jueves, 25 de febrero de 2010

Ciudades nocturnas...

Escoge el tamaño de las sombras, de la noche cortinas y personas, que perturbadas se funden en pantallas negras, en ciénagas de vacío y calle, pantanos enteros de ciudades normales. Que al son de perdidas notas, pisadas gigantes y animales aullantes, como antes, ciudades, sólo ciudades.

Ahí escoge el tamaño del enemigo errante, de la luz la única arma, y la capacidad de correr el único escape; de esa unidad y salvación, entiendo, que sólo así aprende.

En la respiración nocturna del animal inmenso, en la calle de desconocidos rincones, ahí aprende el miedo a nacer, en tu pecho a crecer y en esas constantes sombras de memoria a reproducirse. La ciudad que te traga, te embulle y te hace suyo, en ella y sólo en ella tú te vuelves su miedo, y el tuyo es su única capacidad de defensa… ciclo vicioso de cobardes estancados.

lunes, 22 de febrero de 2010

Muerto...

Del aburrimiento la cabeza baja y el cuello débil, carente de sentido espera que el reloj de arena vacié su vida por el espacio de la cintura siniestra. Elogiando el aire en un suspiro, repito la sentencia del olvido. El cielo indiferente recorre su mirada entrecerrando los párpados grises y esponjosos, tornándolos negros y dormilones.

Respiro sin destino inmediato mas que el exhalar. Pesada la penumbra del cielo que nos cae en la espalda y aplasta con el pulgar invisible de la intrascendencia de volver a comenzar. Continuo respirando, tal vez sin ninguna sencilla pasión, tal vez sin final de este ciclo de morir y volverme a levantar, ser el polvo que te abofetea con el viento y en otro momento quien acaricia el mango de la daga que atraviesa el corazón.

Muerto del aburrimiento, soy fénix, soy inmortal y tal vez nunca he nacido lejos de tus manos; y tal vez sólo respiro y pregono mi existencia en el silencio y eco de cada pulmón.

jueves, 11 de febrero de 2010

Insane...

Las manos más lentas que la mente que arremete contra la cordura en duras frases de perdición y locura, en insistentes voces que pierden la paciencia y saturan la punta de la lengua y arrastran las palabras hasta la frontera de la nuca.

Perdiendo un poco la desgastada mirada, mientras vagabundea por los recuerdos. Me encuentro recordando tus palabras que mudas sólo entiendo por tus ojos secos. Algo no marcha bien o todo está más que perfecto. Entre los confusos mensajes y mi mala memoria, doy pista del percance: soy víctima de mi cabeza y sus bromas y males.

Así que me dispongo a recostarme contra el muro, que hoy es cama y cobijarme con la nada que se respira por toneladas, ya mañana entenderé mejor las cosas, ya mañana seré mejor persona.

Dejaré migas de pan para recordar por donde vine, y saber que puerta volver a escoger, en caso de que te busque, en caso de que te encuentre y no pueda dejarte de ver. Dejaré rastros de mi para tomar precauciones, para ignorar las voces, para callarme en tu lado más profundo y dormir con la sonrisa cautiva que tu abrazo alimenta.

Para encontrar la calma, recurriré a la tuya; y cada que dude de cualquier realidad oscura, acudiré a ti, siguiendo la única luz en mi locura.

Química...

Voy a tomarte del cuello, alargaré mis palabras al viento y en el tacto de tu oído reconoceras mis pasos. Voy a amenazar tu espacio con el mío, deteriorando cualquier defensa a uso de esperar y a causa de insistir, invasivo en tu rastro. Seré lo que has logrado frenar pero no resistir.

Voy a abrazarte y con el tacto sabrás el tiempo, y lo descrito en nuestras manos se hara impulso; entenderemos entonces el amor y la química que concentra la suma de los labios.