lunes, 26 de julio de 2010

Frío...

Con un poco de frío recuerdo charlas que nunca tuvimos, de esas palabra que nunca tuvimos que nombrar, de las advertencias que debimos señalar, cómo que no acostumbro las pasiones que se vuelven posesiones y me hartan las instrucciones para amar.

Todo el invierno parece me ha empañado el año y a diario cargo el daño y el frío que entume el caminar; pues no importando el clima los temporales que me cogelan las entrañas parecen retornar.

Ya no hay estaciones y yo no se escribir canciones; ya no hay clima adecuado, hoy me seco esperando se me quite el frío de no saber hablar.

La noche anterior...

Mis pasos son incautos, presas de cualquier charco voraz y se han vaciado los bolsillos, que no dejaban de sonar. Ahora todo es aire, que retumba en la memoria, cuando la intenta recordar. Hoy todo es negro, ya no queda memoria de la tarde oscura de la noche anterior.

Hay hojas que revolotean contra la cara, camina sin sentido en dirección al sur, todo pasa por su cabeza, pero no logra recordar. Al parecer ya no hay promesas, el hambre ya no cansa, posiblemente ya ha comido, probablemente ya no es importante. Ahora sólo hay puertas, y todas las rejas lucen conocidas, todo es distinto a lo acordado, hoy ya no hay recuerdo de la noche y de lo que pasó.

Si pudiese parar el tiempo y recobrar los días: hay cosas que diría y cosas que no volvería a hacer. Pero hoy llueven letras y empapan los parques, los discos dejan de sonar, los bares comienzan a brillar, todos tienen amnesia, ya no recuerdan la noche que todo este olvido causo.

Cuando te haces mayor...

Viento por ti, aires por mi, siempre lejos del tacto, siempre algo cerca del pasó que no dí. Jugando entre el drama y el humor, encontramos nuestra nueva casa, mi nueva cara en la esquina, justo en ese rincón.

Llevo demasiado sin mi, dejé de buscarme y fue entonces cuando trace cualquier plan, sin dirección, pregonando mi vocación: Hablar por hablar y morir por morir. Seamos honestos: ya nadie distingue en cual me fundí.

Comencé a buscar alas antes de olvidar, que no hay razones suficientes para dejar de volar, razones suficientes ppara el pecho inflar, decir así se siente cando el corazón comienza a trabajar.

Iba muriendo en cada esquina, en cada cruce, en cada ciudad, viviendo en todo panteón. Confío en que algo cambie, y esto valga más que antes de comenzar; esta caminata, este camino que parece no tener final.

Tuve momentos de claridad, en los que casi pude respirar. Pero confío en tener más palabras, más letras para poderte contar y en voz baja decir, que por fin lo entendí: "esto es lo que pasa cuando te vuelves mayor; todo pierde importancia y recobras un poco de humor, ahora a rogar que no se acabe todo, que algo quede al dar otro paso, que aún queden algunas risas por compartir"

Duda...

Hace tiempo ya que decidí hacer lo correcto, según yo; pero hoy me abruma la duda, el quizas y el mal tiempo. La jodida realidad que no para de llover, que parece decido a recordarme una y otra vez. Hoy sólo llueven dudas, frías y humedas dudas que desbordan ríos, que generan pequeños lagos sucios y geisers de coladeras insanas.

Creo que escribo por ellas, por cada una de ellas que no sabemos responder. Creo que escribo para expresar que sí requiero ayuda, que quisiera una señal o algunas palabras diciendo "todo va a estar bien".

Hoy me quiebran las ansias, me derrota la ignorancia y me convence la duda. Hoy no sé nada de lo que sé supone me trajo hasta el hoy y aquí. Hoy dudo de mis decisiones, de mi inteligencia y del poco destino; hoy dudo del poder continuar sin saber si hice bien o mal.

martes, 6 de julio de 2010

Bajo el sonido...

Bajo el sonido de la lluvia reconozco los pasos de la memoria que sigue perdida en la orilla de tu silueta, que sabe cual mapa en palma de la mano y recorre en busca del vació que ha dejado tu partida. Se instala una vez más mi lado, cual sombra, cual fantasma de felicidades pasadas.

Con el paso de las horas matizo la oscuridad y distingo tu sonreír. Esa risa, que cantó al oído viejas notas, convivió conmigo una y mil derrotas, con la frente en alto, con las cicatrices a cuestas de lecciones y promesas rotas.

Y me arrullan los estruendos y el cantar de los rayos, los vientos agitados y la carencia de sueño. Dejo ir a la memoria y fantaseo con el regreso de tu mirada y de lo feliz que soy bajo el alcance de tu aura morada.

lunes, 5 de julio de 2010

El globo...

El globo que sin pensarlo demasiado se suelta de la mano, se desprende de las intenciones, se cree libre por el aire y flota. Como aquel sueño que pretende su primer paso en su propio camino, al propio ritmo de viaje baila con el viento incontenible.

Así se aleja de la mano del pequeño encandilado por el sol, que distraido confió en que nada cambiaría, que pensó en que el hoy por siempre sería.

Momentos después el llanto que acompaña la perdida, cuando se va la posibilidad de lo eterno, cuando regresa al rostro el vació y damos cuenta de la falta, la enorme falta de aquel sueño que acompañaba la muñeca y separaba ligeramente los pies del camino.

Ya separados quedan el llanto, la mano estirada, la pronta gran distancia; el viento y los caminos separados. Uno que se eleva y otro que se queda.

Ya vendrán otros aires, ya volverán a encontrarse, entre sueños y recuerdos, cuando se acabe el gas o el pequeño crezca. Ya volverán a sumarse y ser el cliche que el mundo envidia de la felicidad que equilibra el volar con el suelo, los planes altos con cimientos buenos.