jueves, 18 de marzo de 2010

Agua...

Pequeñas distancias que acarician las orillas curveadas, que con calma recorren las aguas; no se pueden volver a tomar, siempre distintas, siempre andantes y revueltas, siempre gotas distintas de corrientes que no volverán.

Hay algo de melancolía en el río, que aleja las hojas e ideas, que remoja las costas que permanecen verdes. Algo de silencio en el fondo del agua y de ruido relajante en su común habla. hay un poco de paz al dejarse llevar, algo de calma cuando por fin se funde uno con el mar.

La tarde nos recuerda con aquella nube pasajera y el olor a humedad, con las primeras gotas de lluvia, que toda el agua tiende a volver a comenzar, y aunque no sea la misma gota en la corriente nos volverá a encontrar, en una orilla del río, en un charco o en el flujo sanguíneo. Y así recomenzar.

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