jueves, 18 de marzo de 2010

Caminando...

Caminando sin demasiado rumbo, las calles resultan conocidas. Todo luce igual, tan gris y dispar. Perteneciente a la noche que no deja de aullar, lamentos solitarios que oscurecen los faros, mientras el silencio se encripta bajo el brazo cobijante de los autos incesantes que aún no dejan de pasar.

Volvemos a levantar la mirada, de nuevo pocas estrellas en este cielo de ciudad. Algo cambia y las calles, en mi camino, ya no son las mismas, las nubes son de otro tiempo, las lluvias de otro lugar. Todo se junta y alarga la ciudad, todo recuerda el infinito y la certeza de que no hay más allá.

Somos chispas y estrellas, somos hormigas y dioses, somos cielo y carretera. Soy el que escribe y así su alma alimenta.

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