sábado, 13 de diciembre de 2008

Dormitando a media sala...

Partiendo la vida en dos, desde el antes y desde hoy. Sacando las estrellas a pasear en firmamentos que no caben en la sala, que se pierden de esperas y se clavan en los techos. Con la mirada en la nada atorada y la memoria siempre en ti, siempre con la cabeza agachada.

Y te veo de reojo, distante y altiva, lamentando que no se lamenta lo que se quiere entre las tardes y los sueños. Distante mi cabeza vaga, entre recuerdos y calles añejas, que tienden a confundir al más ubicado. El mapa mental queda confundido por las ganas de continuar.

Y continuar en qué; un qué, que no entiende de razones o fines, que te quiere entre pasiones y la suma de tu manos y sus ruidos... Ya no tengo voz para decir, por eso vengo y te lo describo.

Por eso tengo el corazón reactivo, no tengo el tiempo para decir que me sobra lo vivido, así que corro y lo intensifico. Quiero poder medir, lo que se lamenta entre el beso y el precipicio. Viendo el techo y la nada, se apaga la luz de tu mirada entre el recuerdo y la Luna llena plasmada en el foco de media sala.

Así que lo confundo, todo lo mezclo y lo sumo. El firmamento, la sala, tu cuerpo, la memoria, tu aroma y algo de vino. Quisiera poder decir que no quiero quererte como te necesito, quisiera supieras eres una luz en mi camino... o alguien encendió la luz en el pasillo.

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