domingo, 27 de diciembre de 2009

Entre tu tiempo y mis espacios.

Con el cosquilleo de la palabra en la orilla de la garganta, el aire frío azotando una y otra vez el mismo pecho que se llena y vacía con singular ritmo, bajo un techo azul, sin nubes, y un viento frío olor a bosque muerto a media ciudad, entre smog y pasto seco.

Vacilando al escoger las palabras adecuadas para decir las más inapropiadas frases, las más crudas verdades o evitando incomodos silencios. Estático en la cima de la razón, que decide en el firmamento buscarte, contra toda lógica, contra todo sentido común, entre alguna luz pasajera y el horizonte, entre memorias y alguna canción.

Ahí, con los pensamientos embotellados, con mis tactos tan ajenos, en la frontera de toda causa consiente y el sueño más vagabundo; ahí donde las distancias nulas, y las posibilidades infinitas, donde fantaseo en medio de tu tiempo y mis espacios.

Así te acaricio en el vacío y el recuerdo se hace presente, donde me embriago de memorias y realidades latentes, donde te mezclo entre deseos y mi cuarto, donde te recuerdo. Tú sabes que siento cuando estas a nada y tan lejos.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Mamá....

Ha sido largo el camino; de interminables cuestas, pendientes y caídas. De trabajo, sudor y sacrificios. De cada segundo orgullo de ser el resultado. Hoy doy gracias por tu mínima paciencia y tu incansable espiritú, por tu autoritarismo, tu degradada percepción del audio y por la voz y sus decibeles que hacen tan tuya la casa.

Que grande es el destino y el eco de los pasos de quienes sienten con tu firmeza el hacer lo correcto.

Hace años aprendí que también te equivocas, desde siempre sé que eso no importa tanto. Cuando niño aprendí de ti lo necesario para el mundo, hace poco aprendí del mundo para entenderte.

Cada año jurabas llegar a los 40 y ya, luego a los 45 y ya, así hasta los 50 y ya... Y hay que aceptarlo, los 52 no aparentan ni cercano el horizonte. Envidio tu capacidad para vivir, para a pesar de todo ser quien eres.

Creo que si nunca fuiste la más cariñosa, jamás fuiste incapaz de querer. Con el paso del tiempo uno entiende en un "eres un arriado" un: Quiero que seas mejor; con el "baja ¡Ahora!" un: "la premisa de a velocidad y la atención implican cariño".

El tiempo te ha dejado marca, y somos muestra de ello. Tú eres la etiqueta que nos distingue y nos ha hecho hombres y mujeres de bien. El ocaso del hombre sólo se vislumbra en la cercanía al cansancio del alma, cuando te veo a ti mamá, estoy seguro de que es medio día y el Sol esta en mi casa.

Pd: Feliz cumpleaños mamá... ¿60 y ya?

jueves, 3 de diciembre de 2009

4 de dic...

En una época de días trastornados, ciudades con cielos azules, con fríos grises y la cotidianidad de que todo se invertirá y será el mismo caos fotoinsensible de siempre, contenido en el habito del imparable tiempo. Con la certeza de no retirarme de este día a día, sólo por la dificultad; que he aprendido: Nunca deja de aumentar. Hoy hay tan pocas cosas que no quisiera dejar al azar.

La suerte como pariente cercano del destino, y de todas aquellas incongruencias dignas de ser mencionadas cuando se pretende hablar del futuro; hace su entrada cuando hablamos del tiempo, de sus factores y sus hubieras, y hoy de los tuyos. Estuvimos tan cerca de hacer esta fecha otra repetitiva y sin distinción, sin aprendizaje o sin meta alguna. Que bueno que no lo conseguimos... que malo que fue de esta forma.

Cada 4 de diciembre celebramos, unas veces más que otras, tu llegada a este mundo y los buenos o malos resultados de este arribo. Pero hoy las cosas son ligeramente distintas, no por los días semiapocalipticos vividos en la urbe, que hoy luce por momentos amigable, limpia, y con Lunas que varias playas envidiarían, sino por quienes las vivimos. Las cosas son distintas por que hay menos formas de hablarnos, y creo que tenemos el mismo grado de comunicación que hace algunos años. Por que hace algunos años se me hacía raro nunca haberte visto llorar, y hoy se desgasta la cara y sus arrugas de hacerlo justo cuando estoy contigo; cuando no puedes hablar, cuando sin querer sólo yo te entiendo y cuando adrede lo sabes.

Esto cada día se complica más, y nosotros más simples; la suerte parece dejar de apostar y a nosotros nos importa menos. Creo que lo que trato de decirte es que hemos avanzado, ni idea de en que camino, pero avanzamos y nadie llega tan lejos si no es para seguir. El día de mañana tendrá nuevos ayeres, y algo habremos aprendido, dejado, mejorado, limado o simplemente estropeado. Y nada cambiara. Las mismas ciudades con los mismos caóticos paisajes, las mismas sensaciones. Todo igual.

Todo menos los ojos que las ven, que ya tendrán más días para compararlos, y ya habrán encontrado el orden en el caos que todos ven, ya habrán aprendido a comunicar sin poder hablar. Así que mañana será todo igual, y esperemos para nosotros algo diferente. Felices mañanas papá.

martes, 17 de noviembre de 2009

Cuando...

Cuando no hablas y crees que no me doy cuenta de lo perdido en cada palabra o en el silencio repartido. Cuando nos cerramos la boca entre los miedos y las paranoias, nos alejamos de nuestra mano sólo por el pánico al tacto.

Son esos momentos donde el abrazo perdona el siempre y funde pensamientos en largos pasos, entrelazando caminos y dejando un suspiro de regocijo de ir en el camino exacto, tal vez correcto.

Cuando me atraganto con mis vacíos y me pierdo en lo ególatra de tus encantos; nos perdemos en lo ocupado de la noche, nos acercamos un poco al lado oscuro de lo prohibido.


Son esos momentos de largos pensamientos donde se hilan memorias y planes, donde te recuerdo en calma, y recordamos lo finito de nuestras vidas fugaces. Intermitentes en los destinos, caminos y planes, somos el silencio que se recuerda antes del suspiro y la sonrisa de remembrar la estancia de la felicidad en mis lares.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Lo haré...

Tal vez sea hora del desarme, de bajar las armas y rendirse al sentimiento, a la ciudad y a su tiempo.

Acostado boca arriba a la altura de la nada, con el frío subiendo, la humedad cayendo, soltemos un poco el riel de lo normal; no me digas que no lo habías pensado. Por que sabes que cuando pueda, tan pronto pueda... Lo haré. Y maldeciremos las maldiciones que nos pesaban, mandando al diablo al olvido y el olvido al infierno.

Dejar que sople el viento, que no me importe el hoy, el ayer o el momento.

Sin promesas, ni decoro, sin esperas o culpas, dejando de pelear y comenzando a ser. Por que sabes que cuando pueda... Lo haré.

Me olvidaré de las misiones, de las voces, del destino y sus desenlaces. Comiendo algún dulce que nazca de tu pecho, o viendo llover el río de cualquier tiempo, dejándome llevar en estos días de decadencia y olvido.

Para regresar, más puro y sencillo, siendo el de siempre pero menos improvisado, más claro y sereno, más maduro y eterno; aferrándome a la deriva trazada por mi propia mano y apuesta que cuando pueda, tan pronto pueda... Lo haré.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Frío...

A poca luz con los ojos entrecerrados, haciendo como que la cama sin ti no tiene un gran vació. Cobijando el recuerdo para entibiar mis manos, alargo la resistencia del tiempo al esperarte. Desesperando en no encontrarte, armando historias de los siempres y de mis yos fugaces. Intermitencia de mis actos, de mis sueños y mis males, que se mezcla en el aire frío de cuando acaba la tarde. Comienza la noche y retoñan mis ideas vagas y el remolino de cabeza que no logra asentarse.

Mala idea dormir un poco cuando aún había sol, mala idea pensar que no necesitaba demasiado su calor. Hoy con la espalda empapada de bajas temperaturas me repliego contra mi mismo, en esta guerra donde pierdo terreno, temperatura y olvido. En estas sábanas mueren más que recuerdos, nacen destinos. Intento dormir y sólo pienso en que le faltas a mi camino nocturno, a mi laberinto mental, a mis sueños y a la mañana buscarte con un beso al despertar.

Por las ventanas

Por las ventanas veo pasar a hurtadillas las almas encadenadas a la tierra y no hay más que decirnos, somos distintos, destinados a juntos durar... permaneceremos tan igual. Nos perdemos en la penumbra, revoloteando destinos del mismo camino, esfumándose, siendo nubes de historias sin final.

Recordándote siempre cerca, a pesar de los desvíos, de los caminos que difusos se me van. De todo aquello que vivimos, nos sumamos contra lo indiferente, en caricias sin comienzo, infinitas en realidad. Sigo despierto y soñando con los eternos.

Camino asesino, purga y resurrección, siempre a mi lado, siempre con tu recuerdo jugueteando en mis manos. Sonríes sin sentido, sospecho lo mejor, sonrío cuando estoy perdido, cuando te dejo el camino guiar.

jueves, 29 de octubre de 2009

...simple

Compartiendo un poco de simplicidad, un poco de diosabeque, que se escurre entre tus labios y mis manos al contacto. Compartiendo un poco del peligro en cada palabra y acto cometido, somos quienes queremos, hacemos nuestro propio camino. Tomados de la manos del destino y sin contar los daños, recorremos uno a uno los días sin caducidad alguna.

Y esto es lo que tenemos, lo que hay, lo que podemos. Tú y yo compartiendo un estado y disfrutando de la conciencia de lo compartido. Verdadera simplicidad de un beso al despertar, de un tomarte la mano y de buscarte al final de un camino largo, de saber tenemos principio y no veo un final.

Tan simple como un sentimiento, un momento juntos, hacemos de este presente nuestro futuro realidad.

lunes, 26 de octubre de 2009

... lleno de etcéteras

Tengo mi camino lleno de etcéteras, saturado de listas pendientes e historias sin moraleja alguna. Te tengo en mi camino, tengo mis manos que al tocarte: creen en los milagros.

Siempre al límite de un error, de la mala alineación astral, siempre a cuesta de una mala racha que fallece en tu sonrisa.

Si hemos hecho algo mal, mañana no importará; lo mismo da si me dejas volver a intentar. Hay días en los que preferiría robarte unos segundo más al despertar, al dormir, al volverte a tocar.

Yo pensaba en un regalo, gritaban las memorias atascándose en la punta de la lengua y aunque la boca se movió, NADA SONÓ. Pensé en callarme y disfrutar del viaje, pensé en seguir atento a las ventanillas. Atento al trayecto que acompañas sin saber, y al destino que nos pone en la misma carretera y me deja manejar sin siquiera el aliento contener.

Y ahora tengo mi camino lleno de etcéteras, saturado de listas pendientes, historias sin moralejas y una mujer hermosa por pareja. Seguro de que así nacieron las estrellas, que despistadas se escondieron tras las nubes y la Luna nueva. Seguro que así es morir feliz, con un ojo cerrado y la cabeza embriagada de tu piel.

Y hoy firmo mis palabras, que aun recuerdan tu voz, que se pierden en las distancias, que inflan mi pecho, me dan luz y calor. Hoy reafirmo nuestro pacto callado, de intentarlo mañana, de robarte sin armas, de colocarme a tu espera y en tu caza. Hoy doy gracias por ser tu pareja y de estar enamorado.

jueves, 22 de octubre de 2009

Me preocupa el miedo...

Me preocupa el miedo, pues no hay más a donde entrar sin comenzar a salir; y hoy buscas más y hoy luzco tan plano. Tan burdo y sencillo, con uno o dos dones destinados sin fuerza al esfuerzo, con demasiados signos de interrogación a cuestas.

Me preocupa el miedo, de generarte preguntas sin respuesta, de tener que buscarte en mis laberintos mentales y encontrarte perdida. Hoy luzco tan sencillo en tu vista, que mis credenciales ya no impresionan ni a tu risa.

Me preocupa el miedo que mi espalda recorre por las noches, que aunado al frío causa espasmos, causa temblores inexplicables de pensamientos paranoicos, donde te pierdo sólo soy una gran historia, del pasado parte.

El miedo de sentarme en la orilla del tiempo, verlo pasar y a ti con él; perderlos.

Hoy luzco tan plano, tan insensato ante todo el mundo que pierde la fe en el ateo, hoy sólo te desespero y planeo dejarte un beso, pero tal vez haya que dejarlo para otro día, con más consistencia, con más tiempo del que carezco... o tal vez menos miedo y preocupación al respecto.

lunes, 19 de octubre de 2009

El cubo...

Una vez dos ingenuas personas encontraron una caja, un cubito negro; sin más sentido que pisa papel, sin más uso que el olvido común. Para gracia y suerte del cubo, en manos adecuadas era herramienta de más. Durante algún sencillo tiempo fue banco para alcanzar tesoros entrañables de cocinas milenarias y tazones de galletas sagrados. Otras tantas veces fue balón, lanzable y siempre cachable (Nunca habían probado su dureza a conciencia, el romper algo que no conoces bien puede causar más culpa de la debida, o menos castigo del adecuado).


El cubito negro poco a poco fue adquiriendo nuevas caracterizaciones. Con un simple bigote y un parche, ambos dibujados con crayola roja, lograban hacer al tan interesante objeto todo un corsario. Decidido a desfalcar los cargamentos de dulces o lodo que transportaban de ilusa manera los marinos incautos de ese patio trasero. Otras tantas, una crayola rosa, era maquillaje y volvía endeble y muy formal al personaje, le daba una elegancia exquisita a la hora de tomar el té con el resto de sus comensales afelpados.


Así transcurrieron esos largos días soleados, nublados y uno que otro lluvioso. Algunos días fríos pero ninguno demasiado, nada que no se arreglara cuando las dos ingenuas personas se tomaban de la mano, se abrazaba, o se sonreían... casi nunca se tenía que buscar un abrigo más grueso que eso.


El cubo con el uso, con el tiempo, con la costumbre, con la incertidumbre, con el frío, con los lanzamientos, con las idas, con los regresos, con el ser usado de banco, con el infinito uso del limitado tiempo por parte de estas dos ingenuas personitas... terminó por ablandarse; en contra de su dura corteza, en contra de la rutina de firmeza y aristas negativas al doblez. Se transformó en algo maleable, pero no demasiado.


Las personitas sorprendidas y más bien asustadas, al principio tomaron decisiones bizarras. El niño más acostumbrado a ignorar la firmeza del cubo, decidió no usarlo, corría el peligro de dañarlo, y en secreto le daba más miedo eso que en realidad intentarlo. La niña, ligeramente trastornada por el cambio, puso su mayor empeño en moldear un afelpado amigo más para las largas sesiones de té (y con toda razón, corren los rumores de que Teddy, no es pardo natural). El cubo se resistió y terminó siendo más bien un feo y amorfo cuero similar a una estrella... o un triángulo perdido en su camino o un cubo intentando ser quien no era y sufriendo el castigo de malintentarlo.


Ambos se cansaron del complejo andar del excubo. "Demasiado complicado habiendo tantos juguetes", "Demasiado blando habiendo tantos bancos", "demasiado duro habiendo tantos balones". Pero la belleza del cubo no era entendida... no era un juguete, no era una nueva atracción, no era un personaje en la rutina, no era uno más en la mesa del té, no era lo que esperaban, no era quien esperaban, era lo que necesitaban...


Era lo que necesitaban... y lo notaron al buscar de nuevo el tarro de galletas y no alcanzarlo, al lanzar un balón real y no saberlo controlarlo. Era lo que necesitaban, y no lo notaron hasta que de nuevo jugaban solos, hasta que faltaba un marinero incauto o alguien que si contestara "ya no quiero más té", alguien que hiciera más pasadera la tarde eterna.


Ahora ambos chicos siempre llevan abrigos, casi nunca se acuerdan, casi nunca se olvidan, pero les falta algo, se sienten incompletos. Creen que fue un error dejar perder el cubo, creen que extrañan al amorfo paralelepípedo.


Que ingenuos son los chicos que se extrañan a unos pasos, que olvidan entre rutinas que los cubos son cubos, los trabajos trabajos, y nadie extraña las cosas. Que ingenuos son los chicos que no entienden que esos abrazos y sonrisas cambian al mundo, cambian las mareas de los patios traseros y las multitudes en los restaurantes inventados en los cuartos rosas. Que ingenua es la gente que quiere buscar significado a los cubos. Pobre cubos, que nacen sin sentido pero se les otorga tanta razón.

domingo, 18 de octubre de 2009

Ebrio...

Son los actos inexplicables los que se funden en la orilla de la botella, que se pierden en tu frontera de la razón y el placer. Intermitentes entre tu boca y mis costas, a pausas de tiempo encontrado sin querer. Es la mezcla de la mar y la copa, el vino y tu ser. Bebámonos la vida esta noche, bebámonos de un sólo trago hasta la conciencia perder.

Miraba por la ventana, entre el frío y las distancias, sigue enfriando la noche entera, sigue cayendo la penumbra en mi nariz, sigue extrañando mi cama tu figura, sigo pensando en corregir mis errores, continuo con la mano en la copa, y la otra haciendo de abrigo contra la habitación. Aspirando la pesada noche y embriagándome de los recuerdos, bebámonos la vida entera, de un sólo trago... hasta la última consecuencia, hasta el último momento.

martes, 13 de octubre de 2009

...bajo el mismo techo

En pleno sueño, de caricias y largos momentos; mis dedos tropiezan en los enredos de tu cabello, sólo para causar tu risa, sólo para memorar el cambió. Te he visto cambiar y regresar, te he visto desnudar y ser la misma. Te he visto sonreír y cambiarme el día.

Y de tu mirada, raíces a lo eterno; de tus caricias puentes a uno que otro sueño. Y diciendo palabras cursis te recuerdo el cariño, invoco tus ideas en suma a mi aliento, imploro tu cuerpo, tu alma conviviendo conmigo bajo el mismo techo.

martes, 29 de septiembre de 2009

Sonriendo...

Sonriendo sin sentido, con las palmas llenas de tiempo y los bolsillos de encantos. La pluma marcando aleatoriamente las letras, pero el caos tiene testigos e interpretaciones... hoy pareciera que escribo canciones.

Perdiendo un poco la razón, de recordarte en el olvido, me mantienes seguro de ser feliz en el presente, si te me acercas, si me dejas morderte. Quiero dejarte mis marcas, besarte la frente y tatuarte la memoria; pues no habrá otro hoy y ahora tan fino y delicado, seamos juntos, descansa conmigo en el umbral de tu memoria y mi mejor estado.

Perdiendo un poco el sentido antes de desfallecer en el sueño u olvido, sonrió viendo el techo, que plagado de estrellas se dedica a contagiar el letargo, quiero compartir contigo mis cicatrices, quiero observes todas las marcas que tus labios en mi han dejado.

lunes, 21 de septiembre de 2009

... a tu pesar, a mi sonreir.

Quiero que te quedes, a pesar de que el tiempo cambie, el cabello crezca, yo envejezca y tú... permanezcas vigente. Quiero que de lo que pueda esperar mañana seas parte; seas flor y meta.

Quédate, invasiva, pasiva, agresiva, dañada, lastimada... mía. Mía sin que lo sepas, y también cuando lo sabes, mía sin razones o explicaciones más allá de las reales. Quédate más allá de mis fantasías y mis vacíos mentales.

Quiero que te quedes conmigo, por mí, por nosotros, por el tiempo mismo que nos dicta la suerte. Quiero que no pierdas la fe en el hoy, en mí o en tu cariño.

Quédate sin censuras o remordimientos, quédate conmigo sin pasado y sin frenos. Hagamos larga la espera de un final, que aunque nadie quiere, siempre llega.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Alguna playa...

Con los ojitos parpadeando de vez en vez para no caer hipnotizados por el baile de los puntitos elevados. Escuchando las olas, las bolsas contra el viento, y uno que otro insecto tragándose mi sangre en la pierna destapada, tengo la manía y necesidad de sacar una pierna de cualquier clase de cobijo.

Concentrado en una zona, que planeo memorizar. Dibujando patrones y pensando en infinitos, sonriendo triste y de cuando en cuando bostezando para espantar la soledad salada de alguna memoria equivocada.

Y caen una tras otra las olas, continuó siendo arrullado por el barullo de los matorrales. Reacomodo mi almohada de arena y mi cabeza retoza de pequeños invitados, no todos reales, y unos más incómodos que otros.

Fluyo con las olas a cualquier sueño, que se alcanza en el techo de la noche estrellada, cobijado por la nada, en alguna playa de algún puerto, con algún mar azotando mis palmas... estoy medio dormido, medio soñando, medio contando estrellas, medio recordándote e imaginando que vivimos en un par de ellas.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

No he terminado...

No he terminado, no me he retirado; nadie sabe que le va a pasar el día de mañana.

No quiero lo que otros quieren. No me sueltes, pero deja que el tiempo fluya, llena mi copa de recuerdos y tu boca de sabios consejos, acompáñame a ser quien quiero ser; ayúdame a buscarte entre el aire y cualquier texto.

Déjame escribirte y describirte aunque no lo sepas, deja que el día cambie de parecer y ya no llueva. Y si continua lloviendo, que no importe mientras te tenga cerca.

Confía en lo que sientes, confíame el hoy y tu ahora. Recuperemos el camino, bebámonos el destino, en cualquier bar, en cualquier lugar, seamos quienes queremos, sin sentido ni explicaciones, seamos libres y sinceros; juntos y reales, en este mundo lleno de gente fugaz y cosas banales.

Divinidad helada...

Divinidad helada, que pretende la noche cobijada de la nada. Siento que juegas conmigo, y no ando de humor para el azar. Despierto dispuesto a encantarte, me encuentro vagando en la tarde y pierdo el rastro de mi decisión. Se me olvida el apostar y aún así continúo.

Cambio mis planes, mis dolores por mis finales, mis inicios por tus palabras, mis males por tus sonrisas y corajes.

Tiemblo en la noche por tu respiración entrelazada a mis sueños y a mi espacio vacío. Tiemblo por que el sueño me lleva a tus orillas, o por el frío de tus mejillas.

Porque tengo grandes planes, para el lugar adecuado y el tiempo anotado. Porque pasan los días las noches y sigo dormido, agitado del sin sentido de otro largo sueño de un corto destino.

Divinidad helada, que pretendo cobijar con mis brazos en sueños, que se escabulle en mi cama y roba mis sábanas. No quiero apostar, quiero invertir mi tiempo aunque signifique despertar con la espalda destapada.

domingo, 6 de septiembre de 2009

La noche más larga del año...

Déjame que decida, varado a mi suerte, esperando volver a verte. Nada nos prometió, que bajo nubes blancas volvería a salir el Sol. Esperando la noche más larga del año, haciendo como que no amanece y sigues tú aquí a mi lado.

Y sal de mi cabeza y acuéstate en mi cama, vuélveme acompañar en mi sueño. Acompáñame abrazándome como si no hubiese amanecer o final, haciendo la noche más larga del año, viviéndola con el pecho más grande y vacío, para dejarte entrar hasta el cansancio. Déjame que decida, varado en tus muelles, esperando no despertar de nuevo solitario.

Sal de mi cabeza, y llena mis días... mis noches o al menos esta, y hagámosla la más larga del año, del mes, o del fin de semana.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Seco...

Estoy seco. Recibiendo el otoño defrente y medio aturdido por la indiferencia del tiempo que recae en mis hombros. Cumpliendo años, vivencias y despojos. Somos almas dispuestas al resago, a acumularse poco a poco en sí mismas, hacerse gruesas y arrugadas, colgar desinteresadas en la cintura y aclarando las sienes.

Estoy cansado de la fatiga de siempre. Del siempre que aconseja, cansa y persiste en las ramas por brazos y de las raices acostumbradas al fango.

Que llegué el frío para tener razones de esconder mi nombre entre abrigos y licores, que se hagan los fines de estos tiempos tan sin luz para el hombre.

Nos basta el agua y el tiempo, nos gana el sol y el silencio. Que se regenere la vida misma desde el centro hacia afuera, que las letras fluyan y nos encuentren escritas en la piel de otro mañana, en la corteza de mi cara y en las arrugas que aún no hacen en la orilla de mis ventanas.

domingo, 30 de agosto de 2009

Cambio...

Cambié los muebles de lugar un primero de septiembre, fuí a dormir, y al despertar estaban donde siempre. Por que acostumbro no cambiar, lo intento, lo quiero y lo logró en mi día a día... sólo para darme cuenta que regreso al mismo lugar.

Y es que es septiembre es mi mes más sano y más cruel; quien me lo iba a negar. Parece cercano mi recomienzo, mi refinal, mi plan de vida consiste llegar en despertar al próximo día.

Pero nada me vencerá, nada parece poder detener la suerte de aquellos que tienen sus objetivos claros, los míos se resumen en sobrevivir a mis propios actos. Cambié mi corazón de lugar, fui a dormir y de nuevo al despertar estaba donde siempre.

Recogí la carga, el arma y todo lo volví a encerrar. Estoy casi seguro que hay cosas destinadas a no cambiar. También estoy seguro que hay gente destinada a desafiar su naturaleza, su propia meta, su propio hogar.

martes, 25 de agosto de 2009

Robotomonía...

Sale la casa corriendo, tropieza consigo mismo y cae, sin dar tiempo a detener el golpe con las manos. Un diente cae y el dueño se percata de algún artefacto, parecido a un chip, justo en en el centro.

Extrañado, revisa con la mano cada diente, hasta encontrar el espacio, premolar izquierdo superior, y al tocar el lugar ligeramente ensagrentado le da una descarga eléctrica.

Mientras se levanta, analizando aún el dientechip, escupe un par de veces. Sorprendido lleva el diente a su lugar de origen y presiona hasta clavarlo de regreso en el lugar que le debiera corresponder. Saca su celular y marca, contestan y el comenta: << No sabes lo que me acaba de pasar... sí rarísimo... Me fui de boca y sangro... sí sangro... sí ya voy para el trabajo, bye>>

lunes, 24 de agosto de 2009

estrella errante...

Andando de estrella errante, que se evapora entre sueños y despertares alterados, medias madrugadas y bastantes malas copas. Serán aquellos cielos despejados que nos dejen ver de nuevo algunas que otras ideas, representadas en puntitos sin sentido pero tristes y lejanos, que nos recuerden lo pequeños y desesperados de nuestros actos, de nuestros discursos en vano.

Y el cielo negro, profundo y hostil, refleja en su mirada la nada que acompaña la historia de quien se inventa un pasado y pretende varios futuros. Contesta sin ganas de hacerlo, que no hay quien llegué tan lejos sino es para seguir.

Con la cáscara crujiente pisada por las ideas, se refresca la noche y caen las nubes pesadas en la vista. Es de noche y siento el sueño despejarse al despertar la madrugada, hay Luna llena y no encuentro mejor Sol en esta perturbadora alba.

If there is a god...

Si es que hay un Dios espero que vea que me esfuerzo, que he mejorado en mis intentos, que le guste lo que escribo y que sea fan de los Stones. Que perdone mis fallos, que de verdad no sea omnipresente pero sepa escuchar...

Si es que hay un Dios, quiero que no olvide poner las cosas en la balanza, que se acuerde de los malos momentos y no juzgue sin contextos.

Si es que hay un Dios, sé que no le caigo tan mal, que le gusta lo que ve, y que tal vez sonría de vez en vez al escucharme bromear sobre él.

domingo, 23 de agosto de 2009

...ayer

Curando esa curiosidad malsana del ayer, se dedica el día a espulgar la memoria y escaparse de sin sentidos y callejones sin salida con un sólo trago de vino.

"Y si te digo qué te necesito"; piensa mientras escurren hilitos de sangre desde el dedo equivocado, entrando en el pecho maltratado, señalando lo que se nos dijo una y otra vez: "háblame de ti sin mencionar tu ayer"

Y desayunando el dolor ajeno, mordiendo alguna costilla te sonríe y lees su mente "puedes proponer no olvidarnos, sé que no es necesario".

Se le da el último trago al elixir de vida, a la sangre de tierra y se propone dejarse ir, dejar de limpiar heridas ya cerradas, de comerse en la otra boca, dejar al caníbal otro día para comer.

lunes, 10 de agosto de 2009

Lo mismo...

Te cambias de camisa, de ropa, de tinte de cabello, de pareja, de letra, de tarjetas de presentación, de vez en vez de calendario o de canción. Adorable sería el quedarse quieto unos segundo adorando sin sentido los días que pasan de uno en uno amontonándose en el olvido.

Y escuchas líneas de amor en cada canción, en cada envoltura de golosina, en cada diario que lees. Buscas en el horóscopo alguna salida a esta depresión de los días al vacío, y sólo dejas que todo siga porque: "hoy será un gran día" dice el adolescente que inventa que lee los astros, y tú le quieres creer.

Te diluyes en el mar de gente que lleva tu rumbo pero no tus causas. Te pierdes en el sinsentido del caos que amerita planificación diaria. Te pierdes a diario en tu camino, en tu tiempo en tu vida. Y pierdes el mapa de toda cordura incluso sobre el tópico de perder la cabeza.

Te sientes ajeno y vivo sólo cuando no respiras y te tragas las mismas premisas que te atan y reprimen. No haces lo que quieres hacer, no trabajas para tus propios fines, no planeas por tus propios intereses, en resumen no eres quien quieres ser, y en silencio defraudas a tu niño interno.

¿Qué harás hoy?, si contestas que lo mismo que ayer: No me vuelvas a hablar.

domingo, 9 de agosto de 2009

La banca...

En la banca de un parque alejado de la memoria de llegada, se alegra la tarde entre murmullos y zumbidos animales, insectosos para ser más preciso. Se ven en el metal forjado más de una goma de mascar procesada, y se jura que las mismas advierten haber sido testigo de la escena un par de miles de veces: Persona esperando a otra persona, practicando discurso que no recordará en tiempo, sentido ni forma.

Con las manos a medio sudar, el pantalón cansado de ser estrujado y usado como toalla se queja en voz baja, mientras él balbucea palabras de amor y declaraciones de olvido, de eternidad y distancias. Se cuenta bromas a si mismo y se sonríe mientras se le escapa alguna mirada realmente triste al vacío.

El agua encharcada a unos metros de él hace ondas mientras le cae el alba, se detiene el reloj de arena que es su estómago y registra con la mirada todas las zonas de acceso a ese punto... Ella no aparece y él sigue sintiendo que se le acaba el tiempo, que se le detiene el corazón y el vacío del estómago no es hambre... él sigue sintiendo que algo no va bien y se le está quebrando la voz.

La luz artificial se hace presente en la cima de un largo metal. Él se ha cansado de cansarse, se impacienta de querer ser impaciente y le rehúye a la idea del preabandono. El sollozo se le escapa sin querer, como a quien se le escapa el aire después de aguantar la respiración demasiado tiempo, cae de nuevo al asiento que con un tono verdoso de "te lo dije" y de escena repetida permanece inmóvil, frío y francamente incómodo.

No hay grandes despedidas, nunca hubo encuentro. No hay grandes discursos y sonrisas enmacarcadas por lágrimas y buenos deseos. Él se levanta y comienza a caminar al ritmo de algunos grillos perdidos en la ciudad, que tararean canciones para dormir automóviles inquietos en el semáforo más cercano. Y con esa tonada se pierde entre las sombras de algún parque, de alguna ciudad, de algún país donde la gente se olvida a si misma por querer encontrarse en los demás y se cansa de sollozar mientras esperan a alguien a quien jamás citaron. Alguno de esos países tristes de gente sin valor que deja que las bancas sean saturadas con la repetición de la misma escena, pobre bancas.

lunes, 3 de agosto de 2009

Todo luce bien...

Todo luce bien. No ha parado de llover, no he dejado de perder, el viento silva nombres y empuja hojas y sentimientos una y otra vez. Tú sigues conmigo, a un lado, a mi derecha, sin merecerlo tal vez; de verdad todo luce bien.

Te he visto vestida de libertad, bailando en tu pasear, a media calle, a media tarde, has derrochado esencia y aún así me dejas compartirla. Tu cabello retorcido, tus ideas similares, me roban sonrisas, momentos y borran malos ratos.

Todo luce bien. Nada sigue igual, todo tiende a salir mal, todo parece perdonar. El trabajo nunca va bien en realidad, las tardes son largas y tiendo al drama y a sobreactuar. Pero todo irá bien, todo luce encaminado, todo luce debidamente desalineado.

domingo, 2 de agosto de 2009

Sigo...

Sigo sin poder dormir, tal vez sea por el miedo a despertar. He sido de los pocos que conozco que me sorprenden de verdad, actuando poco planeado y todo en contra de una buena voluntad o conciencia de mis actos.

Sigo sin poder decir, que tal vez sea por ti, que no estás cerca de mi. Y debo de confesar, que me sorprendo ignorando tu advertencia de no saber hasta donde llegar. Y también he de señalar, que sigues siendo por mucho el mejor sueño que ha tenido entre insomnios y malos ratos, entre estar despierto y alerta de los sonidos de mi cuarto callado.

Y con un ojo dormido y el otro intrigado, recuesto la mano al colchón, tocando donde te recuerdo dormitando. Sigo sin poder dormir, tal vez sea por el miedo a despertar... otra vez sin ti a mi lado.

Por ti...

Trabajaré sin contrato, sabré sobrevivir, aprenderé a recorrer las calles fingiendo que no hay más gente. Lavaré mis pecados, inclinaré mi balanza, agendaré un pueblo entero en fila para votar por ti.

Tal vez alguien piense diferente, pues si esto no es suficiente hagamos lista de diligencias y demencias que sin dudarlo haré por ti.

Por ti, no dudare de mí, de mi pecho, del destino y de la luz que nos alumbra en las madrugadas. Por ti, haré de las distancias tiempo ajeno, que no responda a malos tratos. Por ti, trataré de ser la mejor versión de mi propia buena parte. Por ti prometo nada cambiarte.

Al calor...

Al calor de un mal ron, de la humedad: las noches duraban segundos y yo con ganas de descansar. Yo me acordé de ti, parece que hace más de un mes, del tren, del vaivén. Pareciera que mi sudor me recuerda a ti.

Mis besos duraban siglos, todo luce igual: en caos. Todo luce cual lo dejamos arrastrar, confundido entre vientos mientras quedabas viendo por las persianas, espiando las calles en busca de algo más, como si fuera la primera de cientos más.

Espiando razones que guardo en mi cama para el día en que olvide que estoy vivo. Y pareciera que el calor recorriera la ciudad entera, el cuarto, el pasillo, la calma y la memoria; en busca de que te encuentre en alguna letra, en algún rincón de mi almohada.

Al calor de una larga madrugada, buscándote a mi lado en esta cama que me recuerda que no estás conmigo. Te busco entre sonrisas mientras abrazó el vacío que me recuerda que a tu lado soy quien no busca actuar, te busco a medio dormir con el fin de que regreses a mi lado, en mi cama, en tu mirada. Al menos en algún sueño de fiebre quiero estar contigo.

lunes, 27 de julio de 2009

... llévame

En mi hoy, en mi ahora no cabemos los dos, no así, no de esta manera. Soñabamos con todo aquello que nos daría tiempo, con esos planes cayendo del techo, con todas esas palabras que nunca nos dijimos. ¿Dónde estarán ahora las frases que nos dieron aliento, las que nos lo robaron?

Quise ser el que a tu lado brillaría, el fuego de tus mañanas y muchas veces la simple manta en tus frías madrugadas; pero en tu corazón llueve a todas horas, en mi hoy, en mi ahora, no caben ni las dudas ni el rencor, cabe de pasado gasolina y de mis ganas encendor.

Intenté de todo un poco, para hacerte mía, para ser tuyo, para correr juntos. Intenté de todo un poco para ser quien querías que fuera, no importo, no importa, no suele cambiar nada. Sólo sé que no estamos en el hoy o en el ayer. Sólo sé que me urge tu mano tomar, tu aroma recorrer, cambiar el hoy, cambiar el ahora, me urge que sea mañana, que sea de otra forma.

Dejar las fallas atrás, comenzar de cero, con otra cara, en otra calle, en otra ciudad; con nuevos planes pero idénticas estrategias, con las manos firmes y las predicciones por la borda. Llévame que yo te llevo, llévame que sin ti me pierdo.

Atrancando...

Atrancando en tus costas finas, las lagunas de mis memorias perdidas se salan por diversión. Hagamos mares los recuerdos olvidados y busquemos en el agua la razón. La razón que no entiende, que disculpa tiempos, que permite escapes. Escapemonos del tedio y nademos con hambre de momentos y profundos lugares.

Sobre la piel hecha mapa, sobre la vida encerrando tesoros en tu ombligo.

Atrancando en las costas bellas, de tu perfil divino, de tus ojos de mar infinito. Atrancando en las memorias, en los futuros, en las esperanzas, en las vivencias de otro siglo.

domingo, 26 de julio de 2009

...Lentes

Creo que necesito lentes. Te veo llevar la cuenta de mis fallas, llevas más de 100. Distingo entre las sombras, la neblina del desdén. Soy yo quien te tiene olvidada o quien vive en el ayer.

Cuando tengo la memoria saturada de olvidar, me recuerdo entre canciones que sólo se fallar, o creo que son tus frases o creo que fueron insultos, me confundo pero no pierdo el paso, sigo la canción tarareando al son de un ayer. Pasan los días, las nubes y el cielo cambia de gris a negro, terciopelo a vacío y sincero.

Creo que necesito lentes. Me duele la cabeza, sigo sin la primera línea pasar, sin las ganas perder, sin la tonada lograr. Te veo a lo lejos caminando en zig zag, eres tú o la sombras a lo lejos, es el reflejo o una señal, es el pavimento o comencé a resbalar.

Me he pasado de tragos, me he pasado de largo en tu vida, seremos olvidados, caeremos al final. Creo que mi vista falla o he comenzado a desmayar. Te perdí como la conciencia, te perdí antes del alba, caí bajo la lluvia, bajo el pasado y bajo un par de llantas.

Ikarus...

La mano que acaricia tu ceja, el alambrado que rasga el traje sastre, el filo de tu boca asesina y tu memoria de elefante. Alta tensión, de todas tus fibras y todos los males, recargados, peligrosos, estancados en los peores lugares, siempre cercanos a un episodio de ira, duda o cualquierexcusaesbuena.

Tu corazón paranoico, mi destino divergente, tu agua con sabor a vino equivocado, las facturas de los actos no cobrados, el balance a mi favor.

No sabes perder. Si acaso la cabeza, pero no sabes perder. Y yo que quiero quedarme a tu lado, no se guardar la distancia del veneno adecuado, para cada paso para cada error, por cada disculpa por cada perdón. Quiero morirme en tus besos, en tu toque inflamable, bajo la luz de tu voz de alto voltaje. Quiero morirme en tus manos, derretir las alas por haberme acercado demasiado a tu sol.

sábado, 11 de julio de 2009

Dormir...

Una vuelta a la derecha, tres a la izquierda, una más a la derecha... Abriendo la caja fuerte, que hoy luce como mi cama, me decido a recordarme lo que no olvido. Con los ojos bien cerrados, y las sábanas sofocantes pero necesarias se intercalándose con las corrientes nulas de aire tibio y mis memorias, para ir y venir entre sueños y cosas de mi pasado y mis fantasías presentes.

Con ese sentimiento que a veces me pega en la comisura de los ojos, la sensación de extraviarse en el camino, el sentimiento de querer despertar del sueño antes de haberse dormido. Pero no se va, nada se va. El cuarto se queda igual de inmóvil entre sombras y mis miedos, los sonidos siguen siendo mudos y sin pechos, y yo con los ojos apretados aparentando que sí duermo.

Me surge la duda de cuándo empezó a fallar, cuando erré el camino y me quedé de brazos cruzados en este fastidio; en esta lluvia que no deja de en mi cabeza retumbar.

Y logro encontrar el balance: Un pie y la cabeza fuera, boca abajo y con el brazo izquierdo sobre el cuerpo de una almohada el resto del cuerpo altamente abrigado y cubierto por sábanas y cobertores. Dejó de pensar tanto en lo malo y sólo pienso en la sensación que no se va; que me pesa cada que pestañeo, que me aletarga y me dirige, con mi consentimiento, a un momento de retiro de mi mismo.

No se me va el hastío, y decido dormir para evitarlo; fallando de antemano, pues he pasado el día entero a medio dormir, a medio vivir, y de ahí el miedo nocturno. La pesadilla de no poder despertar y de seguir sumergido... de estar medio dormido, medio muerto, medio exagerando por dormir tan poco y fantasear todo el día con que esta es historia de otro libro o que yo estoy fuera de lugar.

Escribe...

Escríbeme triste, desde tu lejano espacio y con la mano temblando. Escribe lo que nos decíamos, lo que sentíamos, las veces que eso se guardo hasta el final del día. Nadie dijo que estaba mal, así que lo dejamos que llegara hasta el final del día.

Una letra triste y solitaria, que ponga las palabras que nunca se advirtieron. Las que nunca se dijeron, todas aquellas que nos llevaron hasta aquí.

Todo lo que nos dijimos, todo lo que hicimos. Recordé que nos mentimos, de la vida juntos, de los destinos cruzados, y de todo eso que se quedo en labios callados. Escríbeme y deja atrás el pasado, quema todo y que cada quien siga el camino que el fuego ha trazado.

jueves, 9 de julio de 2009

No importa...

No importa mientras se vea lejos, se vea más allá de los ladrillos transparentes, de los nuevos discos, de las viejas melodías. No importa mientras todos se confundan con las luces de la ciudad y dejen de jugar con su cabello; bajo la luz de la vela, o el faro, en cada calle de la ciudad que despide olores desde sus poros hechos coladeras.

Y pasemos la noche mezclados entre tragos y cigarros, preguntando el porqué de cualquier cosa, confundidos con extraños, con aliados, bajo esta urbe que tiende a ahogarse a si misma de memorias y copas rotas.

No importa que hagas mientras vayas lejos. Sólo déjate arrastrar en la ola de cualquier saludo, que te lleva por la calle de la mano al siguiente punto, a la siguiente nota. No luzcas sorprendido de no querer ver, que hace calles que no ves sin dejar de temblar y el pecho te brinca sin saber. Sudas y llueve, confundes las calles con parientes y la luna de brújula te pierde, la culpas entre nubes, sigues silbando embriagándote de oscuridad. Quedando confundido de buscarla, entre tinieblas, copas y plumas de memorias confusas, que te llevan a casa casi a rastras; reptando hasta tu cama donde mueres despacito hasta la siguiente mañana. Y nada importará mientras hayas ido lejos, escapando de ti, de los recuerdos y de estos vacíos en casi cualquier alma.

domingo, 28 de junio de 2009

Cuidado con la letra pequeña...

No te me acerques si no vas a cumplir tus promesas, no cometas la incrédula diligencia de buscarme entre barro y arena; quiero llevarte conmigo y no voy a ninguna parte. Quiero quedarme donde la gente sólo te cante. Te quiero desde mi pecho vacío, te quiero sin calma ni pena, te pido sólo un momento tranquilo para adorarte de pies a cabeza.

Cuidado con la letra pequeña que tiene mi pecho, prendido de fuego de un arma vieja o de luciérnaga perdida. Hagamos de contratos y de acuerdos unos simples harapos. Pusimos las cartas sobre la mesa: tengo mejor partida, pero quiero seguir jugando.

No soy tan fuerte, ni paciente. Porque no puedo seguir esperando, ni sólo contigo cargando. No te me acerques si no vas a cumplir tus tratos.

Me preocupa que me ocupe el tiempo perdido, que todo se vaya al olvido, que no sepas guardar un secreto, que todo quede en envase vacío. Quiero que me cumplas el quedarte conmigo, que me quieras con todo y mis sueños; que me dejes en toda tu vida, a lo largo de tus semanas y más alla de tus besos y caricias.

Quiero vivir en tu mente, luego perderme contigo; quiero no te preocupes, no te espante mi pasado sin brillo. He esperado tanto tiempo que di con lo inesperado, quiero saberte conmigo.

lunes, 15 de junio de 2009

A oscuras...

A oscuras, con intenciones similares recorro la idea de la precaria penumbra en mi cabeza confundida por tu aroma. A tientas te alcanzo inadvertida y degusto cada gota de piel con mis manos, que no desconfian de la vista, pero sólo fían el contacto y si este resulta eléctrico o calmado.

A oscuras te acaricio entre memorias y sonrisas, entre calores y deseos, entre mis brazos y tus besos.

jueves, 4 de junio de 2009

Muriendo...

Muriendo de ganas de decirte que todo estara bien. Que la tristeza sólo son imagenes en tu cabeza. Que la vida se te cae en pedazos, pero todo va a pasar.

Te extraño ahora, con la cabeza rota, la copa otro poco y las memorias evasivas entre mis letras y tu boca. Y todo avanza, se envejece, se nos muere, nos acercamos al adiós. Al simple final.

Muriendo de ganas de decirte que te extraño, que no hay espacios, que nunca me he ido, que me puedes ver sin odio y sin recores reprimidos. Quisiera tomarte de la mano, decirte no todo esta perdido, que cuando eso pase aún estaré allí.

Te extraño ahora, con el pecho de madera, la cabeza de bola de cristal.

Te extraño a tu derecha, a medio metro, a un cuarto, a toda una ciudad.

lunes, 1 de junio de 2009

Quiero regresar...

Me molesta el escribir del mal, de lo abundante en mis sensaciones depresivas y vacuidades degenerativas. Y de las pocas oportunidades que tenemos de ser felices dejarlas de lado, olvidarse de uno, y despedirse sin sentido de su espacio.

Quiero regresar a mi, donde me procuro y siento feliz, donde me la paso tan bien siendo yo que es inevitable el sonreír. Quiero regresar a mi, donde no soy definido por quien me rodea y lo que opinan, sino por la huella que dejo en sus vidas.

No quiero escribir otra oración seca, quiero divertirme en cada letra y recordarme en cada espacio. Quiero hacer de mi un nuevo texto, el libro de mi vida que comenzó hace años pero se había fraguado en los malos pasos. No soy ejemplo de nada, ni quisiera serlo. Hoy me escribo a mi, para recordarme que cada palabra me acerca a mi mejor estado.

domingo, 10 de mayo de 2009

Buscando...

Buscando las palabras para decirte despacito y sin espantarte, que te busqué en cada segundo, en cada lejano y cercano recuerdo; que te escuché en el aire del ventilador, en el sonido del motor, en los silencios de mis soledades. Fue triste no hallarte en real y en carne.

Nada se puede hacer, me despierto herido y vuelvo a callar, a vivirme los días de uno en uno hasta acorralar tu espacio, ahora que el vacío dedica su vida a no estar conmigo.

Y busqué las oraciones correctas y aún así he vuelto a fallar, te he vuelto a espantar; tal vez sea lo natural, tal vez sea mi alta toxicidad, tal vez sea que la gente no olvida y hoy es demasiado tarde para volver a tratar.

Y es que es siempre es tarde, para querer cambiar lo que uno hizo días atrás, unos meses, unas vidas tiradas, unas tardes erradas de impaciencia, del temperamento al estallar. Sin grandes rodeos no soy tan bueno, sin grandes aciertos soy yo el que nace al escribir y lo que hecho, hecho esta, escribamos en el aire que te busqué, que no te hallé, que mañana puede ser un día mejor.

Me iré...

Me iré de esta ciudad, de este país, del mundo mismo si me viene en gana. Hoy sólo quiero correr de mi mismo y detener el tiempo justo cuando ya no siento, cuando deje el cuerpo, al ser un envase vacío, al ver el fondo de alguien que finge ser frío.

Me empecé a preocupar y ahora todo falla. Comencé a tomarme en serio, se me quitó el humor y ahorro sonrisas y muertos. No hay vuelta atrás, no hay cómo matar la conciencia y esos malos momentos.

Sin casa, sin palabras, sin alma... dejaré todo lo que sea inflamable. Sin mi, sin mi miedo, sin el constante desastre. Hoy voy a dejar de quejarme. En el fondo sabemos que nadie espera por mí del otro lado, en el otro estado, en ningún destino imaginable.

Me iré... de este cuarto, de este aire, de la culpa que se huele en el viento. Me iré de mi mismo, del mundo y del frío, de las cargas sin brillo. Comenzaré de nuevo, jamás en cero, siempre se aprende del fuego, lecciones de las barcas quemar.

martes, 21 de abril de 2009

...Salud

El brillo de la mano en la oscuridad a medio fermentar, que se alarga al abrazo, que se destiñe en el roce, que acabe en el tacto; que se aletarga en mi vaso y termina en el trago de largo pasar. El ligero pensar en las ganas, el ligero olor del recordar, el saber me vas a matar, el instinto asesino y suicida. Mi recuerdo de mi mano en tu mejilla.

Saber que a veces hago mal y otras veces fallo por no intentar.

Turbia mirada e intensiones, generadores de calor mis manos y los tragos de ilusiones, distorsionada realidad de una diversión perversa. Felicidad arrancada directo de la botella que se añeja en el sabor de los años de tus labios; embriagar hasta perder la conciencia, pero no la memoria. Salud por el fondo, por la caña y tu boca. Salud por ti en mi vida... y por bebernos la noche y tu aroma en cada trago.

jueves, 16 de abril de 2009

Ha sido...

Y ha sido un largo año, mes, día... rato; desde que cambió mi mirada en tu silueta, y mi cabeza ahora decide que se va de viaje a tus orillas. Añejando el sentimiento de lo incontrolable altamente manejado por alguien más. De esas tardes revueltas de cabeza y el calor estorboso en cada ranura de las manos que hacen sudar ideas y escribirlas bajo la mera constancia de la necedad de dejar pasar.

Y hasta los celos se me antojan en cualquier derrota, en las batallas que no lucho, y en los territorios que no son míos, que domina el destino y que yo deje pasar por falta de decisión o sentido suicida.

Ahora se me antoja un largo año, mes, día... rato; bronceando las ideas que asoleadas salieron en la tarde a pasear, frente a tu vista esquiva, mi memoria necia y la sonrisa que te persigue en la orilla del recuerdo, obstinada a robarte otro round, otro tiempo, seguir intentando, invirtiendo el tiempo.

viernes, 27 de marzo de 2009

...raro

Que raro reencontrarse con las ideas que convocan recuerdos y deseos. Es bizarra la sensación de buscarse en lo encontrado hace tiempo. En el recoveco del pecho que acostumbra a la nada y aún así llenarlo de aire tibio.

Que sencillo es perderse en la mirada de ojos cerrados, en las voces de los pechos que no hablan y en las calles de luces apagadas. Fácil es dispersar la cabeza en cualquier momento y encontrarse sin querer retomando esa mano rozando esa memoria, ese recuerdo.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Tal vez...

Tal vez la singular circunstancia que nos obliga a perdernos en la memoria, que nos recorre en gotitas de sudor por la cara, que de tos y fiebre me sofocan hoy que enfermo.

Tal vez debo dejar de pensar que me leerás entrelíneas, sonreirás entre muecas disimuladas y yo me sentiré ligeramente entendido; debo comenzar a sospechar también lo contrario: Que no me lees, que no me entiendes, que este espacio ya no es más que una hoja en blanco.

Tal vez es la fiebre o que quiero mantener el balance: de mi memoria y mis amnesias, mis fríos y mis calores, de tu piel y mis caricias, de mis circunstancias y mis metas.

viernes, 6 de marzo de 2009

Con ganas....

Con ganas de que la nada pase, se pasen las horas y la tarde. Con ganas de que la indiferencia acabe, retomemos el aire y asfixiemos los imposibles, mientras respiramos profundo para guardar el balance.

Con la más sincera resignación de las circunstancias, me dedicó a pensarte, a beberte y embriagarme de tu esencia que perturba mi tranquilidad. Quisiera hablar, que tuvieras tiempo, que me prestaras atención.

Me da pena aceptarme rogando por tu vista, por tu oído, al que aún le quiero susurrar cosas, por tu presencia en mi vida, por que lleguemos a una tregua, donde me dejas seguir queriéndote, donde me comporto como debo. Me da pena estar fuera de lugar y de tiempo, me da pena no poder decirte cuanto te quiero.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Perturbado...

Perturbado por el roce del aire en un beso soplado, de tu mano desprendido en eternas despedidas que corroen las distancias y acercan nuestros cuerpos y destinos. De esos que nacen de la mano del cariño y crecen buscando que el aire se caliente y llegue tibio a mis manos.

Perturbado por la noche, por tu esencia, por lo delicioso de tu sabor, tu roce y tu textura. Con la cabeza clavada en la noche tibia y mis manos recién sensibilizadas a tu piel. Justo en el canal exacto donde tus labios sintonizan mis caricias y ejecutamos sincronizados un te quiero sin palabras.

Perturbado por la escacez de palabras para aclarar la mente, la garganta y el pecho. Perturbado por que hoy sólo puedo decirte, te quiero.

lunes, 16 de febrero de 2009

Déjame llevar el control...

Déjame llevar el control, relaja la espalda, el hombro y la mirada. Déjate guiar con esta canción, con la mano en la piel que te pide y en el abrazo que presientes. Baila al compás de mi mirada, de tus sombras y pensamientos turbios.

Desnuda las ideas y las tensiones, déjame tararear el ritmo de un te quiero cercano al oído y aún así pegado al corazón. Déjame reencontrate en tu pequeño rincón, quiero dejarte olvidando el mundo, al resto y memorizando el olor, las ideas y mi tacto.

Aliviando el peso de tus ropas, haciendo que la gravedad logre mi sonrisa, dejaré caer lo que estorba, lo que me separa de la música de tu pulso acelerado. Al ritmo de esa canción cantada a tu piel, voy a dejarte ver lo que siento, sentir lo que quiero y querer lo que deseo.

Déjame llevar el ritmo, y escuchar en tu pecho esa canción, que repiquetea y replico cercana mi boca a tu boca. Déjame bailar a tu lado esta pieza, que no acaba hasta que mi pecho se seca; que no acaba hasta que tu cuerpo exhausto y mi piel desvanezcan, que no acaba en mi cabeza y continuo tarareando un te quiero cercano a mi interior.

sábado, 14 de febrero de 2009

Sobre las nubes...

Con el cansancio al tope de las ideas, al filo del asiento antes del despegue, entre el silencio y el zumbar de las turbinas que no para de recordarte lejana. Pasa inadvertida la noche y el recuerdo invasor de mi calma; pasan las horas y de mi mente no escapas.

Dispersa mi mirada observa, como cambia la luz del día, de combustible, de pasajeros y tú continúas tranquila. Inmóvil... ganas de cerrar los ojos y no verte en las sombras de mi cabeza loca y tus ojos grandes a la espera.

Bonita, cómo la noche mientras se navega sobre nubes oscuras dispuestas a cobijar al mundo, mis recuerdos, tus disgustos... bonita, te recuerdo entre el fío y las distancias de una noche larga y el retorno presagiado por el firmamento que por la ventana veo, de lado a lado de horizonte al viento.

lunes, 2 de febrero de 2009

Con la cara empapada...

Con la cara empapada en sudor, despertando a media noche, o media vida. Donde se encuentran los miedos y las miradas rebuscando la salvedad del cuarto oscuro, entre las sábanas tibias y la hora fría. Nada. Nada fuera de lugar, todo en el mismo caos aleatorio que da seguridad.

Con el pulso descarriado y el recuerdo del pánico vivido, de lo que se despide y regresa. De esos miedos que se sienten delgados y filosos, que se alejan únicamente para volver, de esos miedos que nos dejan buscando un poco de luz del otro lado.

Soñaba con tu cara, la mirada, tu olor, siempre ese olor hipnótico que se preocupa por llegar a mi cuando menos me lo espero. Soñaba con un discurso sin palabras, con el cielo gris y la tormenta ahogando cualquier aire de oportunidad, quería llevarte conmigo, pero no iba a ninguna parte.

No te preocupes por mi, te decía, las ilusiones se van pero siempre estoy esperando, que algo siga cambiando, que algo en mi siga soñando. No te preocupes por mi, me decías, quiero dejarte bien claro que nada cambia, por que nunca nada hubo, por que nada nunca soñaste, sigues despierto y yo sigo en la realidad muy distante.

Te quiero, decía mientras permanecía perturbado y desteñido. La lluvia me deslavaba la silueta, la sonrisa y me ahogaba con la sensación de no poder hablar, o de haberlo dicho en tonos mudos. Te quiero me dijiste, mientras tu mano tocaba mi mejilla, cómo antes, y cómo antes mi cara contra ella retorcía.

La lluvia se llevaba las sombras, las tintas, las palabras... quedaban los pasados incorrectos, mis errores más constantes, mis fallas, nuestros males. Éramos manchas en charcos de mis carencias.

De nuevo en el cuarto, de nuevo en las sombras, recobraba el aliento, deteniéndome el pecho esperando no se hiciera agua, resguardando el aliento, limitando el suspiro, aliviado de que fuese un sueño, pero realmente triste de leer entrelíneas... hasta mi inconsciente te sabe herida.

domingo, 1 de febrero de 2009

...conviendría quedar callado.

Por que te puedo agradecer cada segundo antes vivido, cada trago, cada vez de haberte encontrado entre mi piel y mi pluma por destino. Por que lo que siento me sostiene, me aleja, me limita y me permite quererte hasta que se vuelve prohibido.

Estas son mis credenciales: complejo, barado, fugaz y pasajero, con ganas de cambiarte un poco, con ganas de que me cambies la vida, con ganas de quedarme pero prefiero encontrarte adelante, cuando puedas, cuando nada nos detenga de lo eterno.

Me gustaría perder, borrarme en un santiamén, dejar de querer y no poder. Pero las palabras sirven para muy poco, cuando se trata del ayer, de las pocas cosas por hacer.

Pero te sigo agradeciendo, el haberme dejado sentir, desear y soñar. Estas son mis credenciales, mis palabras finales o iniciales, sigo sin conocer males que duren más que yo... Y prefiero escribir cuando convendría quedar callado.

domingo, 25 de enero de 2009

Detente...

"Detente" pediste de indiscriminada manera, a medio beso, a media oración reclinada en el oido de la nada que recargaba su mirada sobre mi cama; a media fantasía de un sueño y una señal, entre mis almohadas y mis anhelos.

Pediste sin siquiera pensar, que tal vez lo haría, que tal vez cumpliría, que las manos se llevabarian a la boca para callar el grito y saciar el hambre de aire temeroso que se ponía denso entre las paredes de este cuarto y mi pecho comprimido.

Sabía a lo que me enfrentaba desde un comienzo, a mis ideas divagando en un quizas que no existía y rogando por que este momento no fuera a llegar. Tristeza recorría mis adentros, retacados de alcohol, vacíos y melancolía por el adiós que no difunde sorpresa, sólo esperaba su turno en la recta final.

Sabía que esto no bien acababa, sabía que esto en mi algo iba a matar, sabía tanto... y aún así soy sorprendido por lo esperado, por la consecuencia de lo que ya sabiamos, del destino que no favorece a los sueños sin rumbo, soprendido por un poco de mi enterrar.

jueves, 15 de enero de 2009

Gastando...

Gastando las fuerzas en evitar, la sonrisa que compromete la nada con el clima y cada centavo que malgasto del costo de la vida, se desprende en inútiles suspiros, por quien está cerca, por quien sabe a vino.

Y pierdo en largos alientos las ganas, de olvidar, de no pensar; pierdo en cada exhalación el rumbo y un poco el destino. Negando lo que siento, negando lo vivido, negando que me niego a olvidarme de los detalles que nos hacen diferentes.

Gastando la nuca por rascarla mientras pienso, en busca de respuestas que ya tengo a preguntas que le he dicho al techo, a medio dormir, a medio pensar, a medio recordarte. A remembrar tu piel y la calle, el sol y tus fotos, que no dudan en traerte a mi vista, siempre sonriente, siempre lo menos visible advierte lo imposible.

Quiero no detenerme, quiero dejarte en mi siempre. Quiero dejar de malgastar mi mente.

domingo, 4 de enero de 2009

No me conoces...

No me conoces, no dudas, no sabes que esperar. No pienses que fue un error, ni el alcohol, no fue otra cosa que una decisión que te incluía.

Y este no será otra línea de confesión. Aunque he de reconocer que no me importa aceptarte lo que todos ya saben; no me importará decirte, que soy más ligero, más dócil, más terco, por que me doy cuenta de que se me acaba el tiempo.

Tiempo de intentarlo, de que lo sepas, de que al menos en cuenta me tengas. Tiempo de respirar, de sostenerlo, retenerte... antes de despertar.

!Vámonos¡...

!Vámonos¡- Te dije. con toda la doble intención de la múltiple interpretación. Como se dice cuando se pregunta, se ordena, y se implora. Te pedía una huida, un escape, tal vez permamente del mundo, del tiempo, de tus cadenas y sus miradas.

Te pedí en gritos inaudibles, con discursos inentendibles, tu mano para correr de ella tomado, tu labio para hablarle despacio y tu tiempo para retenerte en mi espacio, tan lejos del cielo y tan cerca de mi mano.

No entendiste, o no supiste como actuarlo. Salimos como cualquier día en la monotonía, tú con tus ayeres acuestas, yo con mis mañanas lejanos.

sábado, 3 de enero de 2009

El regreso...

Con las manos temblorosas esperaba que se acabara la calle mientras caminaba al destino. Topar con pared era el peor de sus males. Remembrando las conversaciones consigo mismo se intentaba convencer del qué hacer, del qué decir; muy poco había para sólo dejarse llevar.

La licuadora que sostenía su cuello, sólo permitía caminar recto y bajo el frío del conocido camino al mismo lugar, donde no pasaba gran cosa pero pasaba todo.

Tal vez ese era el problema: la posibilidad de "algo", causaba conflicto cuando las variantes indican que 1 + 1 = 2. La necedad. La necedad de lo innecesario cargado a fuerza de corazón embrutecido por los imposibles. Platónica ecuación donde 1 + 1 continúa siendo 1.

Aún con nada claro, decidió decidir. Que la puerta se cerraba, y que el no entraba. Que el mundo se quemara, el continuaba sintiendo que por dentro llevaba tiempo ardiendo. Decidía a cada paso, por que la mezcla de ideas no le daba espacio para planes.

Decidió detenerse, dar media vuelta, dar doce pasos, recobrar las ganas, dar media vuelta e insistir a mayor velocidad contra la nada. Decidió envestir la monotonía, el escondrijo, el hablar entre silencios, decidió pelearse con el vació que ya ella llenaba.

Se sentó en las escaleras, a observar sus zapatos, a intentar dejar de balbucear frases de cariño para despedidas. Intentó pensar y sentir que le detenía.

Sostuvo fuerte el aire en los pulmones, y como si la zona apestara, corrió sin respirar, pensó en no darle tiempo de recobrar el aliento a su enemigo interno. Por que sabía que daría batalla, causaría remordimientos y quejas; andaría de un lado a otro buscando calma, corazón y fuerza. Buscaría sin respuesta lo que le quedaba para aferrarse de la cama. Despertaría una vez más, con la misma pesadez, con el mismo poco descanso, con el letargo fino que acompaña el retornar al trabajo.

Llegó con ligera sonrisa y se puso a trabajar en su lugar en la oficina.