lunes, 17 de noviembre de 2008

El mareo...

Con la sincera sensación del aire que congela las miradas, resistiendo los roces de tu piel y la mía, te abrazo en busca de calor y calmar las ansias, pero rehuyo de dar un paso en falso y que mi intención sea rechazada.

Fundidos en el frío pasan los segundos que quisiera, eternos, retener. Entrando en terrenos prohibidos, jugueteo con la idea de que quisiera terminar la sentencia en tu boca y balbucear entre tus labios: es por el frío, el aire... las copas y el mareo... los que me provocan, los que me buscan enloquecer.

A sabiendas de que la excusa falsa, reagrupo mi cabeza. Todo tiende a dar vueltas bajo la influencia de tu esencia; que deja pasar la fuerza del habla a la punta de las yemas. Y tu suavidad conversando, furtiva y tartamudeante por los nervios, me recuerda las ganas que yo tenía de esta charla sin palabras entre bocas y sus besos, entre caricias y tus gestos.

Con la congelada espera terminada, respiro profundo y regreso a realidad. Soy justificado por los tiempos, por las horas, por los restos y cero testigos; intercambiamos miradas que planean no pronto terminar. Intoxicado por la noche, desciendo de la nube y me dedico a recordar, a escribirlo, a inmortalizarlo tanto como pueda. Uno nunca sabe cuando un sueño se le pueda a uno escapar.

No hay comentarios: