martes, 29 de septiembre de 2009

Sonriendo...

Sonriendo sin sentido, con las palmas llenas de tiempo y los bolsillos de encantos. La pluma marcando aleatoriamente las letras, pero el caos tiene testigos e interpretaciones... hoy pareciera que escribo canciones.

Perdiendo un poco la razón, de recordarte en el olvido, me mantienes seguro de ser feliz en el presente, si te me acercas, si me dejas morderte. Quiero dejarte mis marcas, besarte la frente y tatuarte la memoria; pues no habrá otro hoy y ahora tan fino y delicado, seamos juntos, descansa conmigo en el umbral de tu memoria y mi mejor estado.

Perdiendo un poco el sentido antes de desfallecer en el sueño u olvido, sonrió viendo el techo, que plagado de estrellas se dedica a contagiar el letargo, quiero compartir contigo mis cicatrices, quiero observes todas las marcas que tus labios en mi han dejado.

lunes, 21 de septiembre de 2009

... a tu pesar, a mi sonreir.

Quiero que te quedes, a pesar de que el tiempo cambie, el cabello crezca, yo envejezca y tú... permanezcas vigente. Quiero que de lo que pueda esperar mañana seas parte; seas flor y meta.

Quédate, invasiva, pasiva, agresiva, dañada, lastimada... mía. Mía sin que lo sepas, y también cuando lo sabes, mía sin razones o explicaciones más allá de las reales. Quédate más allá de mis fantasías y mis vacíos mentales.

Quiero que te quedes conmigo, por mí, por nosotros, por el tiempo mismo que nos dicta la suerte. Quiero que no pierdas la fe en el hoy, en mí o en tu cariño.

Quédate sin censuras o remordimientos, quédate conmigo sin pasado y sin frenos. Hagamos larga la espera de un final, que aunque nadie quiere, siempre llega.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Alguna playa...

Con los ojitos parpadeando de vez en vez para no caer hipnotizados por el baile de los puntitos elevados. Escuchando las olas, las bolsas contra el viento, y uno que otro insecto tragándose mi sangre en la pierna destapada, tengo la manía y necesidad de sacar una pierna de cualquier clase de cobijo.

Concentrado en una zona, que planeo memorizar. Dibujando patrones y pensando en infinitos, sonriendo triste y de cuando en cuando bostezando para espantar la soledad salada de alguna memoria equivocada.

Y caen una tras otra las olas, continuó siendo arrullado por el barullo de los matorrales. Reacomodo mi almohada de arena y mi cabeza retoza de pequeños invitados, no todos reales, y unos más incómodos que otros.

Fluyo con las olas a cualquier sueño, que se alcanza en el techo de la noche estrellada, cobijado por la nada, en alguna playa de algún puerto, con algún mar azotando mis palmas... estoy medio dormido, medio soñando, medio contando estrellas, medio recordándote e imaginando que vivimos en un par de ellas.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

No he terminado...

No he terminado, no me he retirado; nadie sabe que le va a pasar el día de mañana.

No quiero lo que otros quieren. No me sueltes, pero deja que el tiempo fluya, llena mi copa de recuerdos y tu boca de sabios consejos, acompáñame a ser quien quiero ser; ayúdame a buscarte entre el aire y cualquier texto.

Déjame escribirte y describirte aunque no lo sepas, deja que el día cambie de parecer y ya no llueva. Y si continua lloviendo, que no importe mientras te tenga cerca.

Confía en lo que sientes, confíame el hoy y tu ahora. Recuperemos el camino, bebámonos el destino, en cualquier bar, en cualquier lugar, seamos quienes queremos, sin sentido ni explicaciones, seamos libres y sinceros; juntos y reales, en este mundo lleno de gente fugaz y cosas banales.

Divinidad helada...

Divinidad helada, que pretende la noche cobijada de la nada. Siento que juegas conmigo, y no ando de humor para el azar. Despierto dispuesto a encantarte, me encuentro vagando en la tarde y pierdo el rastro de mi decisión. Se me olvida el apostar y aún así continúo.

Cambio mis planes, mis dolores por mis finales, mis inicios por tus palabras, mis males por tus sonrisas y corajes.

Tiemblo en la noche por tu respiración entrelazada a mis sueños y a mi espacio vacío. Tiemblo por que el sueño me lleva a tus orillas, o por el frío de tus mejillas.

Porque tengo grandes planes, para el lugar adecuado y el tiempo anotado. Porque pasan los días las noches y sigo dormido, agitado del sin sentido de otro largo sueño de un corto destino.

Divinidad helada, que pretendo cobijar con mis brazos en sueños, que se escabulle en mi cama y roba mis sábanas. No quiero apostar, quiero invertir mi tiempo aunque signifique despertar con la espalda destapada.

domingo, 6 de septiembre de 2009

La noche más larga del año...

Déjame que decida, varado a mi suerte, esperando volver a verte. Nada nos prometió, que bajo nubes blancas volvería a salir el Sol. Esperando la noche más larga del año, haciendo como que no amanece y sigues tú aquí a mi lado.

Y sal de mi cabeza y acuéstate en mi cama, vuélveme acompañar en mi sueño. Acompáñame abrazándome como si no hubiese amanecer o final, haciendo la noche más larga del año, viviéndola con el pecho más grande y vacío, para dejarte entrar hasta el cansancio. Déjame que decida, varado en tus muelles, esperando no despertar de nuevo solitario.

Sal de mi cabeza, y llena mis días... mis noches o al menos esta, y hagámosla la más larga del año, del mes, o del fin de semana.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Seco...

Estoy seco. Recibiendo el otoño defrente y medio aturdido por la indiferencia del tiempo que recae en mis hombros. Cumpliendo años, vivencias y despojos. Somos almas dispuestas al resago, a acumularse poco a poco en sí mismas, hacerse gruesas y arrugadas, colgar desinteresadas en la cintura y aclarando las sienes.

Estoy cansado de la fatiga de siempre. Del siempre que aconseja, cansa y persiste en las ramas por brazos y de las raices acostumbradas al fango.

Que llegué el frío para tener razones de esconder mi nombre entre abrigos y licores, que se hagan los fines de estos tiempos tan sin luz para el hombre.

Nos basta el agua y el tiempo, nos gana el sol y el silencio. Que se regenere la vida misma desde el centro hacia afuera, que las letras fluyan y nos encuentren escritas en la piel de otro mañana, en la corteza de mi cara y en las arrugas que aún no hacen en la orilla de mis ventanas.