martes, 17 de agosto de 2010

Qué hacer en caso de emergencia...

Aliste el cinturón. Apriete la mandíbula, deje que el miedo se apodere del poco control de vejiga que aún queda. Prepárese para el impacto, de ser posible vomítese a sí mismo, siempre es agradable la escena para los demás. Todo gesto que haga, hágalo memorable, tal vez sea el último, así que exagere. No recé, el arrepentimiento es para los malditos. No tenga autocontrol, por que en toda su vida no lo tuvo, ¿por qué mentir ahora?

Confronte con una mirada perdida el suelo, concéntrese en él, tal vez su estómago de vueltas por lo que se recomienda no perder de vista la zona de aterrizaje. Escuche atento los mensajes, puede que sólo se repitan en su cabeza una y otra vez buscando sentido, así que procuré no abreviar o cambiar por sinónimos.

Afirme con la cabeza cada que su interlocutor permanezca en silencio por más de cinco segundos. Disfruté de cada momento restante: si le viene en gana llorar, hágalo; si le viene en gana la cólera, explótela. Memorice los detalles que crea convenientes. La memoria se encargara de hacer más correcta su decisión.

Diga sólo aquello que de verdad sienta. El silencio también comunica.

De ser posible sobreviva. De ser posible recuerde y aprenda del evento. De no ser posible, no importa, hay más de uno muerto en vida que aún deambula a su lado, no se crea especial.

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