrejuntamos en el transporte que nos encaminaría al viaje playero, que buena falta hacía para un bronceado (sigue haciendo falta).

Transcurrió el dichoso trayecto sin más que algunas babas en hombros ajenos, fotografías incómodas, hormigueos por falta de circulación, discos en audífonos.

Una vez en el hotel, nos registramos y decidimos salir a beber en una playa. Remojar nuestros cuerpos poco similares a los de los comerciales.

Nos alejamos de las playas más concurridas. Divisamos una a lo lejos, medio abandonada, medio sucia, pero al fin y al cabo playa.

Antes de instalarnos, todos corrimos cual chamacos, brincoteando las olas chafitas que nos pegaban en la espinilla, luego en la rodilla, hasta alcanzar de fría manera la cintura.

Un compañero al sentir el agua en el pecho se lanzó con suerte al agua empapando su cabellera.

Yo menos presuroso caminaba brincoteando las olas que ya alcanzaban mi barbilla. Mi avance era intermitente, pero seguro. Una ola grande me hizó brincar hacía adelante, dejé ir el cuerpo, y pasé muy por encima de la ola, pero al caer, no toqué fondo.

Sentí como su una cuchara raspara mi pierna como si fuera helado. La carne se separo y el hueso era visible.

El mareo comenzó.

Sin dolor aún, salí de las aguas hasta la orilla, donde las últimas amigas apenas introducirían sus pies al agua, cuando mi pierna mostraba coquetamente su hueso, la sangre hermoso marco del dolor por venir, salía insistente.

Reconocí mi sangre bañando mis pies, dejando mis uñas del pie derecho como de señora cuarentona... muy rojas. Los pequeños pelitos de mis piernas, se pegaban al cuerpo y a su engrudo color vino. El resto de la sangre se dedicaba a decorar la poca arena que lograba tocar.


El dolor me dobló las piernas, y me hizo caer al suelo. Mi presión sanguínea se vino abajo, y el mareo me atacó. Los gritos para solicitar ayuda de mis amigas pálidas y su carrera sobre la arena gruesa fueron pasados desapercibidos por mi persona; que cual camaleón, comenzaba a transparentarme y ser uno con la playa.

Mis amigos, asustados, saltaron a la herida con el valor de un entrenado paramédico. Envolvieron en la playera de un hermano mi herida, para detener la hemorragia. Consiguiendo que la arena me penetrara hasta en el más mínimo rincón de la herida, lucía cual milanesa empanizada. El dolor disminuía y aumentaba como las olas del mar ferroso que nos acompañaba como relleno de la foto.

Y ferroso por que el dichoso guardacostas se atrevió a ir a supervisar mi auxilio, y señalar que donde estábamos nadando había restos de un bote, y lo que me corto había sido un pedazo de metal sumergido cual trampa para incautos y adolescentes con poca suerte.

La ambulancia llegó. Yo nunca me había subido a una. El viaje más que incómodo doloroso y espantoso en toda la expresión de la palabra. El paramédico, con dudosos estudios médicos, no limpió la herida, y únicamente colocó una gasa para que cubriera la parte donde hacía falta piel y carne. Se divisaba el hueso, y un par de nervios y venas marchitos entre sangre y arena.

El arrivo al hospital no fue distinto al viaje: Bajé por propio pie en dolorosa flexión que terminó en sangrado.

Subí a una silla de ruedas, que me encaminó a urgencias. Un niño sin pulgar a mi izquierda, y una señora vomitando sangre eran mis acompañantes.

Me subieron a un fregadero de lozas verdes, pusieron mi pierna cual traste sucio, y comenzaron a tallar, en busca de que quedara rechinando de limpio. Rechinaban mis dientes del dolor, y mis tripas para no vomitar. La enfermera sádica, adoraba su trabajo y sin pensar en mi dolor, continuaba quitando arena de la herida, y colocando en ella yodo.

El ardor era fuerte, el dolor profundo, y los calambres angustiantes. Casi pierdo el conocimiento.

A lo cual la otra enfermera decidió ponerme una intravenosa en mi mano. Hay que señalar que le tengo pánico a las agujas.

Me cambiaron a una camilla. Llegó una doctora que dio instrucciones para coser mi piel y músculos en busca de cerrar la herida.

Me inyectaron anestesia directa, es decir, justo donde tiene la carne al descubierto. Me quemó hasta la conciencia.

Comenzaron por coser el músculo; por así decirlo, primero cosían lo más cercano al hueso, y posteriormente coserían la piel.

18 puntadas le dieron al músculo un estiramiento masivo y doloroso. las consecuentes 22, ya en la piel, no resultaron más amigables.

Lo memorable de las últimas puntadas fue que la anestesia, ya no tenía efecto, se había diluido en mi sangre saturada de miedo y dolor.

La aguja penetraba la piel, para después jalar el hilo, que se tensaba cual cuerda de guitarra. Sentía el ir y venir de la aguja, con tal intensidad que una maestra que hacía de testigo decidió salir de allí por mi cara de sufrimiento.

Mi herida fue embalsamada. No podía mover la pierna sin sentir que la herida se abría, y ver como la sangre cubría las vendas que la recubrían. Mi herida tiempo después asemejaba una cara sonriente del punk.

lunes, 29 de octubre de 2007

Vidente...

Vidente...
Había vivido toda su vidaconciente, bajo la premisa de lo fugaz de su llama. Rezando a Dioses que prometieran que después de esta vida no hay más. La línea de la vida corta predicaba en su mano.

La conciencia del destino le permitío enriquecer sus días, pero matar su anhelos. No hay vida en el vivir para morirse.

Si cada día se sabía más cercano a su final, y cada hora era una más; la pregunta resaltaba, ¿por qué aguardar?

La ventaja de ser dueño de las decisiones, de las acciones, del gatillo. El control del pulso, del miedo, de la destreza, del tener la última palabra. Del huir al sueño recurrente. Del ser vidente de la vida efimera, y testigo en sueños del final de la misma.

Más de un mes completo, si se sumaban las noches, habia presenciado en sueños su velorio. Era él el de la caja, el de los arreglos, el del traje oscuro, el de las visitas lloronas. Era el casuante del dolor, de la pena, del olvido, de la no empatía.

Era una bomba molotov de sentimientos, que quemaban en estallidos cortos, y superficiales las heridas pero de profundo dolor. Veía con claridad a su madre, acabada por las canas y con los ojos secos, la piel marchita y descuidada. Un poco de rubor no bastaba para matar la pena tatuada en la comisura de los labios. Su hermana, cual fuente lagrimienta, derramaba ríos de dolor en agua, diluidos con el rimel que dejaban huellas negras en la mejilla.

El cuerpo en su nuevo empaque, era trasportado por hermanos, de sangre y de vida. Cargaban en hombros, la caja gris metálico. Su dolor no era evidente, pero mas de uno había picado cebolla antes de asistir al evento.

En la fila de las caras que contaban las páginas de su historia, mujeres abundaban: Abuelas, exnovias, parejas, amigas, tías, primas... los títulos eran surtidos.

Un par de ellas sorprendía a la vista. La primera, contaba con un palido tono de ultratumba, un par de mejillas deshidratadas, ojos escondidos bajo un par de gafas oscuras, cabello relamido en una coleta de caballo, y un llanto silencioso y murmurante que taladraba la espina dorsal en pequeñas etapas que erizaban la piel y ponían al sentimiento crudo en charola de plata.

A su lado una imagen no apta para corazones débiles. Una hermosa y rizada cabellera, sostenida por un broche en forma de mariposa. Un par de ojitos verdes desolados, y desorientados por la duda. Por su cabeza un par de ideas legibles en su rostro: ¿Por qué lloras mamá? ¿Donde está papá?

El sueño siempre terminaba en la misma imagen rompecorazones: La niña con el rostro familiar y perdido, y su atuendo funebre.

Y con el gatillo en la punta del dedo índice, con el arma bien empuñada con mira en la boca, el sabor del metal y la grasa en la lengua. Con el sudor y el dolor apretujando el pecho.

¿Por qué aguardar?

...

¿Por qué esperar un día más entre dolores y penas?

...

...

Para saber si el rostro de esa niña también sabe sonreir.

lunes, 15 de octubre de 2007

Al mar...

Vamos al mar, al viento con sal.

Del tiempo saliva en besos, donde se acurruca el aliento del sol entre tus pechos. Donde se compara el alma a la ola, y regresa a su fuente, un poco turbia, pero jamás vencida. Así nuestros días se calman y pasan, así mi alma se lava y se olvida. Se diluye de culpas, y queda vacía.

Vamos al mar, aunque a hierro peligre la piel.

Del comienzo recuerdos tibios y obligados a callar, entre la arena y la sal. Donde se compara el calor con el tuyo, y el recuerdo de la piel busca amar, coquetea con las gotas de las mejillas. Y ante el rayo verdugo mi sonrisa no se puede evitar.

Vamo al mar, vamos donde todo pueda volver a comenzar.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Capitulo 1: Cuentos de tirol

Las manos en blanco, el papel en negro, la vida tonos grises y lo único a color, la vista.

Llevaba ya más de cuatro noches de insomnio. La posibilidad de superar mi reciente desempleo mediante el uso de mi nueva habilidad, dormitar únicamente dos horas por la madrugadamañana, era ya contemplada como viable; Los veladores no podían ser tan infelices: Eran el sueño de todo niño de ocho años. No duermen, comen únicamente comida chatarra, y tienen todo el centro comercial para ellos solos.

Las taquicardias y las voces no habían aparecido. La última vez que atacaron, más bien aparecido, el doctor mando drogas y descanso. No tenía intención de volver a esas andadas; las pastillas que te hacen sentir feliz, y mover al mundo en cámara lenta simplemente me daban más miedo que las voces. Aparte siendo realistas, nunca comprendí que me decían los susurros.

Las tardes pasaban fugaces, y las noches en pausas.

Las paredes de tirol de mi casa se habían dedicado a contarme historias en sus contornos.

La frecuencia de las narraciones no era programada, pero después de tres o cuatro horas de mirar fijamente la pared las texturas cobraban vida y contaban secretos a media luz o a media razón. La pared no tenía nada de sobrenatural, de eso estoy convencido, y explicaba mis malviajes con cansancio y semi dormir con los ojos abiertos, dando libertad a mi inconciente de navegar en la pared cuyo único límite era un espejo medio estorboso; al menos así me sigo explicando esas historias.

Uno de mis cuentos preferidos comenzaba con una carreta.

La carreta, con cuatro caballos de fuerza, tranquila paseaba por el techo grumoso; pero al llegar al ángulo recto con la pared, algo espantaba a los animales, que temerosos intentaban correr. Una niña dentro del vehículo era divisada. Torpemente subía a intentar controlar a los animales desvocados, que corrían de un librero al pilar, del pilar al suelo, y del suelo al espejo.

El espejo que colgaba justo al centro, de la pared de muy amplias proporciones contra el pequeño adorno reflejante. Me imposibilitaba ver cómo la pequeña de cabellera rizada desaparecía. Pues al salir por el otro lado del estorbo, los caballos ya no tenían lastre de carreta y la pequeña ya no era divisada.

Lo que hacía que esta historia me gustara tanto, era que recorría casi todos los muros y el techo, pero sobre todo, tenía un final abierto, donde yo podía suponer que la niña había soltado a los caballos, o logrado saltar y salir ilesa, o en su defecto, si el humor lo permitía, que se había estrellado con su reflejo, pues sólo los caballos sin culpas y sin lastres lograban atraversar. El enfrentarse a uno mismo siempre será más catastrófico mientras más pasado tenga uno.

Siempre una historia diferente, siempre la misma carreta y la misma niña... siempre lograba dormitar casi dos horas al quedarme pensando en el final de la pequeña.

Parafrasis de confesion...

Fue a conciencia pura, que perdí tu amor...Y nada más que por salvarte.

Si tu supieras mis razones, comprendieras las canciones, los murmullos de la pared y sus conversaciones con mi locura, tal vez... tal vez no me odiarías.

Mis métodos nunca exactos, más bien torpes y desgraciados, más de una vez te han causado graves heridas de pecho. En esta ocasión me alejo, de la única manera que lo consigo, es ganando tu desprecio, y traicionando mi vació.

Al limite de un temblor, de mostrar la heridas enfermas, la pus del pasado que no deja el cuerpo de la culpa.

Perdón...

"Sal de mi vida... fui un desgraciado, en mi caída, busqué dejarte un lado. Por que te quise tanto, tanto que en mi rodar, para salvarte, sólo supe hacerme odiar."

jueves, 6 de septiembre de 2007

Tregua....

Temeroso de una mordida, un ataque, o ladrido, me acerco y acaricio la superficie blanca y pálida del teclado.

Llevaba días sin poder juntar el valor necesario para una línea o dos, para unir frases, o de menos entablar una conversación.

La culpa es sentimiento ingrato, y la estupidez su mejor amigo. Desastrozo tener ambos por sombra y desayuno.

La extrañeza de martillear en busca de las frases adecuadas, de exprimir el fruto seco de la realidad interna, que debate los últimos días en fundirse en el olvido... sigo pensando como escribir, pues parece que la mano no obedece a la razón. La razón, ya tan olvidada del dolor, acostumbrada a quejarse y lloriquerar, hoy solitaria se reusa a platicar, a soltarse un poco, a colaborar en esta tregua con el mundo.

Se vislumbra temerosa y celosa la luz en la penumbra, y es cuestión de continuar con la inercia y comentar el porqué de la distancia, de la memoria, del tiempo, del olvido.

Yo que era tan seguro, tan claro; hoy confusión y queja.

Me alejo de la vida misma en espera de una ayuda no solicitada, pues cargo con propia cruz, y culpa es su nombre. No importa que tan arrepentido se este, el perdón no llega.

Y miente aquel que se perdona solo, y le mienten a aquel que al confesarse alivia su pena. El perdón es largo camino, de mis pies hoy lodo, de mis ideas estorbos.

La distancia al mundo, me permite evitar mostrar la nueva marca, la herida en la cara que nadie puede dejar de ver. La vergüenza del alma, y el paso de los errores contados en piel, cual días a prisionero en rayas... hoy soy pared llena de marcas.

domingo, 22 de julio de 2007

Imagen...

La luz la había hecho perdurable, y el tiempo se había encargado de hacerla inolvidable.

Nunca fue común, pero era vagabunda por carecer de dueño. Siendo yo elegido de encontrarme enredado entre sus restos.

Si bien la espera había aniquilado mis ganas de vivir el día a día, y la paciencia nunca fue mi mayor atributo; mi curiosidad, siempre mayor a las caracteristicas anteriores, era suprema.

Ese día reinaba la curiosidad, sobre las sombras del blandengue clima, que se dedicaba a llorar la ausencia del Sol. Reinaba por el tedio de la vida, por la vacuidad de la monotonía. Reinaba por que la había divisado entre varias similares pero jamás comparable sería.

Mi mirada en su reflejo, cual buen espía, sigiloso escudriñaba entre su belleza enmarcada por un atuendo negro y justo. "Justo para la ocasión" recuerdo haber pensado. Analizada, cortada, desmenuzada su imagen ante el ojo cruel, que cual sátiro disfrutaba del dolor que lastima las autoestimas ajenas, penas causadas por sus defectos, que aunque pocos, siempre que son escudriñados duelen en el pecho y quitan el curita de la costumbre.

Mis trámites eran eternos y el valor poco.

La jaqueca del hambre era olvidada. Las horas de espera eran nulas. La vida se hacía lenta, para poder apreciar este fugaz cruce de destinos. Mi objetivo inicial de estar ahí había sido olvidado.

La cituación fue cuajando hasta el punto de enfrentarla... Había poco que hacer, que decir, que intentar.

Vi entre sus límites un papel con su nombre, que alargado con sus extremidades ocultaba, pues decía su edad.

Su nombre, su edad, su procedencia, fueron reveladas a mi acosador interno.

El asombro creció al ver cualidades que yo encontraba sobresalientes, que aunque tal vez fueron sin intentarlo, dejaron mi pequeño asombro usado.

Una extraña fascinación por la imagen contemplada recorrió mi cara, se alargó a mi boca haciendome sonreir. Se ubico detrás de mis ojos, corrío fugaz por el cuello, logró econtrar la avenida de mi hombro, con dirección directa a mis manos. Obligó a mover los dedos, la mano, el brazo, el hombro, y econtrar en mi pecho la cartera.

La fascinación controlaba la compra, y yo drogado por el consumo, abrace la fotografía y huí de la escena del crimen, cómo quien huye con su amada después de haberla raptado con fines, mas que románticos, carnales.



jueves, 28 de junio de 2007

Insomnios...



CIGARRILLO...


Suena como si ya no me adoraras,
Huele a quemada tu suerte.
Suena como a llanto ahogado,
Tú sabes lo que te esperabas.

Gastaste tus salvas,
Yo sólo erré en quererte
Nunca fui aquel que tu querías,
Ahora sólo hay descaro en el paquete.
Suenas como si no me conocieras,
Soy el acompañante de tu muerte.

Y me tientas el cuello,
Mi cenizas al viento mienten,
Yo nunca he fallecido cerca de tus labios.
Despídete de la carne, del sabor,
Hoy doy festín, hoy eres mía,
No actúes con sorpresa,
Exhálame en tu despedida.


_____________________________________





LOCO...

Disculpa que me hayas visto así,
Disculpa la cuerda, y la navaja.
Todo está oxidado, y tus trazos
Hoy viejos y acabados.

Retrato de tanto cariño,
Recuérdalo sin distracción,
El tiempo es una criatura,
Amárrala hasta el final.

Y cuando todo este cerca,
Recuerda cuando no pudiste irte.
Te quedaste en la puerta,
Malditas maletas memorias,
De ganas mentiste.

El retrato del regreso perfecto,
Hoy la vida da otro paso,
Me quedé tras los pasillos,
Me aventuré a mi mismo,
Y acerté en mi final.

miércoles, 27 de junio de 2007

... Les aclaro

La aclaración es la siguiente: Mi TEXTO como señala la etiqueta de la entrada anterior, es eso un texto, y no puede ser usado como declaración o confesión... Por que es FICCIÓN.

Síganme leyendo. Saludos

martes, 26 de junio de 2007

How I could just kill a man...

Con el temor acostubrado a la violencia, o la mera paranoia citadina como sombra y capa de todo acto, caminaba rumbo al primero de dos trasportes que se tienen que tomar si se quiere llegar a mi hogar.

Subí a la dichosa "combi", con dirección a Mixcoac. Seis eran mis acompañantes: una mujer oficinista de amplias caderas y demasiado tejido adiposo, cuatro obreritos, seguramente albañiles y un joven gañan, con una amplia chamarra y pantalones grandes.

El último personaje me erizó los bellos de la espalda. Un adolecente inexperto en el mal camino, pero con todas las intenciones de caminarlo. Tocaba y tocaba su bolsillo, se acomodaba su amplia chamarra y su intento de cinturón.

Llegabamos a la base cuando me sentí escudriñado con la vista por el pequeño delincuente. Fuí el último en bajar.

Me dirigí con paso acelerado hasta la segunda base de autobuses con rumbo hogareño.

Cual pegoste el bandalopuberto, aceleraba y alentaba el paso de acuerdo a mi sombra. Un par de movimientos para corroborar este hecho fueron estrategia de mi paranoia. Entré a la tienda más cercana a no comprar nada, y el hizó lo mismo. Mis nervios comenzaron a molestarme, y la adrenalina a fluir.

En mi mochila, traía una navaja tipo Suiza. El motivo de su presencia allí era sencillo: un promocional, me dedico a eso de las promociones. La saqué mientras cuasicorría hasta el camión, subí a él, y para mi suerte el puber venía detrás mío.

Con la mayor discreción había sacado el aditamento punzocortante del armatoste tipo Suizo, es decir saqué instintivamente el cuchillo mantequillero que portan estos juguetitos de "scouts". Lo metí a mi bolsillo derecho, con mi mano que lo apretaba cada vez más, pues la mirada del niño seguía en mi.

La hora de la verdad se acercaba, tarde o temprano yo tendría que bajar del autobus, y podría suceder dos cosas:

La primera intentar huir del asalto y de no evitarlo resitir la golpiza probable, o la segunda enfrentar al asaltante novato, y tomar la mayor ventaja de la sorpresa de toparse con un peatón invadido por la impotencia de haber sido asaltado más de lo que quisiera y dispuesto a desquitar esa ira reprimida.

Salté con el autobus aún en movimiento, y crucé la avenida, cual era necesario para acercarme a mi meta. Como era de esperarse mi sombra venía tras de mí, empuñé mi juguete y al sentir un jalón mezclado con: "aguanta chavo", giré el cuello sin dejar de avanzar.

El puberto empuñaba una pistola. El frío me recorrío.

"Afloja lo que traigas" dijo.

No dije nada, y me comenzó a buscar en mis bolsas.

"¿Que traes en la mano?", saqué la mano empuñando mi artículo rídiculo.

El espantado por el hecho de ver que pudo haber peligrado, lanzó un certero cachazo sobre mi craneo. Chasqueo y escuché claramente un resorte, de su imitación de arma.

Protegí mi cabeza con la mano enavajada, cortando accidentalmente al torpe asaltante.

El sonido del resorte se repetía intentando golpear mi cabeza, un par de patadas me tenían casi hincado. Poco había que hacer, en espera de que un tiro no saliera accidental o premeditado y me volará parte o toda la cabeza.

Vi que su motivación ya no era la misma. Ya no buscaba mi celular, o la cartera, seguía golpeando y cortandose de vez en cuando.

En respuesta poco conciente, comencé a devolver un par de puntapies y puñetazos. Vi caer el arma. Era la oportunidad.

Lancé un par de golpes bien concretados en sus mejillas. Mi mano izquierda fue certera.

Mi mano derecha empuñaba algo que había perdido de vista, hasta que se atoró con la chamarra tipo colchón del tipete. Jalé hasta cortar buena parte de la chamarra y liberar la navaja. Él tomó mi brazo e intento sostenerlo. Seguí golpeando con la otra mano. Ahora él era el agraviado, y yo una bomba de adrenalina fuera de mi, con muchas ganas de hacerlo sangrar. De que pagara por todos los asaltos que me habían cometido. De que me devolviera la dignidad de las últimas dos golpizas que me habían propinado.

El jaloneaba sin sentido su chamarra. Por fin logró que lo dejará de sostener con mi mano derecha e intento huir.

Lo siguiente sucedío tan lento pero tan inconciente, que aún puedo sentir la sangre tibia recorriendo mis dedos. Lancé un golpe empuñando el "juguete" hacia el cuello del agresor, cuando este buscaba huir, yo buscaba su cara, pero encontré su cuello, que cual bolsa con agua pinchada me derramaba su relleno.

Mi instinto, fue lanzar otros dos golpes así. El primero entró en su cachete y salío por su boca. Jamás una sonrisa me causó tanto placer, y su sonrisa ahora era muy grande.

El segundo, mientras caía al suelo entre gritos y asfixia sanguinolienta, le atraveso la traquea. Sentí claramente tocar el hueso de la mandíbula y la sangre hacer resbalar la navaja. El corte se alargo en busca de hacer más daño al jalar mi mano lateralmente. Un par de esfuerzos y el cuerpo inconciente derramaba, lo que a mis ojos eran, litros y litros de tibia y semiespesa sangre. Tenía la textura de un café capuccino con crema batida.

jueves, 14 de junio de 2007

Registro del ocio pregunton.

Por sugerencia de un hermano, me he dado a la tarea de, mientras muero un poquito, contestar este test... que bien podría ser lo último que conteste.

1. Los principales rasgos de mi carácter

Necio, voluble, facilidad de palabra

2. La cualidad que deseo en un hombre

Lealtad

3. La cualidad que deseo en una mujer

Inolvidabilidad

4. Lo que más aprecio de mis amigos

Que me soporten e intenten entenderme.

5. Mi principal defecto

Egoista. Efímero.

6. Mi ocupación favorita

Ella.

7. Mi sueño de felicidad

Que nadie me olvide.

8. Lo que para mí sería la mayor desgracia

Ser olvidado. Volverme estúpido o tener descendencia estúpida. ok... con poco IQ

9. Quién me gustaría ser

Luis XVI

10. Dónde me gustaría vivir

En Tokio... que no vieron Lost in translation... si no viajan mínimo lean... o vean cine.

11. Mi color preferido

Rojo sangre.

12. La flor que más me gusta

DIente de León

13. Mi ave favorita

Happy Feet

14. Mis autores preferidos:

José Agustín, Juan Rulfo, Albert Camus.

15. Mis poetas favoritos

Benedetti, Fonollosa, Corro (ok ese es chido pero tenía que ponerlo)

16. Mis héroes de ficción

Michael Corleone, Ryu, Pedro Páramo.

17. Mis heroínas de ficción

Chun Lee, MamaLucha.

18. Mis compositores preferidos:

Calamaro, Jagger, Bono, Lennon

19. Mis artistas favoritos:

Coppola, Dalí, Ceratí, Bunbury

20. Mis héroes en la vida real:

Bunbury, Ceratí, El santo.

21. Mis heroínas históricas

Mi mamá.

22. Los nombres que más me gustan:

Regina, André, Sofía.

23. Lo que más odio

El sentirse inútil.

24. Los personajes históricos que menos me gustan:

El idiota que se cayó con la bandera enredada, todos los presidentes gringos que dicen ser heroes, Lázaro Cárdenas.

25. La campaña militar que más me gusta

el día D.

26. La reforma que más aprecio:

Libertad de expresión y de credo.

27. El don de la naturaleza que me gustaría tener

el viento... me gustán los papalotes qué quieren que haga.

28. Cómo me gustaría morir

Algo super trágico. Recuerden que el olvido me da más miedo que la muerte. No sé, por intoxicación, por respirar humo en un incendio, mientras salvaba a una bebé (mi hija para darle el toqué paternal).

29. El estado actual de mi alma

Crisálida

30. Las faltas que puedo soportar

Todas se pueden soportar. Pocas perdonar.

31. Mi lema

Jamás confies en una maldita lesbiana dentista infantl.

lunes, 4 de junio de 2007

Mr. Endodoncias

Punzaba a la altura de la quijada un dolor. Y no eran palabras no habladas, más bien, era la sensación de querer mascar un piedra y despedazar cada uno de los incautos dientes que se empujan entre sí.

Todo comenzó como cualquier mal... Nace, crece, cumple su objeto, y se resuelve o te mata.

Pero, contextualicemos, mi dentadura a sido ultrajada numerosas ocasiones, entre ellas una vez engañé a mi dentista y fuí con otra, razón faltal que desencadenaría, como todos los engaños, bastantes pleitos y dolor.

Total se me picó una muela, y por avaro, no asistí con mi dentista de cabecera. Fuí con una "amiga de mi mamá" que resultó una señora cómo de 50 años, machorrona, cuya asistente era su pareja. Su especialidad: INFANTIL.

Uno debería preocuparse cuando su dentista lo más que atiende son dientes de leche, a pero no, no capté esa señal.

Después de un poco de dolor al anestesiarme y ver que incurría en no ver una segunda señal, NO ES NORMAL QUE TE DIGAN: AHÍ VIENE EL AVIÓN, para que abras la boca.

Salí de ahí con la cara dormida, pues me habían aplicado anestesia suficiente como para dormir a un elefante, ultrajarlo,y después él no recordara nada, y sólamente tuviera un dolorcillo rectal.

Meses después...

La molestía... primero la sensación de que lo frío me molestaba... Hipersensibilidad, me mentía a mi mismo.

La molestía creció como niño, y cuando menos me dí cuenta ya era un adolecente hecho un verdadero dolor. (qué rápido crecen...)

Decidí como todo buen naco, soportar el dolor pues "mañana se me quita".

Hasta que una buena noche atacó. La desesperación era tal aquella calurosa noche de jueves, que me tomé todo el paracetamol que encoentré en mi casa, acudí después al Ketoralaco. Las respuestas no mitigantes del dolor me hicieron caer en la desesperación extrema.

Morder la correa del reloj, me calmaba un poco las ansias. Aunque sentía que la presión ejercida en cualquier momento me haría reventar un pedazo de diente... La opción comenzaba a ser contemplada como solución:

Recordé que a los bebés les ponen anis en sus encías para que se les duerman... La opción para adultos es embriagarse con whiskey. Dios Bendiga aquella botella de Jack que estaba aquella madrugada en mi sala. Mi reloj marcaba las 3 am, y yo decidí hacer lo propio. Abrí la botella, la incliné sobre mi boca, y sentí su sabor etílico matando un poco mi lengua, estaba a punto de pasar el trago cuando recordé: demasiados medicamentos + alcohol= Suicidio.

Por tanto hice algo sacrilegioso. Escupí. Con la boca enrojecida y ligeramente adormecida. Repetí y repetí el acto.

Me sentí culpable pero pude dormir, casi 3 horas. Para después levantarme bañarme y tener el descaro de asistir a laborar con uno de los peores y más desesperantes dolores que he sentido a lo largo de mi vida.

Agendé cita de emergencia con mi dentista, que radica en la hermana Republica de Atizapán, cuyo traslado de emergencia dura casi 3 horas con tráfico.

Casi llorando entré a su consultorio con la cara deformada del dolor, la mueca inconfundible del moribundo o del torturado por sus pecados.

Me vió, y de inmediato levantó su dedo acusador y juzgó: Esta curación no es mía y seguro es la que te molesta. Tenía razón.

Sacó una radiografía y comenzó a sonreir distinto. Y digo distinto por que lo conozco hace años, y su amabilidad siempre ha sido destacada... hasta ese día en que la comisura de sus labios atacaba mi miedo.

Taladró sin advertirme nada. Me reclinó, y no sé si estoy intentando bloquear de mi memoria esos hechos tan funestos, o sólo mi pánico ante el taladro repiqueteando y zumbando en mi boca me hacen olvidarme un poco.

Una vez descubierta la "curación" anterior. Pulió y limpió de caries. Era más fatal de lo que YO esperaba. Me sentía aliviado po que me quitaba la presión... oh sorpresa la mía.

Odio las sorpresas, ok nada más las que duelen. Esta era por mucho la que más odiaba. Me tenía que extraer la pulpa de mi muelita. Por qué, por que la che caries había llegado hasta la raíz, y la encía estaba cochambrosa...

Cuando me dijó eso estuve a dos de irme de espaldas. Gracias a mi respaldo de la silla ya reclinada no fue así.

Una vez más tomo una jeringa de tamaño descomunal y me inyectó anestecia a diestra y siniestra. Me sentí alfiletero. Y cuando ya no sentía media cara, la lengua, un pulmón, y la mano derecha, dijo creo que con eso bastará. PÁNICO en el consultorio.

Sacó unos cochinos tornillitos de colores, que en realidad eran limas. y dijó esto te va a molestar (ubiquemos que él siempre dice " vas a sentir un piquetito", mientras tú te retuerces en su maldita silla rasguñando los laterales de puro dolor. Entonces cuando después de tanto analgésico me dice: te a va a molestar... comencé a sudar frío)

Introdujo su instrumento de tortura al fondo de mi muelita. Para esto ya me había explicado que eran tres terminales nerviosas a aniquilar. Retirando la pulpa manualmente.

El aparato del medievo me dió calambres en todas mis ideas, me encogío las entrañas, y me agarró a patadas las nueces. Sí, juro que el dolor era muy intenso... y se iba a poner peor.

Levanté mi manita izquierda, que es la que se levanta cuando "molesta". Y dijo... ok nada más deja saco la limita y te pongo anestecía directa.... TÓMALA, un jalón... mi ojo derecho, sin mi autorización prevía, comenzó a mojarse y escurrir.

El tornillito traía pedazos de mi muela aguaditos.

Contar el detalle de lo consecutivo no mejorá, pues fueron dos sesiones de una hora cada una, donde pedazo a pedazo le arrancaban la vida a mi muela, y a mi las ganas de pagarle al dentista. El dolor creo que es similar a tener un bebé.

Insoportable, incontenible, siplemente una catástrofe en el pequeño mundo de las terminales nerviosas habitadas por neuronas medio putrefactas. Eso sintieron las familias en el 85, eso siente la gente en la silla eléctrica. Las torturas no estaban olvidadas por la santa inquisición... Las hicieron profesión: Dentista.

Después de mucho dinero, dolor, sudor, esfuerzo, desgastedevirilidad, llanto, DOLOR, logré que me dejará dormir mi cochina muela. Pero algo me queda de moraleja, y no es la que el gracioso sádico en bata blanca me dijo (por cierto me dijo: Ya ves. La pasta sólo cuesta 40 pesos. Cuando yo lloraba para que se detuviera), la verdadera moraleja es JAMÁS confíes en una MALDITA LESBIANA DENTISTA INFANTIL.

miércoles, 9 de mayo de 2007

Para no hablar del VL07...

No hablemos del Vive Latino, por que muy formalmente el día domingo despúes de llegar a mi hogar, recolecte mis papelitos donde había anotado cosas jocosas del magno evento, redacté, como pude y a pesar del cansancio una reseña de mi fin de semana.

Total ahorremos el choro y resumamos en que no lo subí a tiempo y hoy ya no es noticia y menos todas aquellas cosas jocosas, que según yo podía contar, ya las contaron otros 20 mil incautos sintiendosé graciositos en sus blogsrevistaspaginasweboperiodicos.

Entonces está entrada hablará de algo que casi no salío en todas las primeras planas de la ciudad de México, del evento de Tunick... OK, también eso ya salío en todos lados.

...

Creo que es momento de decir que... esto es un blog no un periódico, o noticiario, o boletín informativo. Si buscan lo más actual, y quieren saber la información de la nota más hablada del momento... No lean este blog.

Leansé aquí libres opiniones super tendenciosas y subjetivas, críticas sizañosas y chistes ácidos de la gente, o meros intentos de textos a presumir. Por lo que me resta decir: Gracias... Totales lectores.

Prometo ya no ponerme a reportar la nota, y únicamente comentar, quejar, burlar, tristear, presumir, pestañear, dormir, escribir... dejémoslo en Blogguear.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Y al final....

Y las tardes se tornaron lentas, las mañanas aburridas, la chispa se nos había escapado... Poco a poco nuestras viejas risillas eran cacofonías de olvido, y calambres en la nuca del pasado.

Se nos acababa el tiempo unido, y mis metas eran ya distintas a las tuyas. Dimos el gran paso, y de charlas a gritos de pelea, de abrazos a empujones, todo terminaba...

Dimos vuelta a la hoja, tu buscabas quien cubriera tu necesidad, y yo una nueva fuente de ingresos, de modo de subsistir.

Eramos una mancuerna productiva, pero poco disfrutable, eramos sin duda la necesidad viva de algo más: tú algo más estable y puntual, yo algo me retara y me apasionará cómo lo había hecho al principio.

No de agradable manera comenzaron los cierres, los devuelvememiscosastúlasmías, págame, débeme, quédate, róbame, extraña, pierde, quita, olvida, olvido, olvidemos... avancemos. Y poco a poco y en nuestra última pieza, decidí terminar con tus dudas:

Nos separabamos por que querías, por que ya no eramos afines, por que tú pedías muy poco y yo ganaba sólo suficiente, era la comodidad de la mediocridad andante. Eramos distantes, eramos viajeros a dos de separarse.

Así, así me separé y dije adios a este trabajo.

lunes, 16 de abril de 2007

Muse... el 2007 el mejor concierto del año, hasta abril.

Comencé a buscar como diablos comenzar está nueva emisión de mi no tan famoso, y más bien audienciaLESS blog.

Así que comenzaré por eliminar lo que seguramente ya leiste en todas partes: Sí, sí había montones de revendedores. Sí, sí empezó retarde el concierto en JUEVES, y cientos de otras chunches que a manera de remenbransa cualquier escritorcito revisteño se propone propagar como ciegas verdades.

Pero no indaguemos en esos detalles.

Penetremos de lleno y sin preambulos delicados en la pieza:

Bajo un efecto borreguesco, la manada quedaba acarreada en los finos pasillos del transporte colectivo, o imitando ganado, llevaban a los automovilistas al corral, que por una No módica cantidad se dejaban amontonar sin ton ni son.

Yo viaje, por decisión propia en el primer grupo. Al llegar después de un sin fin de: lesobranquierenboletoschavo, esquivando a cuanto animal se me cruzaba, y después de reconocer a unos cuantos y aderirlos al comboy rockeralternativo, llegamos a la taquilla, partimos nuestro ticket y pase al ya tan esperado momento del primer acorde.

Y ahí fue, después de una espera razonable, cuando comenzó el griterío. Eran ellos, subiendo al escenario con una agilidad totalmente humana, una apariencia desgarradoramente común (en coyoacan donde se ven muchos europeitos pelos jocosos), y tomaron sus equipos cargados con alta tecnología y comenzarón.

La primera escala, si bien emocionante por ser la primera, no causo graan elogío entre el público medianamente conocedor, alias la mayoría. Take a Bow. Bastante no de mis favoritas si me preguntan, pero como no lo han hecho así mantengo el comentario.

Poco a poco la fiebre de querer más, de quererlo ahora, de querer arrancarles el alma y el corazón nos invadía, con sus estresantes coros en Hysteria. Pero Dios Bendiga a los aplausos en el primer solo de guitarra que aventuro el vocalista, ya que su saturado ambiente dejaba más bien la sensación de que teníamos que ser más fans de lo que creíamos para soportar el concierto en esos decibeles, y sólo una ola de aplausos, logró conectar a la siguiente parada.

Super Massive Black Holes... qué decir. Una hermosa ejecución de ribs de guitarra, con solos que dejan ganoso. Una prendidez de rola, y la gente poco a poquito otorgando terreno... Si el público fuera colegiala, era el momento de fuera el sweater y hola a las mordidas de cuello.

Butterflies and hurracaines... consiguío abrir el bra, morderle un labio, y cuidadosamente retirar la propia chamarra.

Map of the problematic, y assasin, fueron meros besos de noviosrespetuosos manitasudadas. El calor iba cuesta abajo, por el ,a mi sentir, exceso de confianza en que la audiencia era tan tan seguidora de la banda. Erased y Hoodo, de no ser por sus básicos estallidos, y sus fieles, que eran varios miles, no hay por que dejarlos a un lado, hubieran terminado la citaa en un beso lindo en la boca.

Pero o glorioso regreso: Feeling Good, un par de palabras al público, y la blusa fuera. Sunburn le ha puesto una manoseada tan suave y salvaje a la vez que la entrega era voluntaria. Y ellos queman como el Sol, y NADIE los podía dejar de ver...

Starlight, time is running out y new born cerraron el primer bloque, donde no quedaba más que la decisión: Vas o no vas. La puerta del cuarto abierta, los dos a media ropa, media luz y un calor irreversible. Y con ese conjunto de rolas, los asistentes estaban jalando al cuarto a los únicos capaces de tomar las riendas en el asunto.

Soldiers poem, bien rescatada, era el preludio y aviso de que algo grande venía. Sonaba peligrosamente familiar, y aún así nuevo. la Música estaba haciendonos suyos, y era un amante delicado.

Invincible, vino a completar el trato romántico y hasta femenino con nuestros cuerpos angustiados por la necesidad de más, pero el ritmo era bueno.

Stockholm syndrome y city of delusion, vinieron a plantear otro esquema, la inteción era hacernos llegar y podía ser por las buenas o por las mejores. Decidieron el camino duro, y agresivo. Plug in Baby, electrizante... y perfecta, fue uniendonos más alla de lo esperado.

La orgía de voces era ensordecedora y los movimientos tanto pélvicos como brincos eran la más pura impresión de un extasís cercano. Las voces gritandos sus últimas notas, las luces destellantes en las pantallas, o por los ojos en blanco, estabamos a su merced, pero no queriamos se detuvieran.

Knights of cydonia, hizó lo propio, con un sucio truco para todo buen fan y el público anexo, nos comenzó a seducir colocando la letra de los coros en las pantallas. Que era la analogía de hablarnos sucio al oído, y tratarnos con fuerza. Eramos suyos.

Por tanto únimos voces, o lo que quedaba de ellas, fuimos uno solo, y 45 mil a la vez. Eramos unos puberes copulando con singular y desvergonzada alegría... Fuimos felices.

Después no hubo muchos abrazos, mucho menos caricias antes de caer rendidos. Más bien nos encendieron las luces, como al escuchar ruidos del auto del suegro estacionando. Y cual descarados salimos lentos, sin voz, y extasiados, a nuestros autos, taxis, camiones, vagones de metro, o simplemente a la calle a vagar.

miércoles, 28 de marzo de 2007

Ocio Laboral

Sí... sí, aunque ustedes no lo crean la oficina permite ciertas libertades entre ellas tiempo para aplicar el ocio en ciertos grados.

Y no crean que hay mayor problema. Uno le grita a su jefe, voy por un cigarro, y sale y fuma; se muere un poquito y regresa. Yo le grito voy a bloggear, y ella dice, no te tardes, ¿quieres una galletita?

Ok, tal vez no sea así. Pero a quien le importa.

El día de hoy quiero comentar, que si no hubieran tantas horas muertas yo podría salir a las 3 de la tarde, hacer deporte,leer otro libro, cenar, y dormir 8 horas.

Después por el sobrado tiempo, me daría tiempo de socializar, hacer amigos (saludos a mis amigos a propósito), conocer gente, y de ahí hasta encontrar pareja. Pareja-novia-futuraesposa-prometida-esposadeadeveras hasta que el título cambié a madre de mi hijo, madre de mis hijos, abuela de los nietos, cenizas en la hurna.

Después de mi maravillosa y eficiente vida, pordía dedicar mi vejez para escribir esto...

Pero ok, no lo hice, y por eso saldré a las 6. Socializaré la mitad, tal vez no duerma, y viva como al doble de velocidad, me de un paro cardiaco y termine a lo más arrejuntado a una mujer.

Ven cuanto los quiero queridos lectores...

Regreso a trabajar... que quiero irme temprano.

lunes, 26 de marzo de 2007

I lost my blog again...

Yo he nacido bajo sombras,
La luz deja marcas,
Yo carezco de cicatrices.

Y de donde vengo no hay razones,
La conciencia fierro viejo.
Y de alma transparente,
No por santa, sino por falta.

He dejado de creer en lo eterno,
Ateo nunca fue la palabra,
Lo superior no ve a todos,
Aquí sólo en lo correspondido creo:

En el día a día, en el hoy,
En las sombras, en la sobras,
En el metal crujir al arrastrar,
Grilletes que no dejan marca,
Vivo en el corazón de la ciudad.