miércoles, 16 de septiembre de 2009

Divinidad helada...

Divinidad helada, que pretende la noche cobijada de la nada. Siento que juegas conmigo, y no ando de humor para el azar. Despierto dispuesto a encantarte, me encuentro vagando en la tarde y pierdo el rastro de mi decisión. Se me olvida el apostar y aún así continúo.

Cambio mis planes, mis dolores por mis finales, mis inicios por tus palabras, mis males por tus sonrisas y corajes.

Tiemblo en la noche por tu respiración entrelazada a mis sueños y a mi espacio vacío. Tiemblo por que el sueño me lleva a tus orillas, o por el frío de tus mejillas.

Porque tengo grandes planes, para el lugar adecuado y el tiempo anotado. Porque pasan los días las noches y sigo dormido, agitado del sin sentido de otro largo sueño de un corto destino.

Divinidad helada, que pretendo cobijar con mis brazos en sueños, que se escabulle en mi cama y roba mis sábanas. No quiero apostar, quiero invertir mi tiempo aunque signifique despertar con la espalda destapada.

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