miércoles, 2 de mayo de 2012

Aire...

Aire… Respiro el cambio de los tiempos, reposado en la orilla del viento, que aloja mi alma confundida con tus luces y enreda tu cabello entre mis dedos. Exhalo el Sol y el universo, hago silencios infinitos, sólo para romperlos en tu oído. Escurro mi destino al cuello y escalo la vida misma en la escalera que tienes por costillas. Aún tiemblas, aún tienes frío. Hoy me repliego a la orilla de las costas infestadas de invasoras sensaciones. Hoy, soy de los aliados carne de cañón y tú el territorio en disputa. Hoy respiro el cambio a través de tu nuca, del canto de tus brazos y de la estructura metálica de tus labios. Somos viento tembloroso que rompe en risas cuando eleva con un toque el alma al cielo. Somos también el aire que nos une en las caricias que se respiran por los dedos.

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