martes, 27 de mayo de 2008

Desayuno...

De la manga recogida me veo buscando ases, de entre las manos lentas y furtivas te alcanza mi tacto donde comienza a llamarse espalda. Recorre la mirada lo que queda de luz sobre tu piel, buscando siempre la hoguera de almas en tu ser.

Clarea el día y la idea, la paz de la mañana invade la tundra de tu cama. Tu abrazo es lo único que el hambre mata, y lo mata en asfixia de calor y sofoca de aromas tentadores. Es sin más un festín que no es comida, y un desayuno quema calorías.

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