Perdida, como la nota del silbido en el suspiro sin querer encajonado en el buró del olvido, como aquella carta sin escribir que nacía a pedazos de vez en vez. Así rondaba la paloma mensajera, y su trabajo que no llega y la tristeza que causa verla en círculos volando, sin causa y sin casa, la fatiga le viene en gana y la muerte le espera en calma.
Suicida por palabras y destinos vagos, trae consigo frases que el mundo podrían cambiar (al menos el mío, el del resto nunca ha importado de más) si estas palabras llegaran a tus manos, tal vez volverías a escuchar.
Y escucharías las palabras que en silencio mi corazón ladra a tu boca, entre cenizas y copas las mejores charlas, roces y besos distantes que canturrean felicidad, esquivas y las mismas tardes que nos vieron amar; memorias que hay que volver a escuchar.
Perdida como su mensaje, dichosa paloma ya en mis manos no está, no sabemos si va o vuelve leída, no sabemos si sabes o sientes respuesta, no sé sabe otra cosa que
esperar...
Paciencia a la paciencia, tiempo al traste, el silencio es respuesta, el sentir olvido un peaje.
domingo, 13 de febrero de 2011
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