lunes, 12 de abril de 2010

Te alcanzo...

Te alcanzo entre la niebla y la mirada nublada por el sueño. Son ansias, historias de caricias que se adeudan y mañanas que se extrañan en préstamo a la memoria. Somos la idea errante de navegar por tu mirada perdida que obedece mis manos y sus instrucciones en Braille sobre tu piel, sobre tus piernas y brazos.

Tatuado en el pecho el sentimiento que se anhela y se traspira, puedo rastrear tu paso, puedo dar pie a desbordar el pecho contenido por la espera, y reencontrarnos en terrenos conocidos; en el amor hecho camino y tu cuerpo por destino.

Te extraño en tus despertares y en tus sueños. En ciertos hábitos que estabilizan mi mundo frágil; en el reconocer tu calor como mío, en buscar mi sonrisa en la palma de tu mano, a la altura de tu pecho colocar mi oído y reconocer la sincronización de los latidos.

Destinados a superar todos los errores y males, cegueras y espacios; somos aquellos que comparten más que su tiempo y espacio, somos más que un montón de planes, somos almas iguales.

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