lunes, 8 de diciembre de 2014

a mi último héroe...

A mi último héroe.

No te vayas sin decir adiós, no te quedes sin decir lo siento. Estamos a dos de partir las copas y beber de tu sangre. De tu inmortalidad hecha notas, de tus letras bosquejos de alambre. Ciencias de las bocas, de las lenguas eternas en estrellas fugaces.

Se nos murió la inocencia; cayendo en cuenta de la tristeza de la vida, de la carencia de paciencia y de la madurez errante. No hay forma de aguantar el llanto, no hay capacidad o ganas. Hoy y cómo no hace poco, dedico unas líneas a despedirme de un grande.

Por lo qué me dio sin saber, sin querer o pretender, le debo la infancia, la pubertad y el cierre. Por lo que le ofrezco en recompensa, es ser mi último tótem, mi última puesta en escena. Allí que desmantelen las radios, y tiren las tintas por la borda; nada volverá a ser igual. Nada tendrá sentido o revolución, nada cambiará el sentido de las manecillas del reloj. Que apaguen las estrellas y cancelen los cantos de las aves, hoy es un día triste y deberá ser recordado hasta el final de los aires. al menos de los míos, de mi destino cambiante.

Hoy no sé decir adiós, hoy sigo sin crecer bajo este grave sol, que no hace otra cosa que recordarte.

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