jueves, 25 de febrero de 2010

Ciudades nocturnas...

Escoge el tamaño de las sombras, de la noche cortinas y personas, que perturbadas se funden en pantallas negras, en ciénagas de vacío y calle, pantanos enteros de ciudades normales. Que al son de perdidas notas, pisadas gigantes y animales aullantes, como antes, ciudades, sólo ciudades.

Ahí escoge el tamaño del enemigo errante, de la luz la única arma, y la capacidad de correr el único escape; de esa unidad y salvación, entiendo, que sólo así aprende.

En la respiración nocturna del animal inmenso, en la calle de desconocidos rincones, ahí aprende el miedo a nacer, en tu pecho a crecer y en esas constantes sombras de memoria a reproducirse. La ciudad que te traga, te embulle y te hace suyo, en ella y sólo en ella tú te vuelves su miedo, y el tuyo es su única capacidad de defensa… ciclo vicioso de cobardes estancados.

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