lunes, 23 de agosto de 2010

Olor...

Entre tu boca y mi boca demasiadas palabras rotas que pregonan interior, generan sombras y matices de los pasos y fracasos, de nuestra inventada realidad, de lejanos ayeres que morosos no cooperan con el desgaste natural.

Malditas deudas, malditos los tiempos y su trabajo que es hacernos olvidar. Maldigo las creencias y cualquier fe que grite a los vientos que existe la eternidad.

Pues hoy rastreo tu aroma, en cualquier escondrijo de paciencia. A gatas como quien busca una hormiga en especial justo a la puerta de su hogar. Hincado y preguntándole a cada una del resto del hormiguero, si la han visto, y recibe un silencio y ni una mirada o gesto que logre auxiliar.

Olfateando la memoria, que huele a páginas viejas, libros siempre nuevos no importa que tan usados, a tus manos, al rinconcito del cuello con el hombro dedicado a embriagar mi pasado. Siempre confuso y perdido, hay demasiadas notas que me evocan realidad. Y lo único real en mis días es tu aroma, o lo que logro recordar.

martes, 17 de agosto de 2010

Qué hacer en caso de emergencia...

Aliste el cinturón. Apriete la mandíbula, deje que el miedo se apodere del poco control de vejiga que aún queda. Prepárese para el impacto, de ser posible vomítese a sí mismo, siempre es agradable la escena para los demás. Todo gesto que haga, hágalo memorable, tal vez sea el último, así que exagere. No recé, el arrepentimiento es para los malditos. No tenga autocontrol, por que en toda su vida no lo tuvo, ¿por qué mentir ahora?

Confronte con una mirada perdida el suelo, concéntrese en él, tal vez su estómago de vueltas por lo que se recomienda no perder de vista la zona de aterrizaje. Escuche atento los mensajes, puede que sólo se repitan en su cabeza una y otra vez buscando sentido, así que procuré no abreviar o cambiar por sinónimos.

Afirme con la cabeza cada que su interlocutor permanezca en silencio por más de cinco segundos. Disfruté de cada momento restante: si le viene en gana llorar, hágalo; si le viene en gana la cólera, explótela. Memorice los detalles que crea convenientes. La memoria se encargara de hacer más correcta su decisión.

Diga sólo aquello que de verdad sienta. El silencio también comunica.

De ser posible sobreviva. De ser posible recuerde y aprenda del evento. De no ser posible, no importa, hay más de uno muerto en vida que aún deambula a su lado, no se crea especial.

lunes, 9 de agosto de 2010

Montañas de aire...

Montañas de aire que entorpecen la mirada del paisaje acuoso de los ojos que llueven en la esquina de una silla. Por un dolor insoportable, de un silbido en la cabeza que no calla. Con el tiempo que repica en el pecho bajo la mano que arranca con las garras el latido.

La voz cortada que no canta, que gime monosílabos interminables, por culpa de lo sólo y descansa el pecho en el vaho con olor a muerte, por las letras que fallecieron en la garganta, por las palabras que asfixian el alma.

Malditas dudas y desdenes, que de nubarrones grises se visten bajo luces muertas de calles parcas y olores desagradables, que transitan las vías del camino que confunde; y el perderse bajo fuegos incendiarios de miradas inobjetables de uno mismo contra el pasado, contra el brillo de la hoguera que prende los males y descansan sobre las calmas cada respiro más insoportables.

Pensé ya no dolía, me distrajo el mundo en la locura de sus días, en el caos de su vida y lo poco que parece a su lado la mía. Pero hoy sé, mientras el alma se aleja del camino, que todo estará mejor. Que mis mejores decisiones se miden en distancias y a lontananza hoy soy correcto y hago de mi país: una canción con pocas notas y mis pies marcan compás y viajan en el viento con las hojas.

jueves, 5 de agosto de 2010

Arrugas...

Hoy es momento de decir adiós, de lo que ya sabíamos; nos movemos más allá del sentimiento, de la creencia, y sugiere el esperar eterno. Donde los niños suelen ser crueles, los adultos creen ser mejores, y nadie sabe nada controlar.

Pero hay días en que se presiente, se huelen las notas en el aire de la tarde, que nos cae apaciguada, bajo la luna escasa y el sol comenzando descansar. Esos aromas que solíamos llamar casa, hoy son excusas para otro camino buscar. No me creo nada, que estemos tan lejos y los ruidos sean tan escasos. Que nos pensemos tan lejos y encontremos bajo lo que la tarde calla.

De vez en vez sonreiremos, recordando en las arrugas de los ojos las viejas miradas, las presentes sonrisas y los infinitos momentos, de universos que colapsan en sus propias historias; nos creeremos perfectos, al patear la siguiente piedra y continuar con la mirada clavada en el recuerdo que no vuelve y las calles que siguen siendo las mismas pero nos llevan a otro lugar.