miércoles, 15 de octubre de 2008

...en la barra iluminada

En la barra iluminada, por las sombras de la duda, por la carencia de esperanza, se atraviesa mi mirada con un vodka, o alguna otra bebida larga. Es de esperarse que ya no espere tu llegada, que me olvide de las notas, los acordes. Es de esperarse que el pecho triste, en cada trago, se ahogue y se ahogue.

Y cada vez más se acerca más la extraña, la mano sudorosa de otro beso que la mirada empaña. De etílico amor se conserva la noche, que al calor de un bar dormita la razón.

De memorias y penumbras quedan los hielos y el vaso. De sabor a whiskey y a un puñado de licor. Todo bien seria llanto, de no ser por el destino que me pone a disposición de tanto alcohol.

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