jueves, 3 de diciembre de 2009

4 de dic...

En una época de días trastornados, ciudades con cielos azules, con fríos grises y la cotidianidad de que todo se invertirá y será el mismo caos fotoinsensible de siempre, contenido en el habito del imparable tiempo. Con la certeza de no retirarme de este día a día, sólo por la dificultad; que he aprendido: Nunca deja de aumentar. Hoy hay tan pocas cosas que no quisiera dejar al azar.

La suerte como pariente cercano del destino, y de todas aquellas incongruencias dignas de ser mencionadas cuando se pretende hablar del futuro; hace su entrada cuando hablamos del tiempo, de sus factores y sus hubieras, y hoy de los tuyos. Estuvimos tan cerca de hacer esta fecha otra repetitiva y sin distinción, sin aprendizaje o sin meta alguna. Que bueno que no lo conseguimos... que malo que fue de esta forma.

Cada 4 de diciembre celebramos, unas veces más que otras, tu llegada a este mundo y los buenos o malos resultados de este arribo. Pero hoy las cosas son ligeramente distintas, no por los días semiapocalipticos vividos en la urbe, que hoy luce por momentos amigable, limpia, y con Lunas que varias playas envidiarían, sino por quienes las vivimos. Las cosas son distintas por que hay menos formas de hablarnos, y creo que tenemos el mismo grado de comunicación que hace algunos años. Por que hace algunos años se me hacía raro nunca haberte visto llorar, y hoy se desgasta la cara y sus arrugas de hacerlo justo cuando estoy contigo; cuando no puedes hablar, cuando sin querer sólo yo te entiendo y cuando adrede lo sabes.

Esto cada día se complica más, y nosotros más simples; la suerte parece dejar de apostar y a nosotros nos importa menos. Creo que lo que trato de decirte es que hemos avanzado, ni idea de en que camino, pero avanzamos y nadie llega tan lejos si no es para seguir. El día de mañana tendrá nuevos ayeres, y algo habremos aprendido, dejado, mejorado, limado o simplemente estropeado. Y nada cambiara. Las mismas ciudades con los mismos caóticos paisajes, las mismas sensaciones. Todo igual.

Todo menos los ojos que las ven, que ya tendrán más días para compararlos, y ya habrán encontrado el orden en el caos que todos ven, ya habrán aprendido a comunicar sin poder hablar. Así que mañana será todo igual, y esperemos para nosotros algo diferente. Felices mañanas papá.

No hay comentarios: