domingo, 23 de agosto de 2009

...ayer

Curando esa curiosidad malsana del ayer, se dedica el día a espulgar la memoria y escaparse de sin sentidos y callejones sin salida con un sólo trago de vino.

"Y si te digo qué te necesito"; piensa mientras escurren hilitos de sangre desde el dedo equivocado, entrando en el pecho maltratado, señalando lo que se nos dijo una y otra vez: "háblame de ti sin mencionar tu ayer"

Y desayunando el dolor ajeno, mordiendo alguna costilla te sonríe y lees su mente "puedes proponer no olvidarnos, sé que no es necesario".

Se le da el último trago al elixir de vida, a la sangre de tierra y se propone dejarse ir, dejar de limpiar heridas ya cerradas, de comerse en la otra boca, dejar al caníbal otro día para comer.

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