Por la noche las sábanas se tornan voraces; hambrientas cual serpientes que tragan elefantes y suaves como labios de amante. Las penumbras aletargan cualquier pensamiento, mientras se enfundan y hacen de las cortinas trajes. La madera cruje al estirar los músculos del rostro del closet.
De noche todo el cuarto cambia: el techo se hace cambiante, las lámparas cobardes, el silencio abatible, las almohadas estorbos, los burós trincheras infranqueables.
Por la noche regresas, nunca faltaste. De noche perdonas, acompañas, y entiendes. Y en las madrugadas aún siento tu abrazo, me siento reconfortado, el mundo ya no es tan malo. Por las noches todo mejora, y descanso.
sábado, 21 de junio de 2008
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