lunes, 27 de julio de 2009

... llévame

En mi hoy, en mi ahora no cabemos los dos, no así, no de esta manera. Soñabamos con todo aquello que nos daría tiempo, con esos planes cayendo del techo, con todas esas palabras que nunca nos dijimos. ¿Dónde estarán ahora las frases que nos dieron aliento, las que nos lo robaron?

Quise ser el que a tu lado brillaría, el fuego de tus mañanas y muchas veces la simple manta en tus frías madrugadas; pero en tu corazón llueve a todas horas, en mi hoy, en mi ahora, no caben ni las dudas ni el rencor, cabe de pasado gasolina y de mis ganas encendor.

Intenté de todo un poco, para hacerte mía, para ser tuyo, para correr juntos. Intenté de todo un poco para ser quien querías que fuera, no importo, no importa, no suele cambiar nada. Sólo sé que no estamos en el hoy o en el ayer. Sólo sé que me urge tu mano tomar, tu aroma recorrer, cambiar el hoy, cambiar el ahora, me urge que sea mañana, que sea de otra forma.

Dejar las fallas atrás, comenzar de cero, con otra cara, en otra calle, en otra ciudad; con nuevos planes pero idénticas estrategias, con las manos firmes y las predicciones por la borda. Llévame que yo te llevo, llévame que sin ti me pierdo.

Atrancando...

Atrancando en tus costas finas, las lagunas de mis memorias perdidas se salan por diversión. Hagamos mares los recuerdos olvidados y busquemos en el agua la razón. La razón que no entiende, que disculpa tiempos, que permite escapes. Escapemonos del tedio y nademos con hambre de momentos y profundos lugares.

Sobre la piel hecha mapa, sobre la vida encerrando tesoros en tu ombligo.

Atrancando en las costas bellas, de tu perfil divino, de tus ojos de mar infinito. Atrancando en las memorias, en los futuros, en las esperanzas, en las vivencias de otro siglo.

domingo, 26 de julio de 2009

...Lentes

Creo que necesito lentes. Te veo llevar la cuenta de mis fallas, llevas más de 100. Distingo entre las sombras, la neblina del desdén. Soy yo quien te tiene olvidada o quien vive en el ayer.

Cuando tengo la memoria saturada de olvidar, me recuerdo entre canciones que sólo se fallar, o creo que son tus frases o creo que fueron insultos, me confundo pero no pierdo el paso, sigo la canción tarareando al son de un ayer. Pasan los días, las nubes y el cielo cambia de gris a negro, terciopelo a vacío y sincero.

Creo que necesito lentes. Me duele la cabeza, sigo sin la primera línea pasar, sin las ganas perder, sin la tonada lograr. Te veo a lo lejos caminando en zig zag, eres tú o la sombras a lo lejos, es el reflejo o una señal, es el pavimento o comencé a resbalar.

Me he pasado de tragos, me he pasado de largo en tu vida, seremos olvidados, caeremos al final. Creo que mi vista falla o he comenzado a desmayar. Te perdí como la conciencia, te perdí antes del alba, caí bajo la lluvia, bajo el pasado y bajo un par de llantas.

Ikarus...

La mano que acaricia tu ceja, el alambrado que rasga el traje sastre, el filo de tu boca asesina y tu memoria de elefante. Alta tensión, de todas tus fibras y todos los males, recargados, peligrosos, estancados en los peores lugares, siempre cercanos a un episodio de ira, duda o cualquierexcusaesbuena.

Tu corazón paranoico, mi destino divergente, tu agua con sabor a vino equivocado, las facturas de los actos no cobrados, el balance a mi favor.

No sabes perder. Si acaso la cabeza, pero no sabes perder. Y yo que quiero quedarme a tu lado, no se guardar la distancia del veneno adecuado, para cada paso para cada error, por cada disculpa por cada perdón. Quiero morirme en tus besos, en tu toque inflamable, bajo la luz de tu voz de alto voltaje. Quiero morirme en tus manos, derretir las alas por haberme acercado demasiado a tu sol.

sábado, 11 de julio de 2009

Dormir...

Una vuelta a la derecha, tres a la izquierda, una más a la derecha... Abriendo la caja fuerte, que hoy luce como mi cama, me decido a recordarme lo que no olvido. Con los ojos bien cerrados, y las sábanas sofocantes pero necesarias se intercalándose con las corrientes nulas de aire tibio y mis memorias, para ir y venir entre sueños y cosas de mi pasado y mis fantasías presentes.

Con ese sentimiento que a veces me pega en la comisura de los ojos, la sensación de extraviarse en el camino, el sentimiento de querer despertar del sueño antes de haberse dormido. Pero no se va, nada se va. El cuarto se queda igual de inmóvil entre sombras y mis miedos, los sonidos siguen siendo mudos y sin pechos, y yo con los ojos apretados aparentando que sí duermo.

Me surge la duda de cuándo empezó a fallar, cuando erré el camino y me quedé de brazos cruzados en este fastidio; en esta lluvia que no deja de en mi cabeza retumbar.

Y logro encontrar el balance: Un pie y la cabeza fuera, boca abajo y con el brazo izquierdo sobre el cuerpo de una almohada el resto del cuerpo altamente abrigado y cubierto por sábanas y cobertores. Dejó de pensar tanto en lo malo y sólo pienso en la sensación que no se va; que me pesa cada que pestañeo, que me aletarga y me dirige, con mi consentimiento, a un momento de retiro de mi mismo.

No se me va el hastío, y decido dormir para evitarlo; fallando de antemano, pues he pasado el día entero a medio dormir, a medio vivir, y de ahí el miedo nocturno. La pesadilla de no poder despertar y de seguir sumergido... de estar medio dormido, medio muerto, medio exagerando por dormir tan poco y fantasear todo el día con que esta es historia de otro libro o que yo estoy fuera de lugar.

Escribe...

Escríbeme triste, desde tu lejano espacio y con la mano temblando. Escribe lo que nos decíamos, lo que sentíamos, las veces que eso se guardo hasta el final del día. Nadie dijo que estaba mal, así que lo dejamos que llegara hasta el final del día.

Una letra triste y solitaria, que ponga las palabras que nunca se advirtieron. Las que nunca se dijeron, todas aquellas que nos llevaron hasta aquí.

Todo lo que nos dijimos, todo lo que hicimos. Recordé que nos mentimos, de la vida juntos, de los destinos cruzados, y de todo eso que se quedo en labios callados. Escríbeme y deja atrás el pasado, quema todo y que cada quien siga el camino que el fuego ha trazado.

jueves, 9 de julio de 2009

No importa...

No importa mientras se vea lejos, se vea más allá de los ladrillos transparentes, de los nuevos discos, de las viejas melodías. No importa mientras todos se confundan con las luces de la ciudad y dejen de jugar con su cabello; bajo la luz de la vela, o el faro, en cada calle de la ciudad que despide olores desde sus poros hechos coladeras.

Y pasemos la noche mezclados entre tragos y cigarros, preguntando el porqué de cualquier cosa, confundidos con extraños, con aliados, bajo esta urbe que tiende a ahogarse a si misma de memorias y copas rotas.

No importa que hagas mientras vayas lejos. Sólo déjate arrastrar en la ola de cualquier saludo, que te lleva por la calle de la mano al siguiente punto, a la siguiente nota. No luzcas sorprendido de no querer ver, que hace calles que no ves sin dejar de temblar y el pecho te brinca sin saber. Sudas y llueve, confundes las calles con parientes y la luna de brújula te pierde, la culpas entre nubes, sigues silbando embriagándote de oscuridad. Quedando confundido de buscarla, entre tinieblas, copas y plumas de memorias confusas, que te llevan a casa casi a rastras; reptando hasta tu cama donde mueres despacito hasta la siguiente mañana. Y nada importará mientras hayas ido lejos, escapando de ti, de los recuerdos y de estos vacíos en casi cualquier alma.