Y las tardes se tornaron lentas, las mañanas aburridas, la chispa se nos había escapado... Poco a poco nuestras viejas risillas eran cacofonías de olvido, y calambres en la nuca del pasado.
Se nos acababa el tiempo unido, y mis metas eran ya distintas a las tuyas. Dimos el gran paso, y de charlas a gritos de pelea, de abrazos a empujones, todo terminaba...
Dimos vuelta a la hoja, tu buscabas quien cubriera tu necesidad, y yo una nueva fuente de ingresos, de modo de subsistir.
Eramos una mancuerna productiva, pero poco disfrutable, eramos sin duda la necesidad viva de algo más: tú algo más estable y puntual, yo algo me retara y me apasionará cómo lo había hecho al principio.
No de agradable manera comenzaron los cierres, los devuelvememiscosastúlasmías, págame, débeme, quédate, róbame, extraña, pierde, quita, olvida, olvido, olvidemos... avancemos. Y poco a poco y en nuestra última pieza, decidí terminar con tus dudas:
Nos separabamos por que querías, por que ya no eramos afines, por que tú pedías muy poco y yo ganaba sólo suficiente, era la comodidad de la mediocridad andante. Eramos distantes, eramos viajeros a dos de separarse.
Así, así me separé y dije adios a este trabajo.
miércoles, 2 de mayo de 2007
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