domingo, 7 de marzo de 2010

Ciudad...

Regresando por las dunas de asfalto al seno materno de mi ciudad errante que navega sobre la suciedad de si misma, desbordante, llena de alma atrabancada y descarriada.

Eres sinceramente la peor que he conocido, no dudo del instinto; pongo en tela de juicio mi mundo y su detonar en cada luz verde y las ganas de mi vecino de recorrer su mundo con prisa a la nada y su coraje a todo.

Dudo de que no te caigas por los cimientos, aunque creo más que no caes por el óxido de las promesas y la vieja usanza de creerlas. Tus venas contrariadas desbordan sin cesar la esencia del alcantarillado y tu piel mixta propone anarquía como moda de tu rostro y vestimenta.

Has sido rechazada y comprada, eres terreno usado y proyecto en venta. Calabozo moderno de almas antiguas, alojo de millones de seres y de alguno que otro humano que pierde a cuenta gotas aquello que lo diferencia.

Surfeo el transporte público y sus ilegalidades, soy el rey de mi mundo y habito una ciudad enclenque y decadente. Amo sus cimientos pero odio sus paredes.

Esta ciudad es madre, padre, asesino, víctima, violador y ultrajada; es mi pan, mi cama; soy suyo desde mi cabello hasta mi hedor a cloaca.

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